El 24 de abril de 1980, las puertas de la capilla del hospital "La Divina Providencia", en San Salvador, estaban abiertas. Oscar Romero, por entonces arzobispo de El Salvador, se encontraba en medio del altar celebrando una misa. En eso, un auto pasó lentamente por afuera de la iglesia  y desde el asiento trasero un hombre sacó una pistola calibre 22 y apuntó hacia el interior. El disparo llegó directamente al pecho de Romero. Algunos dicen que él habría visto a su asesino minutos antes de morir.

La identidad del autor del disparo aún se desconoce. Sin embargo, en 1993 una comisión de Naciones Unidas determinó que el autor intelectual fue Roberto D'Aubuisson Arrieta, fundador de los grupos de ultraderecha escuadrones de la muerte y de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), actualmente el principal partido de oposición. D'Aubuisson murió en 1992 sin ser sometido a juicio.

Han pasado 35 años desde el asesinato y hoy El Salvador recibirá a unas 300 mil personas para su beatificación. Además de obispos, sacerdotes y delegaciones de Brasil, Colombia, Estados Unidos, Italia, entre otros, y miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA). Además, asistirá el vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.

A las 10.00 los asistentes escucharán al cardenal italiano Angelo Amato, enviado especial del Papa Francisco y posteriormente, peregrinarán hasta la Catedral Metropolitana, donde reposan los restos de Romero. La ceremonia será en la plaza "Salvador del Mundo", lugar que tuvo gran importancia en la vida del arzobispo.

Figura polémica

En 1977, el sacerdote Rutilio Grande, amigo de Romero, fue asesinado a manos de un comando de la Guardia Nacional junto a dos feligreses. Esto provocó que las prédicas del arzobispo se tornaran críticas al gobierno, denunciando violaciones a los DD.HH. Todo, en un país políticamente muy tenso, previo a la guerra civil. Esto lo transformó en una figura controvertida. Según The Associated Press, Romero "era un hombre de origen humilde, que consagró su vida a la Iglesia en un período turbulento. Una figura del establishment, amigo de la elite y las Fuerzas Armadas, que la realidad de un país pobre, corrupto y violento lo llevó a optar por defender a los pobres".

En 1990, se inició el proceso de canonización y siete años más tarde se aceptó la causa. En febrero fue reconocido como mártir, ya que según la Iglesia su asesinato es considerado un acto de "odio a la fe".

Según dijo en marzo el obispo Vincenzo Paglia, encargado de la causa en el Vaticano, el proceso fue extremadamente lento. "Me encontré con dificultades inesperadas, con objeciones muy ásperas, hasta con exhortaciones a dejar el tema. Todo parecía decirme:  es imposible", contó al diario salvadoreño Prensa Gráfica.