Jorge Sampaoli (Casilda, Argentina, 55 años), se deja descubrir. Han pasado dos años desde la última vez que se animó a conceder una entrevista a La Tercera. No establece condiciones previas. No se molesta con ninguna pregunta. Responde a todas con naturalidad, sin modificar el tono. No mira el reloj. De vez en cuando hasta sonríe. La conversación se produce antes de que cambie su decisión de concentrar a La Roja en Europa los días previos a la Copa América y de que facilite la primera prelista para dicho torneo con futbolistas del medio local.
¿Por qué se siente más a gusto frente a la prensa extranjera? ¿Interés por promocionarse, comodidad por la pregunta o desprecio por el medio chileno?
No me siento más ni menos cómodo con nadie. Simplemente hago trascender lo que es la selección chilena cuando vamos de gira por Europa. Atiendo a medios que no tienen la oportunidad de entrevistarnos en América. No es comodidad. Y no creo que la promoción mediática genere un puesto laboral. No lo hago con esa intención. La única chance de conseguir un trabajo es por logros deportivos. Si no hablamos más con la prensa local es por la cantidad de trabajo. Pero mi expectativa no está en convencer a nadie a través de esas entrevistas.
¿Por qué se empeña en esas entrevistas en que parezca que se quiere ir?
Eso es una sensación suya. No es la mía. Me preguntan qué pienso de mi futuro y pienso lo mejor. Pero que la prensa europea esté pendiente de lo que yo haga, tiene que ver con mi trabajo con Chile. Mi valor agregado tiene que ver con el fútbol chileno. Todo llegará en su momento de acuerdo a lo que haga donde estoy hoy, un lugar que me tiene totalmente obsesionado y vinculado para hacer una gran Copa América.
No quiere promocionarse en Europa, pero su idea era concentrar a Chile ahí.
Porque para nosotros es fundamental que la concentración sea hermética. Ir allí nos alejaría de un montón de aspectos, visitas, amigos... La mayoría de nuestros jugadores está fuera todo el año y en Chile la gente se los arrima. Otra razón es el clima. Europa nos permitiría trabajar en doble horario sin inconvenientes como la lluvia. Queremos aprovechar los diez días de manera intensa a través de charlas, preparación, doble turno... Todo lo que implica llegar con la mejor información a la Copa. Empezar el torneo con todo muy claro.
Lo raro es buscar verano para preparar un torneo de invierno.
Sí, pero necesito tranquilidad, seguridad, campos buenos para tener a los jugadores cerca del hotel, comodidad. Una estructura que hoy Pinto Durán no tiene. Es chico. Acá, hasta que se logre un predio nuevo, se hace incómodo tener al jugador. Sabemos que vamos a jugar en invierno, pero necesitamos corregir el funcionamiento colectivo. Y eso es más fácil en lugares amenos que trabajando bajo la lluvia. [Días después de la entrevista, Sampaoli optó por no concentrar al equipo en Europa y llevarlo a Rancagua]
¿Temer que el jugador se desconcentre en Chile no es desconfiar de su profesionalismo?
No. Es facilitarle la concentración. Porque no depende de ellos. Se les van a arrimar familiares, gente. Tomamos la decisión de llevarlos a un lugar donde los vamos a tener para nosotros solos.
Y como la ANFP se lo consiente todo...
La ANFP cree en nuestro trabajo. No es que me consienta todo. Creo que la ANFP confía en la metodología, en la seriedad de lo que hacemos. Todo lo planificamos, lo mostramos, lo explicamos y la ANFP decide. Si la ANFP dice, "no Jorge, esto no está fundamentado", obviamente obedecemos su decisión. Son los jefes.
¿Es usted el terror de los entrenadores de clubes?
Normalmente, el seleccionador, por los calendarios, siempre atenta contra el entrenador de club. Por la gran cantidad de partidos que se juegan, los futbolistas llegan a la selección, entrenan de otra manera... La exigencia de nuestros partidos... Y luego vuelven a sus clubes y tardan en adaptarse de nuevo a la metodología. Pasa en todos lados.
