Los hábitos -tan comunes en los bebés- de chuparse el dedo, succionar el chupete y tomar del biberón podrían afectar el desarrollo del habla del niño si se llevan a cabo durante mucho tiempo.

Ésta es la conclusión de un estudio realizado en Chile que aparece publicado en la revista médica BMC Pediatrics.

Los investigadores de la Corporación de Rehabilitación Club de Leones Cruz del Sur en colaboración con investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, estudiaron a un grupo de 128 niños de entre 3 y 5 años.

Descubrieron que los niños que tenían algunos de estos hábitos de forma persistente mostraron un mayor riesgo de trastornos del habla en edad preescolar.

Por ejemplo, dificultades para pronunciar ciertos sonidos de palabras o para simplificar su pronunciación.

EVITAR EL HÁBITO
Durante el estudio, los investigadores reunieron información de los padres sobre las conductas de alimentación y hábitos de succión durante la infancia del niño y evaluaron su capacidad de habla.

Nuestra hipótesis es que al chuparse el dedo, el chupete o el biberón, el niño no ejercita todos los músculos de la cavidad oral. Y como sólo está utilizando ciertos músculos no alcanza a desarrollar la musculatura necesaria para la capacidad del habla.

"Descubrimos que los niños que se chupaban el dedo mostraban tres veces más riesgo de desarrollar un trastorno del habla" explicó a la BBC el doctor Juan Carlos Vélez González, quien dirigió la investigación en Chile.

"Por eso es muy importante que los padres eviten que los niños adquieran este hábito".

"Y lo mismo ocurre con el uso del chupete, que si se usa durante más de tres años puede conducir al desarrollo de trastornos del habla" agrega.

Los científicos descubrieron también que al retrasar la toma de biberón hasta que el bebé tuviera al menos 9 meses podía reducirse el riesgo de desarrollar estos trastornos en el futuro.

Tal como explica el doctor Vélez, el estudio sugiere que si el bebé extiende el hábito de succionar a actividades no relacionadas con el amamantamiento puede tener efectos perjudiciales en el desarrollo del habla del infante.

EJERCICIO MUSCULAR
"Nuestra hipótesis es que al chuparse el dedo, el chupete o el biberón, el niño no ejercita todos los músculos de la cavidad oral" dice el científico.

"Y como sólo está utilizando ciertos músculos no alcanza a desarrollar la musculatura necesaria para la capacidad del habla", agrega.

"Por eso nuestra recomendación es evitar el bebé se chupe el dedo o que succione el chupete".

"Pero ciertamente lo que nos gustaría lograr es que las madres amamantaran a sus bebés durante un tiempo más largo y no introduzcan el biberón antes de que el bebé cumpla 9 meses".

"Porque creemos que el amamantamiento es la mejor forma de que el bebé ejercite todos los músculos de la boca, cara y la lengua para lograr una mejor capacidad de habla", expresa el investigador.

Otros estudios en el pasado llevados a cabo por otros científicos han revelado que el amamantamiento podría ser beneficioso en el desarrollo de la respiración coordinada, el acto de tragar y la articulación del habla.