Algunos la recordaban como la Princesa Prometida, de la película de 1987. Otros, como Jenny, el amor eterno de Forrest Gump. Pero a sus 48 años, Robin Wright tiene un papel que no sólo ha revitalizado su carrera, sino que podría hacer que esos dos otros recordados roles sean desplazados de la memoria pop: Claire Underwood, la ambiciosa mujer del político más despiadado de Washington, en House of cards.
Esta noche, Wright podría sumar un nuevo logro a su carrera -en enero pasado se quedó con el Globo de Oro como mejor actriz de una serie dramática por el rol-, ya que compite por el Emmy (la ceremonia se transmitirá en vivo por Warner Channel, a partir de las 20 horas). Para que eso ocurra, debe vencer a Lizzy Caplan (Masters of sex), Kerry Washington (Scandal), Claire Danes (Homeland), Michelle Dockery (Downton Abbey) y a la favorita, Julianna Margulies (The good wife).
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Wright comenzó su carrera como modelo, y luego parecía estar rápidamente destinada a convertirse en estrella. Participó en la teleserie diurna norteamericana Santa Barbara, lo que le valió una nominación y un trofeo en los Emmy del Primetime. Luego saltó a la pantalla grande con La princesa prometida, el recordado éxito de Rob Reiner. En 1992 participó en Juguetes, con Robin Williams, y en el 94 se convirtió en la coprotagonista de Forrest Gump, junto a Tom Hanks. A los 28 años era nominada al Globo de Oro y al Screen Actors Guild.
En 1990 conoció a Sean Penn, en un rodaje, y en 1995 él la dirigió en la cinta Cruzando la oscuridad, junto a Jack Nicholson. En 1996 se casaron y luego tuvieron dos hijos. La carrera de Wright, quien pasó a adoptar el apellido de su marido, continuó llena de trabajo, pero quizás no con el protagonismo que se esperaba de ella tras sus primeros pasos en Hollywood. Moll Flanders, Por amor, Mensaje en una botella, El protegido, El juramento, El detective cantante y Violación de domicilio son algunos de los títulos que ostenta en su currículum hasta el año 2006; Wright, generalmente de hablar suave y delicado, y con gran talento para el drama, era siempre la acompañante.
Los tabloides, y a veces los críticos, dicen que tras el divorcio de 2010, y sin la sombra de su marido, un enorme pero conflictivo actor, Wright volvió a florecer. Después de eso fue que vinieron varios papeles más lucidos para Wright, incluido el de Erika Berger en La chica del dragón tatuado (2011).
Y en 2013 volvió a la pantalla chica, de la mano de los ganadores del Oscar Kevin Spacey y David Fincher, para House of cards, la aplaudida serie original de Netflix. En el drama político, el matrimonio de los Underwood tiene un balance entre cálculo y poder, en donde Wright no sólo es el perfecto complemento de Spacey, sino que se roba los aplausos con su interpretación de la maquinadora pero siempre elegante Claire; una esposa de Washington de temer.
Paralelo a este éxito, la actriz filmó el thriller de suspenso y espionaje El hombre más buscado, el último trabajo de Philip Seymour Hoffman -quien falleció el pasado 2 de febrero por una sobredosis- y que llega a las salas nacionales este jueves. El hombre más buscado se ha convertido en una de las cintas más esperadas del año. Fue presentada a finales de enero de este año en el Festival de Sundance y obtuvo gran éxito de crítica y público.
A estos nuevos aires de carrera, Robin Wright también sumará cambios de vida personal, ya que antes de que termine este año se espera un nuevo matrimonio para la actriz con su novio 14 años menor, el actor Ben Foster.