¿El Sampaoli entrenador se llevaría mal con el Sampaoli seleccionador?
Sí, se llevaría mal. O pelearía por mi club. Como lo peleé en su día. Hay una realidad: los calendarios se superponen y siempre alguien sale perjudicado. Sin mala intención. Es la realidad. Los jugadores vienen de una manera o de otra; jugando o no. Aquí entrenan de otra forma y tratan de tener un chip distinto al de sus equipos. Ahí se va transformando toda la metodología del club a la selección, y después a la inversa. Normalmente hay un síndrome que perjudica a unos u otros.
Y en su caso, se traduce en que se le lesionan todos. O muchos. ¿No debería revisar su metodología?
Pero mire, no se lesionan tantos. Es bueno aclarar la estadística. Se hace mucho hincapié en las lesiones, pero yo no puedo amoldarme a los demás. Recibo jugadores de Colo Colo, de la U... No me puedo acomodar a la metodología de 11 clubes distintos. Debo evaluar cómo llegan, pero por el corto tiempo de preparación, no sería lógico estar delante de una selección si no puedo entrenar lo que necesita. Sería una irresponsabilidad por mi parte.
¿Cómo es su relación con los entrenadores de clubes? A Tapia le molestó que usted se quedara con Valdés lesionado.
No, no, no. Yo hablé con Tapia y no hay molestia. Nosotros cuidamos a Valdés. Quería jugar contra Irán y nosotros no se lo permitimos. Porque indudablemente corría un riesgo para Colo Colo, con lo que se estaba jugando. Valdés podía perderse el torneo, y jugaba con Cobresal ese viernes y luego la Libertadores. El jugador siempre quiere jugar y más con la selección. Yo llamé después a Tapia para contarle bien cómo había sido todo y para que se quedara tranquilo, que el jugador llegaba en óptimas condiciones para enfrentarse a Cobresal. Y así fue, jugó los 90 minutos.
¿De esa conversación con Tapia procede el trato especial prometido a Paredes?
Todos los jugadores son distintos. Hay que hacer una evaluación de cómo llegan y sus posibilidades para estar. Y una vez que están, ver qué nos ha ocurrido en el pasado para tratar de solucionarlo en el futuro. Hay que tratar de que Paredes llegue al cien por cien. Y no podemos generalizar la preparación física; hay un historial que nos indica qué metodología usar con aquel jugador más sensible a la lesión que otro.
Paredes no entrena en Colo Colo, prioriza jugar. Y a usted le gustan los entrenamientos a full...
Nuestros entrenamientos son intensos, cortos. Cuando trabajamos a doble horario, no son más de 30 minutos por jugador y sesión. Relacionado con lo que usted menciona, si Paredes no tiene la preparación adecuada, es complicado que esté con nosotros. Pero vamos a evaluar un montón de aspectos para decidir qué jugadores serán de la lista de 23.
¿Con el entrenador del Juventus habló también por Vidal?
Sí, bastante. Vidal está corriendo más que antes, puliendo lo que estaba necesitando. Vamos a recibir a un Vidal mucho mejor que el de la actualidad. Crece partido a partido, mejora su forma.
¿No le importó poner en peligro su carrera? Los médicos sostienen que en el Mundial ese riesgo se corrió.
Lo desconozco. Vidal se puso al servicio de la Selección y nuestros médicos y fisioterapeutas nos dijeron que su rodilla estaba intacta. Había condicionantes externos, molestias, que no tenían que ver con su rodilla, sino con la inactividad y con los tendones. Algo secundario. Pero era imposible sacar a Vidal de la Copa del Mundo. Imposible. Como también fue imposible sacar a Medel con ocho milímetos de desgarro. Son jugadores que continuamente piden ser parte de la selección. Es muy fácil correrse, decir "yo no arriesgo mi carrera, que juegue otro". Éstos son deportistas que dan ejemplo de cómo ponerse debajo de una bandera.
