Este 2009 quedará marcado en la bitácora de Sudamericana de Vapores, controlada por el grupo Claro, como uno de los años más difíciles de su historia. Un año en que las turbulencias del mundo, de su negocio en particular y de su propia situación económica, la obligaron a aplicar un importante plan de reestructuración financiera -por US$ 700 millones-, cuya última fase está a punto de partir.

La fecha: el próximo 19 de diciembre, día en que, en junta extraordinaria, los actuales dueños deberán aprobar un aumento de capital por US$ 360 millones, el que cambiará de alguna forma la correlación de poderes al interior de la compañía. Esto, porque la operación significará que un grupo de armadores internacionales, a los que la firma adeuda sobre US$ 600 millones por concepto de compra y arriendo de naves, recibirá una parte de la propiedad de la empresa y se transformará en el segundo mayor accionista, con un porcentaje que aún no se informa, pero que estará cercano al 18%, estiman altos ejecutivos ligados a la operación.

A la cabeza de los nuevos socios estará el empresario alemán Jochen Döhle -el mayor dueño de naves de Europa-, quien tiene más del 50% de las acreencias que Sudamericana mantenía con armadores. En medio de una crisis originada por la caída de los fletes marítimos y por su alto nivel de endeudamiento, la solución de la operadora chilena, tras un largo período de negociaciones, fue saldar sus obligaciones con sus acreedores, por la vía de capitalizar sus deudas.

Por eso, el aumento de capital va dirigido íntegramente a ellos. "Como las acciones se van a ofrecer a unos $ 626 cada una -por sobre los $ 355 que hoy cuestan-, es muy difícil que los socios actuales suscriban, aunque legalmente les corresponde la primera opción. Por eso, la capitalización debiera ser pagada en un 100% por los acreedores", explica un director.

DOS DIRECTORES
El alcance de este proceso, en todo caso, es mayor. Ya instalados en la propiedad de la Sudamericana -cuyo valor en Bolsa llega a los US$ 937 millones, y donde las AFP tienen cerca de 5%-, los armadores podrán hacer valer su nueva posición y participar, por primera vez, de la gestión de la sociedad. Por eso, confidencian cercanos, ya comenzaron a mover sus piezas para sentar en el directorio a sus representantes.

Pese a que en primera instancia se pensó que podrían nombrar un solo director -de un total de 11-, con el 18% de la propiedad ya se habla de que podrán colocar a dos hombres de confianza, visión que es compartida en círculos de los armadores y en el propio grupo Claro, que tiene poco más de 48% del capital. Nombres posibles: Ricardo de Tezanos Pinto, ex gerente general de la naviera y actual administrador del Fondo Magallanes, que controla Telemercados Europa, y el propio Jochen Döhle, quien es el  principal aportante de dicho fondo. "El negocio de Döhle no es la operación naviera. El es un armador. Sin embargo, en este caso le interesa seguir de cerca su inversión y que se escuche su opinión. Mal que mal, tiene comprometido mucho dinero en la empresa", dice un colaborador.

En el directorio, el grupo que comanda Döhle no estará solo. Conocida es su cercanía con Christoph Schiess, socio y director de la firma, por lo que cercanos al inversionista alemán no descartan que éste busque algún tipo de "alianza" con el dueño de Termas de Puyehue. "Entre ellos hay una gran sintonía. No es descabellado pensar que sea así", opina un conocido de ambos. En el directorio, en todo caso, la mayoría la seguirá teniendo el grupo Claro, con Jaime Claro -hermano del fallecido Ricardo Claro- en la presidencia y Arturo Claro en la vicepresidencia.

TODAVÍA UN DURO CAMINO
Döhle quiere tener injerencia en Sudamericana y monitorear su desarrollo postcrisis. El mismo ha sido muy golpeado en su propio negocio, el de armadores, una industria que seguirá en terreno difícil "en 2010, por un tiempo que va más allá de la crisis financiera", dice un empresario. Para el año entrante, además, se prevé una sobreoferta de naves a nivel mundial, por la entrada de buques que fueron encargados antes que comenzaran las turbulencias. A eso se suma el que "hoy existe en el mundo cerca de 10% de la flota amarrada, o sin usar, debido a las malas tarifas", agrega un alto ejecutivo. La propia Sudamericana reestructuró su plan de construcción de cuatro naves por US$ 644 millones, reduciendo la inversión y tamaño de los buques y ampliando los plazos de entrega hasta 2012.