EN 1950, durante la Guerra de Corea, la presencia de un asiático en el Cuerpo de Marines de Estados Unidos generaba dudas entre los mismos infantes. Pero Kurt Chew-Een Lee, quien logró ser el primer oficial de ascendencia asiática en ser parte de esa rama de las Fuerzas Armadas, acalló a quienes lo discriminaban racialmente y hoy es reconocido como uno de los héroes más importantes de la Batalla del embalse de Chosin. Pero, además, Lee comenzó su carrera como infante de marina en la Segunda Guerra Mundial y la terminó en la Guerra de Vietnam.
"Ciertamente, nunca tuve miedo. Quizás todos los chinos son fatalistas. Nunca esperé sobrevivir a la guerra. Así que estaba determinado a que mi muerte fuera admirable, espectacular", dijo el comandante Kurt Chew-Een Lee en una entrevista, según la revista Asian Week.
No murió en la guerra, sino que el lunes, en su residencia en Washington, a los 88 años. Lee nació en San Francisco, California, pero se crió en Sacramento. Su padre, Young Lee, originario de Hawai, inmigró al continente norteamericano en busca de mejores oportunidades.
Con sólo 18 años, y en medio de sus estudios en ingeniería, sus ganas por pelear en la Segunda Guerra Mundial llevaron a Lee a unirse en 1944 al Cuerpo de Marines de Estados Unidos. Pero su primera misión estuvo lejos de la guerra. Fue asignado como instructor de idioma en la Escuela de Japonés de los infantes.
Sólo seis años más tarde, a comienzos de la Guerra de Corea, Lee entró al campo de batalla cuando llegó a Inchon, localidad de la actual Corea del Sur, en 1950. El 2 y 3 de noviembre de ese año, las mismas razones que generaron discriminación contra él les salvaron la vida a sus compañeros. En esa ocasión, los marines fueron acorralados por una balacera a manos de fuerzas chinas -que apoyaban a Corea del Norte-, las cuales superaban a los norteamericanos con creces. Dado que los marines no sabían desde dónde venían los ataques del enemigo, Lee actuó y comenzó a disparar al aire, incitando a los chinos a atacar y revelar su escondite. Lee se aventuró hasta llegar a la avanzada del enemigo. Su única arma en ese momento fue exclamar: "No disparen. Soy chino".
Perplejos y confundidos, los chinos no anticiparon a los marines, quienes aprovecharon el momento de distracción y contraatacaron. Aquella táctica le otorgó al asiático-norteamericano la segunda máxima condecoración otorgada por la Marina de EE.UU.: la Cruz de la Armada. Sólo unas semanas después recibió la Estrella de Plata, el cuarto reconocimiento más importante, luego de haber guiado a través del frío a un grupo de infantes para rescatar a marines reprimidos por las fuerzas chinas. En una entrevista con el diario Marine Corps Times, Lee dijo estar orgulloso de haber sido el primer oficial chino-norteamericano en ser parte del Cuerpo de Marines de Estados Unidos. "No era el típico hombre de ojos azules y 1,87 metros. Fue un desafío y lo disfruté", señaló. Pero pese a sus hazañas y a ser un pionero en romper las barreras raciales, de acuerdo a su amigo, Jamie Stevenson, lo que más enorgulleció a Lee fue ser parte de la formación de las nuevas generaciones de marines.