No sólo piden jugar siempre, también exigen acompañantes. ¿Ahí también se deja influir?
No.
¿Y con Valdivia? Lo pidieron los jugadores y volvió.
Sí, pero fue una casualidad. No nos guiamos por lo que nos digan. El entrenador debe ocupar el lugar que le corresponde y el jugador el suyo. No cedemos ni escuchamos. No creo que ningún jugador tenga derecho a opinar sobre una convocatoria.
Pero sí parece que hay galones o tratos de favor. Claudio Bravo sí se pudo ausentar de una convocatoria por intereses particulares.
Como iba a atajar Herrera el segundo partido, y Bravo se estaba jugando su puesto en Barcelona, lo dejamos ir. Es sentido común, no trato de favor. Estaba jugándose un lugar con otro arquero y, para tenerlo sentado en el segundo partido, el sentido común nos dijo que lo más importante para él y el futuro de la selección es que mantuviera la titularidad en su club. Entonces lo mandamos de vuelta. Lo decidimos no porque fuera el capitán. A nosotros nos conviene que los seleccionados jueguen en su club.
¿Le reprochó a Medel su pisotón a Neymar o mira para otro lado?
Nosotros hablamos todo. Chile comete muy pocas faltas y cuando las comete, las padece. Cada falta es una tortura. Nos pasó con Uruguay. El balón parado es un aspecto donde, porque físicamente los rivales son más grandes, nos hacen sentir. Tratamos de ser un equipo que no haga faltas y que controle el juego para evitarlas. Son situaciones que tratamos de corregir y evitar, y que hablamos con los jugadores. Aunque no los tenemos, existe la posibilidad de mandarles información, de hablar por teléfono, por Skype, de estar encima para que más allá de que sus obligaciones con los clubes son diarias, podamos insertarnos.
Lo de Medel le molestó entonces sólo por fútbol, no por ética.
Claro, por fútbol. La ética corresponde a cada uno. Gary es impulsivo, no malintencionado. Nosotros pensamos en lo futbolístico, nos volcamos en eso. Es una acción que se podía evitar porque generaba una falta. Y la conciencia de que una falta nos puede perjudicar es lo que estamos insertando en el jugador continuamente.
Pero esa debilidad a pelota parada es voluntaria. Podría citar defensas más altos, que los hay.
Sí, podría ser más alta la defensa. Pero si es más alta, tendría menos capacidad de salida. Y entre "éste no tiene altura, pero juega muy bien con los pies y éste es muy alto, pero no juega tan bien con los pies", nosotros elegimos siempre lo primero. Protagonizar tiene que ver con el inicio. Si no tenemos un buen inicio, vamos a tener que disputar el protagonismo con lanzamientos largos. Y tampoco tenemos delanteros grandotes que puedan pelear esos balones. Preferimos tener jugadores que tengan buen pie. Y si para eso tenemos que tirar volantes atrás, los tiramos. Porque necesitamos una muy buena salida.
¿Qué es más importante el compromiso o el talento?
El talento comprometido, que es lo más difícil. Hoy en el fútbol mundial no hay tanto talento, cada vez menos. Se va perdiendo. Entonces el compromiso se hace más necesario. Y también hay que estimularlo, porque el fútbol se aleja del amateurismo, de la adolescencia. Antes éramos mucho más comprometidos con los colores, con la camiseta. Ahora hay otras cosas. Y comprometer a un jugador que tiene mucha plata es muy complicado. Pero a lo mejor a nosotros nos pasa menos. Tenemos un grupo muy comprometido. Si al talento encima lo comprometes, el éxito está asegurado. Me acuerdo de Maradona en el 90: el mejor del mundo jugando con un tobillo siete veces más hinchado de lo que se podía, todos los partidos infiltrándose sobre infilitraciones. Como Medel en el Mundial. Eso lo recontravaloro. Sin pensar en él, en una sociedad totalmente individualista, pensó en su selección. Eso para mí es grandioso.
