El puente de Brooklyn mide 1.825 metros de largo y fue inaugurado en 1883. Uno de los grandes símbolos de Nueva York se erige señorial sobre el río Este y se planeó para unir a Manhattan con Brooklyn. En términos deportivos, hoy también sirve para separar la naciente rivalidad entre los dos equipos de la NBA de la "Gran Manzana".

De un lado están los Knicks. Del otro, los Nets, el vecino que se cambió de lado, que dejó Nueva Jersey y se mudó a un barrio nuevo, con casa nueva e... hinchas nuevos.

Cada uno con su cuento, cada uno con su historia, cada uno con sus cosas, bastante diferentes entre los dos.

La leyenda

El Madison Square Garden es la historia. Entrar al coliseo ubicado en la calle 33 con la Séptima Avenida es chocarse de entrada con la leyenda. Los lienzos que cuelgan del techo le muestran al visitante los hitos que recibió el estadio, inaugurado en ese lugar el 14 de febrero de 1968 (antes estaba en el Madison Park, de allí el nombre).

Y no son pocas las citas que ha recibido. "La pelea del siglo" encabeza el ranking (la victoria de Joe Frazier sobre Muhammad Ali, el 8 de marzo de 1971), aunque en el recinto se anotan, además, los títulos de los Knicks en básquetbol (1970 y 1973) y los Rangers en hockey sobre hielo (1994).

El miércoles cumplirá 45 años y en cada presentación de los Knicks se llena: 19.763 espectadores llegan al lugar para alentar al equipo de "Carmeeeeelo Aaanthonyy", como dice el locutor del estadio cada vez que el 7 (la camiseta más vendida del actual plantel) anota puntos.

Más allá de lo que sucede en la cancha, la gente no se queda quieta, y siempre hay varios que suben y bajan por las 20 escaleras de escape para ir en busca de una hamburguesa con bebida (15 dólares o siete mil pesos el combo), una cerveza (3.500 pesos), un tequila o hasta un whisky.

Y no sólo se disfruta del partido, sino también de los shows previos o en los intermedios. Por cada tiempo solicitado por los técnicos, aparecen diferentes espectáculos. Como las 14 porristas que entretienen con sus saltos y brillan por su belleza. O el concurso de Kia para un hincha que por cada conversión de tres puntos gana 250 dólares (118 mil pesos).

Aunque, sin dudas, el más ovacionado de todos es cuando aparecen dos jóvenes animadores del club con pistolas que disparan camisetas de regalo para los hinchas y mantienen prendida a la gente. La misma que cuando el equipo no le responde, saca a relucir su grito de protesta: "Let's go Rangers" (en aliento al cuadro de hockey).

Desde la primera fila, el director de cine Spike Lee y la actriz Drew Barrymore alientan a un equipo que no gana un título desde hace cuatro décadas, pero que no por eso pierde arrastre.

El novato

El Barclays Center es la modernidad. Ubicado en la avenida Atlantic, en pleno centro de Brooklyn, se comenzó a edificar en 2010 y fue inaugurado en septiembre de 2012.

El estadio tuvo muchos problemas desde el inicio. Primero, por la pelea con los vecinos, que no querían que les instalaran un complejo allí y, luego, para financiar el proyecto. De hecho, la idea nació en 2004, cuando el promotor inmobiliario Bruce Ratner compró los Nets, que en ese momento (y hasta 2012) tuvo la franquicia en Nueva Jersey.

El lugar compite con el Garden. No tiene la historia, pero, como los autos, huele a nuevo. Con una capacidad parecida a su vecino famoso (17.232 personas), tiene comodidades más modernas.

Aunque también los precios en los puestos de comidas son un poco más elevados: el combo de hamburguesa y bebida, que del otro lado valía 15 dólares, acá se eleva a 17,25 (8.100 pesos). Mientras que las cervezas de siete dólares pasan a nueve.

Cuando empieza el partido, se siente el olor a fritura que sale de la gente que sigue el partido.

En el lado este del río, más proletario que Manhattan, el ídolo es Deron Williams y sus camisetas son las que más aparecen en el recinto. Aquí también se diferencian de los Knicks porque el concurso del hincha que emboca triples por 250 dólares lo patrocina Honda y las cheerleaders son menos, una decena.

El seguidor más famoso del club es el rapero Jay-Z, uno de los dueños de la franquicia y quien inauguró el estadio con un recital, hace cinco meses.

Son los vecinos "humildes" de Nueva York. No tienen títulos, los mudaron de barrio después de 35 años, pero le hicieron una casa nueva, que es su gran orgullo.

Una de las pocas cosas que tienen en común es que los dos están en carrera para los playoffs en busca del anillo. Son más las cosas que los separan: la historia, sus estadios y los colores (el azul de los Knicks y el negro de los Nets) y, obviamente, el puente de Brooklyn.