El regreso del teatro de Luis Alberto Heiremans

Dirigida por Alejandro Castillo, una versión de su obra Moscas sobre el mármol (1958) se presenta en el Festival Santiago a Mil.




Luis Alberto Heiremans (1928-1964) fue médico de profesión, pero nunca ejerció. El día que se tituló le regaló el diploma a su madre y de ahí en adelante dedicó su vida a la literatura y al teatro. Perteneció a la generación del 50 y estudió actuación en París, en la London Academy of Dramatic Arts y en el Actor's Studio de Nueva York. A pesar de su prematuro fallecimiento, escribió una decena de piezas influenciadas por la corriente existencialista, donde la presencia de la muerte, la orfandad y la salvación siempre fueron protagonistas.

Su trilogía clave fue El tony chico (1964), El abanderado (1962) y Versos de ciego (1961), estrenadas en el Teatro de la Universidad de Chile y el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica. Su mundo narrativo estuvo marcado por personajes solitarios y seres arruinados, atrapados en sus ambiciones y en las apariencias. El abanderado es la historia de un forajido que roba y mata en un poblado campesino. Creció en un prostíbulo y su madre lo abandonó. Antes de ser juzgado, le leen los cargos y el personaje no es capaz de recordar ni una sola buena acción en su vida. No tiene nombre y tampoco se considera a sí mismo como persona. A su vez, Versos de ciego reúne a seres sencillos que siguen una estrella, peregrinaje que metaforizaba el devenir de una vida. El tony chico transcurre al interior de un circo decadente y pobre, donde llega el payaso Landa, quien en su estadía en la desencantada compañía se encariña con un niño abandonado.

En paralelo, Heiremans se desempeñó como traductor. Adaptó la obra The reclutant debutant, de William Douglas Holmes, que se convirtó en un éxito televisivo bajo el título de Juani en sociedad, con Silvia Piñeiro y Emilio Gaete. También fue autor de ¡Esta señorita Trini!, primera comedia musical chilena, escrita junto a Carmen Barros.

En 1961, el dramaturgo estrenó Moscas sobre el mármol (1958), en Münster, Alemania. La pieza se mantuvo en cartelera durante tres meses, pero en Chile no se presenta hasta 1994.

"Con Tito fuimos muy amigos y siempre me ha hecho falta en la vida. Era un escritor y un ser humano prodigioso", recuerda la actriz Carmen Barros. "La mayoría de sus obras tenían algún elemento mágico o místico, excepto Moscas sobre el mármol, que es más realista. Siempre me gustó ese texto. Aquí hay otra veta tuya, le dije en su época".

La trama de esta obra, que alterna entre una casa de campo de una familia acomodada y una capilla abandonada, es protagonizada por el joven Julián, quien es empujado al suicidio por el fracaso de su matrimonio, por la visita de un amigo de la juventud y por el afecto enfermizo de su madre.

Dirigida por Alejandro Castillo, una nueva versión de Moscas sobre el mármol se presenta en la programación Bicentenario del Festival Santiago a Mil, protagonizada por Gloria Münchmeyer, Luciano Cruz-Coke, Francisco Pérez Bannen, Ingrid Isensee y Aldo Bernales.

A juicio del director, la obra refleja los cambios sociales que vivía Chile a fines de los 50. Sus locaciones, la casona y la capilla en ruinas, simbolizan a la burguesía campesina que entra en decadencia por razones económicas y por la poca flexibilidad para adaptarse a los cambios sociales.

El protagonista, además, le adjudica un gran valor a un pacto de sangre que realizó en el pasado con su amigo Enrique, en contraste con su matrimonio con Teresa. Para el personaje son dos formas distintas de amor: al primero le reconoce perpetuidad, al segundo le adjudica el estatus de una convención que puede disolverse.

UNA VIDA EN EL TEATRO
Heiremans nació el 14 de junio de 1928 en Santiago. Estudió en The Grange School, donde tuvo como compañero a José Donoso y descubrió su vocación de escritor. En 1963, la Fundación Rockefeller le otorgó una beca para estudiar teatro y dictar conferencias en Estados Unidos. En ese país hace conexiones para que algunas de sus obras se presenten en Broadway y descubre los síntomas de la fatal enfermedad que lo aquejaba. En la ducha, se percata de un extraño lunar en la axila, el primero y más evidente síntoma de un cáncer linfático. Se somete a una operación en Nueva York que sólo revela que el cáncer ya estaba ramificado.

Fallece el 25 de octubre de 1964 en Santiago y un par de días después, el 30 de octubre, se estrena en forma póstuma su obra El tony chico, en el escenario del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica. Como homenaje, en 1993 la misma pieza, esta vez protagonizada por Francisco Reyes y Pablo Schwarz, fue escogida para celebrar los 50 años del Teatro UC.

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