¿Por qué mintió con lo de los extranjeros en la Roja? Culpó a la prensa de la xenofobia, pero estaba en el camarín.
Yo en ningún momento mentí. Yo lo que estoy hablando con usted me nace naturalmente. Nunca miento, digo lo que siento. En su momento dije, y lo reitero, que Chile necesita potenciar su cantidad de futbolistas de elite. Y si hay jugadores por el mundo con sangre chilena con posibilidad de jugar en la selección, voy por ellos. Como Rodríguez, que si hubiera estado en mi proceso, estaría jugando por Chile y no por Suiza. O habría peleado por él. Como peleé por Zárate, que al final no se dio. Y seguiré peleando por traer a los mejores futbolistas que tengan sangre chilena. Tampoco puedo convencer a otro de que piense como yo. Pero hoy me toca tomar decisiones a mí. Y mi decisión tiene que ver con eso. No me resultó, porque los jugadores a los que estamos siguiendo no están rindiendo en su equipo y otros no quisieron.
¿Además de Zárate, quién?
No les voy a dar nombres, pero muchos. Pero siempre teniendo como referencia que para mí la nacionalidad en una selección tiene que ver con la sangre. A lo mejor otro dice, 'no, si jugó cinco años acá'. Hay jugadores argentinos que están nacionalizados chilenos y a lo mejor no tiene familiares directos. Y hay quien pensó que eso es útil. Yo si busco uno, es porque tiene algún familiar, un papá o mamá chileno, que le permita la elección. De otra forma no se me ocurriría.
¿Y entonces Canales?
No, pero bueno, Canales estaba a disposición. No es que discrimine la posibilidad de convocarlo, porque ya fue convocado. En ese sentido, su carné de identidad dice que es chileno. Pero en mi búsqueda actual hacia una posibilidad futura tiene que ver con ese concepto que le digo.
¿No debió enterarse antes de que Zárate le iba a decir que no?
Tuve un montón de conversaciones con Zárate. Él fue el que cambió. En un minuto me dijo que sí. Después tomó la decisión porque se enteró… Tuvo mucho temor a lo que se decía. Se asustó. O entendió también que estaba faltando al respeto a sus amigos. Fue todo un tema. No es que pase un gran momento ahora, pero veíamos en él un potencial en el uno contra uno, en sacarse a un jugador de encima, en talento… Yo no le tengo miedo a la inserción. Cuando llegué, parecía que Herrera no podía estar aquí. Y a la semana estaba integrado. Es muy importante que no haya lucha de egos, que en el futbolista es muy natural. Quiero tener las mayores posibilidades para que Chile gane algo. Este país a mí me dio la posibilidad de ser reconocido a nivel internacional, y quiero devolverlo de la mejor forma. Y entiendo que seré juzgado si no logro las expectativas que la gente o el hincha quiere.
Expectativas que pasan por ganar la Copa América. ¿Es consciente de que todo lo que no sea ganar será considerado fracaso?
Sí. Entiendo que la gente pensará así. Pero yo no puedo asegurar eso. Primero voy a luchar por pasar de grupo. Nos tocó uno complicadísimo. Y hay selecciones con jugadores increíbles. Uno cuando se despierta el lunes y mira los goles del mundo, ve gran diferencia entre los goles argentinos, brasileños, colombianos y los nuestros.
Chile sabe anular a los rivales, lo ha demostrado. ¿Cuándo los atacará?
Eso es un paso. El último partido con Brasil fue el mejor de todos. Tuvimos el 68% de posesión, lo protagonizamos, Brasil nos esperó para contragolpear. Pero bueno, hay que dar un pasito más, hacer daño en relación a la posesión. Lograr un equipo más agresivo. Antes éramos más verticales, pero como íbamos muy rápido, nos volvían muy rápido. En Canadá, Brasil nos generó 11 chances de gol; en el Mundial, 6; y el otro día, una. Vamos progresivamente entendiendo cómo jugarle a los equipos de poderío en las transiciones.
