El príncipe Guillermo parte hoy rumbo a las Malvinas para una misión de seis semanas en el marco de su trabajo  de piloto de búsqueda y rescate, en medio de una escalada de tensión entre Reino Unido y  Argentina por la soberanía de esas islas, según publica el diario The Times y que cita la agencia AFP.

El nieto de la reina Isabel II  viajará en un avión de la Fuerza Aérea  Real (RAF, por sus siglas en inglés) que llegará  al aeropuerto malvinense de Mount Pleasant tras 18 horas de vuelo y una breve  escala en la isla británica de ascensión.

Tanto el ministerio de Defensa británico, del que depende la RAF, como la  secretaría del príncipe en el palacio de Saint James declinaron confirmar la  información, limitándose a decir que la misión "de rutina" se llevará a cabo  según lo anunciado "entre febrero y marzo".

Argentina, que reclama la apertura de negociaciones bilaterales sobre la  soberanía de este archipiélago del Atlántico Sur bajo dominación británica  desde 1833, ha calificado el envío del segundo en la línea de sucesión a la Corona de "acto provocativo".

En un comunicado emitido la víspera por la cancillería, el gobierno agregó  que "el pueblo argentino lamenta que el heredero real arribe a suelo patrio con  el uniforme de conquistador y no con la sabiduría del estadista que trabaja al  servicio de la paz y el diálogo entre las naciones".

La movilización del príncipe Guillermo, que según The Times estará  establecido en una base militar situada en las inmediaciones del aeropuerto malvinense, cerca de la capital, se produce semanas del 30 aniversario de la  cruenta guerra que libraron ambos países del 2 de abril al 14 de junio de 1982.

La RAF había anunciado en un escueto comunicado en noviembre que el  príncipe iba a llevar a cabo "un despliegue de rutina" de seis semanas con  otros cuatro pilotos de helicópteros Sea King en el marco de su entrenamiento.

El anuncio de su viaje, que realizará sin su esposa Kate  y durante el  cual no desempeñará ningún "papel ceremonial", se produce al día siguiente de  que el Reino Unido anunciara el envío de un moderno destructor a las Malvinas  para reemplazar a la fragata que patrulla actualmente la zona, que Buenos Aires  denunció como un intento británico de "militarizar el conflicto".