El 10 de junio de 1944 el reloj de detuvo para siempre en el pequeño poblado francés de Oradour-sur-Glane, ubicado a unos 411 kilómetros al sudoeste de París. Sin que hasta el presente se hayan aclarado las razones, una columna de 120 soldados de la unidad SS "Der Führer" que marchaba en dirección al Atlántico para controlar la invasión aliada en Normandía, se detuvo en este pueblo rural y asesinó a 642 civiles. A 70 años de la que es considerada la mayor masacre de civiles cometida por los nazis en Europa Occidental -de acuerdo con la cadena germana Deutsche Welle (DW)- un alemán octogenario podría sentarse en el banquillo de los acusados por el homicidio de 25 personas y coautoría de otros 617 cometidos ese día en la campiña gala.
Se trata de Werner C. quien tenía 19 años cuando estuvo en Oradour-sur-Glane. El ex nazi (hoy de 89 años) ha reconocido que estuvo ahí, pero niega haber efectuado disparo alguno pues -según señala- realizaba labores de vigilancia. Pero el fiscal Andreas Brendel enfatiza que "aunque el acusado no fue mencionado por los testigos, el análisis de las listas permite deducir que ninguno de los miembros de la unidad de las SS pudo haberse negado a disparar", informó la DW.
De acuerdo con lo señalado por sobrevivientes, pasado el mediodía las personas que estaban en el pueblo fueron reunidas en el mercado local. A los hombres se los llevaron a varios graneros y garajes, mientras que a las mujeres y los niños los encerraron en la iglesia. Al primer grupo lo ultimaron con ametralladoras, para luego quemar los lugares; al segundo intentaron eliminarlo con gas tóxico, pero, al ver que este método era poco efectivo, los soldados comenzaron a disparar y lanzar granadas de mano. La iglesia también sucumbió a las llamas. Tan sólo 52 de las 642 víctimas fueron identificadas, de acuerdo con la revista alemana Der Spiegel.
Hoy la localidad es una ciudad fantasma: las autoridades francesas de la posguerra decidieron dejarla tal cual la abandonaron los nazis, en recuerdo del horror cometidos por el Tercer Reich. En 1946, el pueblo fue declarado Monumento Nacional.
La localidad recibe unos 300.000 turistas al año, según Der Spiegel, que sostiene que los visitantes pueden ver placas recordatorias con fotos de los pobladores masacrados y ataúdes con tapa de vidrio que permiten ver las osamentas.
Si bien en 1953 hubo un juicio por la masacre que finalizo con condenas, luego fue decretada una amnistía. Una nueva Oradour-sur-Glane fue edificada al término de la Segunda Guerra Mundial, pero cerca de las ruinas del pueblo.