¿Chile pierde la inspiración a medida que mejora tácticamente?
No. La inspiración debe aparecer en el último tercio, y ahí nosotros liberamos a la inventiva. A Alexis no le decimos por dónde ir para dañar o cómo tiene que definir. Eso es de él. Nosotros estructuramos cómo debemos llegar a determinado lugar en superioridad numérica. Pero no podemos intervenir en la inventiva. Si intervenimos en la creación, bloqueamos lo mejor de cada uno. A Alexis hay que decirle cómo colaborar en el inicio, o en la transición intermedia, pero no en el final.
Lo cierto es que el gol se le ha caído a Chile. ¿Tiene que ver con el montaje táctico o con el perfil de jugadores que alinea?
Sí, en la última pasada es por donde nos pasó eso. Se cayó el gol. Y comparto con usted en que ante Brasil fuimos muy dominadores, pero sin posibilidad de gol. Pero porque Brasil es el equipo que mejor defiende. Entrarle a este Brasil de Dunga, que le dicen mezquino pero tiene muy claro cómo jugar y cómo hacer daño, no es fácil. Si uno suma más jugadores en ataque y no termina bien la jugada, corre riesgos. Willian, Óscar, Tardelli, o Neymar están esperando arriba siempre a que te equivoques para dañar.
¿Cómo va a hacer usted para dar ese paso de atacar a los grandes?
Optimizando los recursos. También hay que ver cómo llegan los futbolistas. Si Arturo está recuperado, o cómo llega Alexis. Tenemos cinco jugadores que están muy mal físicamente o que no juegan en su club. Jara perdió su lugar, Albornoz igual. Marcelo Díaz se resintió. Aránguiz está con una pubalgia. Tenemos un montón de incógnitas que nos impide saber cuál va a ser la lista. Felipe Gutiérrez no está con ritmo, pero para nosotros siempre fue importante.
¿No tiene ya la lista en la cabeza?
Sí, pero se va modificando a cada rato. Estamos todo el tiempo pensando y eso al final deteriora la calidad. Uno va modificando en su mente a cada rato situaciones. Si uno le dedicara cuatro horas a la definición, con precisión, y el resto limpia su mente, no se confundiría tanto. El hecho de estar 24 horas, que éste, que el otro, que se lesionó, que hoy jugó bien, jugó mal... Estamos tratando de serenarnos un poquito, porque estamos demasiado emocionados por la Copa y la definición de la lista.
¿Usted es de jugadores regalones o privilegia el rendimiento?
Por el corto plazo de preparación que tiene la selección, priorizamos el jugador que entiende lo que desarrollamos. Un seleccionador tiene que dar un estilo. Vargas está pasando por un muy mal momento, no juega en su equipo, se lesionó. Pero tiene clarito lo que queremos. En la comparativa con otro, que a lo mejor está igual o un poquito más arriba, tenemos muy en cuenta a aquellos jugadores que saben lo que queremos. Nosotros, en tres o cuatro días, tenemos que lograr que los jugadores entiendan cómo ser compatibles. Sin jugadores que sepan lo que vamos a plantear, el dominio con Brasil no hubiera pasado. Le dedicamos mucho tiempo a lo sistemático de funcionamiento colectivo.
¿Por qué no puede encontrar más jugadores que entiendan eso y además tengan gol?
Ojalá pudiera. Cuando analizamos los goles que hay, sopesamos las Ligas donde están, contra quién compiten. Cómo fueron los goles, cómo se mueven en la cancha. No podemos tener un delantero que esté parado dentro del área. Porque tendríamos un jugador menos para jugar. Hay que jugar de otra forma, por los costados, tirarle centros. Necesitamos jugadores de versatilidad que nos permita el funcionamiento del otro día. Que lleguen los volantes, que Arturo sea centrodelantero, que Aránguiz llegue al área… Los jugadores saben a qué vienen. Los muy nuevos tienen que adaptarse.
