Pekín, capital del antiguo "Reino de las Bicicletas", ya cuenta con un museo propio donde se puede disfrutar de la historia de este vehículo de tracción humana, en un momento en el que los expertos advierten de su posible extinción en China.

"Mi sueño se ha hecho realidad", cuenta Wang Mingxi, un hombre de 72 años de edad, que consiguió rendirle tributo a este biciclo con la apertura de la galería.

El comienzo de su pasión se remonta a un día de 1953, en el que se encontraba paseando por la calle y al entrar en una tienda se topó con una bicicleta importada de Reino Unido.

Quizá por ser la primera y la causante de su afición por coleccionar estos vehículos, hoy recuerda perfectamente el precio que pagó por ella. "Me costó 480 yuanes (36.963 pesos) y desde entonces no he parado de coleccionarlas", explica rodeado de fotografías antiguas en las que aparece él junto a sus reliquias.

Obrero de profesión, Wang dice poseer además una gran habilidad para repararlas, por lo que uno de sus pasatiempos consiste en desmontar y montar piezas, que luego vuelve a juntar para construir las bicicletas a su antojo.

"He dedicado todos mis ahorros en ellas y en este momento ya tengo coleccionadas unas 550 de 20 países distintos. La mayoría son de entre 1930 a 1970 y dos o tres del siglo XIX", comenta.

COLECCION
Su selección está compuesta por velocípedos que fue adquiriendo en mercados de segunda mano y en distintas ciudades alrededor de China. La mayoría son británicas y japonesas, pero también hay muchas de los Países Bajos, Tailandia y Malasia.

Comenta con tristeza que es muy necesario que la gente conozca la historia de este vehículo, ya que en China ha sido "un instrumento principal de transporte y hoy en día ha perdido totalmente su importancia".

El gigante asiático, líder mundial en producción y consumo de bicicletas, redujo un 13,2 por ciento la fabricación de éstas en 2009 hasta 76 millones, lo que supuso la mayor caída desde 1996, según la Asociación China de Bicicletas.

Este hecho resulta totalmente inverosímil para Wang, quien insiste que "el automóvil gasta mucha gasolina y contamina, mientras que la bici es barata, no contamina y además te mantiene en forma porque haces mucho ejercicio".

CUMBRE

La prensa local apunta que la bicicleta, después de haber sido marginada en la última década en favor del automóvil, empezó a ponerse de moda otra vez desde la Cumbre del Cambio Climático celebrada en Copenhague el pasado mes de diciembre.

Pero lo cierto es que este tradicional modo de transporte, además de competir con el aumento del parque automovilístico también tiene que rivalizar con "la bicicleta eléctrica", que desde hace unos años se está imponiendo con fuerza en el mercado chino.

Con más de 140 millones de estos vehículos en las calles del país, su popularidad va en aumento y en 2009 creció un 8,2 por ciento su fabricación hasta alcanzar los 23,69 millones de unidades.

El experto estadounidense Anthony Siracusa, que ha dedicado ocho años a estudiar la situación de las dos ruedas en todo el mundo, subrayó recientemente durante su visita a este país "que la bicicleta todavía no está extinguida, pero diría que es una de las especies en peligro de extinción en el entorno urbano chino".

Sin embargo, Wang no pierde la esperanza y asegura que "este objeto artesanal y libre de cualquier elemento contaminante volverá a implantarse en unos 10 años en la ciudad debido a los problemas de tráfico que existen" en las planas calles de la capital china.

Y a la espera de que esto suceda, el coleccionista de bicicletas abre cada día las puertas de su museo con el objetivo, la esperanza y el deseo de que la gente conozca la historia de un vehículo que tanto predominio tuvo frente a los automóviles durante la época maoísta.