Antes de la explosión global del reggaeton; antes de que éste fuera rebautizado como música urbana; antes de la Gasolina y El señor de la noche, estaba Tempo, el ídolo puertorriqueño que influenció a toda a una generación, desapareció por más de una década y revivió hace casi un año exacto. Fue el 17 de mayo de 2014, en el Coliseo José Agrelot de San Juan, donde ocho mil personas vieron a David Sánchez Badillo aparecer en el escenario junto a un numeroso coro de jóvenes, luciendo un overol de color naranjo, similar al que tuvo que usar durante once años en diversas cárceles estadounidenses, y que luego se quitó para comenzar a cantar el tema Amén. Fue el momento exacto del renacer artístico del que para muchos es uno de los próceres del género que se ha impuesto en el continente durante este siglo.

"Yo fui uno de los que estuvo desde el principio y eso me llena de mucho orgullo. A mí no me gusta hacer alarde pero la fanaticada me ha otorgado ese sitial ", asegura el cantante boricua a La Tercera, antes de su primer show en solitario en Chile, fijado para el próximo sábado 13 de junio en el teatro Caupolicán. Un esperado debut en el país -donde ostenta dos fan clubs- que se enmarca en su primera gira regional tras su salida de prisión, donde estuvo desde 2002 cumpliendo condena por distribución de drogas y posesión ilegal de armas.

"El gobierno federal me acaba de otorgar el permiso de viaje, entonces estamos enfocados en la gira, para que la gente me pueda ver. Porque imagínate, tanto tiempo ausente...", explica Tempo, quien en la última edición del Festival de Viña acompañó en un tema a su compatriota Yandel, y que ahora, para su debut formal en el país, promete "sorpresas y efectos especiales", además de los éxitos de sus primeros discos, Game over (1999)  y New game (2000), que rompieron récords de ventas en su país y que lo ubicaron a la vanguardia del incipiente fenómeno del reggaeton, junto a nombres como Baby Rasta & Gringo.

Música del 2070

Los once años que Sánchez pasó tras las rejas no fueron del todo perdidos. Estando en prisión lanzó Free tempo (2009), uno de los discos más vendidos en la historia del género, nominado a un Latin Grammy. Además, estrechó lazos con colegas como Don Omar y Daddy Yankee, los que impulsaron la campaña para su liberación. "Son cosas que siguen intactas. Yo estoy muy agradecido con ellos porque esto va mucho más allá de la música, ellos no son mis amigos, son mis hermanos", dice.

En todo este tiempo, eso sí, Sánchez ha visto algunos cambios en la industria que forjó. "Ahora sólo un 10 por ciento de los artistas están haciendo música con amor. Esto se ha convertido en un negocio y ha perdido su esencia", asegura el cantante, quien ya trabaja en un nuevo álbum de estudio, Freedom. "La música que hicimos hace 15 años se escucha hoy, y lo que buscamos ahora es dejar clásicos que suenen hasta el 2070", adelanta.