Si mira otras Ligas donde se marcan los goles, es que a la chilena no le concede valor.
El valor se lo da la competencia. En la liga chilena hemos rescatado algunos jugadores. Pero en Sudamérica todos buscan a los jugadores que están en Europa. Todos los que andan bien acá, se van para allá. Entonces hay que seguirlos allá. Y cada vez se van más y más jóvenes. Entonces, las ligas nacionales se van deteriorando un poco.
¿No mira a Cobresal, el campeón?
Nosotros miramos todo. Pero hoy por hoy es muy difícil escoger en el fútbol chileno.
¿Una virtud de su selección?
El compromiso con el proceso. Protagonizan, no tienen miedo de jugar contra nadie en ningún lugar. El partido contra Brasil dio muestra de eso, la seguridad. Fue más rescatado por la prensa internacional que por la chilena, pero porque se perdió. Si no, habría sido distinto. Equivocarnos en una jugada nos impidió que el resultado justificara el desarrollo. Pero hubo un crecimiento de funcionamiento que nos permite ilusionarnos con ser competitivos ante cualquiera.
¿Un defecto?
Por ahí, pedirnos más de lo que podemos ofrecer. Ojalá en la Copa América no nos pongamos más metas que jugar bien. Disfrutar de jugar por tu país.
¿Usted necesita jugadores con inteligencia táctica, exige estudio del rival, ver videos... ¿Cómo hace para que jugadores como Alexis adquieran esa inteligencia táctica?
Interrumpir su talento por una función táctica sería una locura. Sacar la mejor expresión de Alexis es mi obligación. Potenciar lo que mejor tiene y ponerlo al servicio del equipo. Ahí está el mayor desafío de un conductor. Que todo el mundo ponga al servicio del equipo lo que mejor tiene.
Alexis es el genio. ¿Quién es el jefe táctico?
Hay muchos. Por ejemplo, Vidal o Aránguiz, que tienen siempre claro el partido que les va a tocar jugar. O Marcelo Díaz. Interpretan muy bien el juego. Medel, de líbero o central, donde no juega nunca en su club, presta mucha atención a cumplir en la función que le toque. Sin rechistar.
Ya que estamos con nombres propios. ¿Claudio Bravo?
Un capitán ejemplar.
¿Vidal?
Un jugador fuera de serie.
¿Alexis?
Otro fuera de serie.
¿Medel?
Un guerrero.
¿Marcos González?
Eeeeeeh... Un jugador... Un guerrero igual.
¿Borghi?
Un técnico ganador con un estilo diferente.
¿Paredes?
Un goleador.
¿Valdivia?
Un talento.
¿Matías Fernández?
Un jugador desequilibrante.
¿Jorge Sampaoli?
Un técnico lleno de ilusión.
Y un obseso del hermetismo. ¿Tanto tiene que esconder?
Yo veo el fútbol como la guerra. Por ejemplo, mandamos ahora a uno de los nuestros al México-EE UU, a enterarse de todo. Nos mandaba información cada día. Cada detalle que uno consiga destapar del rival, daña. Por eso mi analista no puede equivocarse, no está permitido. Si yo le muestro a Alexis quién lo va a defender y juega otro, imagínese el papelón.
Y como usted espía, no quiere que le hagan lo mismo.
Eso es. Un tema de desconfianza. Estoy todo el tiempo viendo quién me va a descubrir. Hay entrenadores que no les afecta. A mí sí. Y me hace estar atento. Y no me enojo con el periodista que descubre, me enojo con la gente mía que tiene que proteger a la selección. Es informar al rival lo que no queremos. Tengo tan claro que un detalle, un descubrimiento de una jugada preparada, puede ser significativa para ganar o perder un partido, que se ha vuelto sinceramente, como usted dice, una obsesión.