Martín Lasarte tiene plena consciencia de que su renovación de contrato, que debe ratificarse en mayo próximo, es por ahora una utopía. Más todavía por la casi segura eliminación en la Copa Libertadores tras la derrota ante The Strongest en La Paz.
Independientemente del buen semestre anterior, en el que incluso alcanzó el título del Torneo de Apertura 2014-2015, el paupérrimo rendimiento del equipo en los primeros tres meses de este año habrían sentenciado la suerte de Machete al frente de la U y, tras finalizar la presente campaña dejaría la dirección técnica del cuadro azul.
No obstante, la intención del adiestador charrúa ha sido, en los buenos y malos momentos, cuidar la integridad del camarín que, durante este año fundamentalmente, no ha sabido devolverle la mano de manera adecuada.
Una serie de disputas internas tienen fracturado al camarín laico -algunas de las cuales se vieron exacerbadas luego de la derrota frente a Colo Colo- y, más allá de las buenas intenciones y palabras de unidad que el equipo ha intentado manifestar públicamente, el cuidado que ha tenido el montevideano contrasta con la actitud de sus dirigidos.
Cuando Johnny Herrera, por ejemplo, antes del partido frente a Audax Italiano asistió a un matrimonio hasta avanzadas horas de la madrugada, el DT salió de inmediato al paso de las especulaciones y confirmó que el meta se encontraba con permiso en la celebración.
Lo propio hizo con Cristian Suárez, quien se ausentó de una práctica antes del compromiso con los itálicos, así como defendió a Gustavo Canales cuando se conocieron los reparos de algunos miembros del directorio por su alto sueldo y su bajo rendimiento.
La actitud del técnico ha sido siempre la misma: bajarle el perfil a situaciones que podrían afectar la tranquilidad del grupo para intentar enfocarse en lo deportivo.
Sin embargo, hasta ahora, nada de eso ha ocurrido. El equipo sigue sin responderle al DT de la manera que él espera y las situaciones que enrarecen el ambiente se siguen sucediendo.
La madrugada del domingo, luego de la derrota en el Superclásico, el propio Suárez, quien está recuperándose de una operación de meniscos, se vio involucrado en un confuso incidente al recibir un botellazo en la cabeza en un club nocturno ubicado en la ruta que une Los Andes con San Felipe.
El rol paternal de Lasarte no ha surtido mucho efecto. Y tras la derrota por goleada sufrida anoche ante The Strongest, su crédito parece haber terminado de agotarse.