A Alonso González, cantante y líder de la banda Santa Feria, le genera algo de picor la palabra "artista": "No me gusta, eso queda para gente como Ricky Martin. Uno es un simple músico no más que trata de pasarlo bien en el escenario". Pero, a partir de esta temporada, González y su conjunto exhibirán un vínculo en común con la superestrella puertorriqueña.
Bajo las mismas ansias de masividad, una de las agrupaciones de cumbia más populares de esta década se presentará en Movistar Arena, ese hábitat frecuente para astros como Martin, pero consagratorio para gran parte del circuito local. Será el viernes 5 de agosto, como una manera de celebrar la primera década de trayectoria del grupo y que tendrá a Bersuit Vergarabat como convidados ilustres.
Con ese plan en su agenda inmediata, el vocalista prefiere rotular la aventura con otro concepto que sí le acomoda: "Encuentro que hacer un show así es algo súper engreído de nuestra parte", asegura, en una definición algo arrojada e incorrecta, pero apegada a lo real. Santa Feria se transformará en la primera banda que salta del circuito más subterráneo de la capital a uno de los mayores recintos del país, lejos del oficialismo que marcó el mismo logro en otros artistas, como Los Bunkers, Manuel García, Myriam Hernández o Nano Stern. Quizás el ejemplo del dúo Los Vásquez -debutantes en el reducto de Parque O'Higgins en diciembre- es el único que se asemeja.
Por lo demás, son los primeros embajadores de la nueva cumbia chilena en asestar tal victoria, quizás como una forma de representar a un movimiento de explosivo arrastre en los años recientes, capaz de modernizar el sonido tropical más clásico con brochazos de rock, punk, música andina, cumbia villera, actitud desafiante y una hinchada que opera como cofradía, y que tiene en Chico Trujillo, Villa Cariño, Combo Ginebra, Guachupé y La Combo Tortuga, entre otros, a sus mayores difusores.
"Es un orgullo, porque define mucho de lo que está pasando con este fenómeno, con lo unido que muchas veces somos y, sobre todo, en cómo hemos llegado a la gente: con letras cotidianas o románticas que reflejan al ciudadano común, pero también con ritmos más rockeros y más latinos", describe el hombre también conocido como "Pollo" González.
Y pese a que hay méritos generacionales, también se trata de un triunfo propio. Iniciados a mediados de los 2000, Santa Feria hizo el trabajo de hormiga con una frecuencia de presentaciones que hasta hoy se mantiene en tres a cuatro por fin de semana, en espacios tan diversos como bares o centros de evento y, sobre todo, en los ambientes naturales del género, como el galpón Víctor Jara o la Fonda Permanente. "Tocar en lugares así nos ayudó mucho, porque creamos un lazo más cercano con la gente. Fue un aprendizaje, yo me subía hasta borracho a cantar a algunos shows, se me olvidaba la letra y todo, pero hoy el profesionalismo es mayor. Trato incluso de no trasnochar", acota el músico.
Como consecuencia, la agrupación cuenta hoy con poco más de 30 mil seguidores en Twitter e Instagram, y una sólida rotación en emisoras consagradas al cancionero bailable. En todas esas vitrinas, se les encasilla bajo el etiquetado de "cumbia casera": algo así como una propuesta que alude a las ferias de todo el mundo, donde el público es tratado como "caserito", en clara sincronía con el nombre del colectivo. Una fórmula extendida en dos álbumes -Le traigo cumbia (2011) y Lo que va a pasar (2013)- y que ha desenfundado tanto hits de acento crítico y social (Don Satán, Sákate 1), como otros más románticos (Negra cumbiambera, Asociégate cachorra).
"Estamos muertos de nervio, pero creo que hemos actuado con intuición al elegir al Arena como nuestra próxima meta", revela González. De hecho, antes de mirar hacia ese sitio, pensaron en teatros como el Cariola o el Caupolicán. "Pero eran lugares que no se acomodaban a nuestros requerimientos más técnicos. Así que nos propusimos de una el sueño de llenar el Movistar, tenemos confianza en hacerlo, y con precios bastante populares", promete el intérprete.