A pesar de su pequeño tamaño -en superficie y población- Dinamarca ha logrado posicionarse como uno de los países con mejores perspectivas laborales y de calidad de vida. En tiempos en que algunos de sus socios de la Unión Europea (UE), luchan por mantener lo poco que queda de sus beneficios sociales tras casi siete años de crisis económica, Dinamarca aún conserva casi incólume su amplio y generoso sistema de bienestar, el mismo que todavía lo ayuda a posicionarse como uno de los países con más equidad económica del mundo.
De acuerdo con los recientes datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) consignados por la agencia AP, el 20% de la población danesa con mayores ingresos gana en promedio cuatro veces más que el 20% con menores ingresos; en Estados Unidos la diferencia es de ocho veces y en Chile de 13 veces.
Así y según la Ocde, Dinamarca es el segundo país con menor diferencia de ingresos entre ricos y pobres entre los 34 países más desarrollados que integran el grupo. Sólo está a la par con Eslovenia, cuya economía es más pequeña. Además, el 42% de la población trabajadora de este país de 5.591.000 habitantes tiene ingresos disponibles de entre US$ 36.700 y US$ 73.300 anuales, y apenas el 2,5% gana más de US$ 91.383 al año. "Elite es una mala palabra aquí. Es como ser gay en los 60: todo el mundo sabe que existe, pero nadie quiere hablar de ello", comentó a The Associated Press Kay Xander Mellish, un estadounidense que vive en el país hace 13 años .
Parte de la respuesta a la pregunta sobre cómo este país escandinavo, cuya economía se basa en la exportación de alimentos, los servicios y la generación de energías renovables, ha logrado tal exigua brecha entre ricos y pobres, puede encontrarse en su sólida red de asistencia.
En Dinamarca la salud y la educación son gratuitas (en todos los niveles y para todos), el cuidado infantil está subsidiado, hay capacitación y seguro laboral en tiempos de desempleo (cuya entrega fue disminuida de cuatro a dos años), las jubilaciones son generosas y los adultos mayores reciben ayuda para pagar los arriendos (en caso de necesitarlos) y el consumo de combustible. A lo anterior se suma el hecho de que los estudiantes mayores de 18 años reciben un subsidio mensual de US$ 1.028, y que aquellos que aún viven bajo el techo de sus padres obtienen la mitad de este aporte estatal. Mantener estos servicios, además, le ha beneficiado al gobierno, que ha podido persuadir a los sindicatos a aceptar más flexibilidad en el mercado laboral en momentos económicos bajos.
Tal cantidad de beneficios, sin embargo, también implica una alta carga impositiva. Así, el impuesto a los ingresos varía entre un 30% y 51,5%. Pero como los retornos de dicho pago son altos independientemente de los ingresos personales, el sistema tiene un amplio apoyo ciudadano. De acuerdo con un sondeo Gallup de este mes, el 38% de los daneses está "plenamente" satisfecho de pagar sus impuestos, mientras que el 50% estuvo "parcialmente" de acuerdo.
Dinamarca, además, lidera el ranking Work-Life Balance, de la Ocde, como el mejor país para vivir y trabajar. Según el estudio, mientras que en el grupo el promedio de horas diarias dedicadas a las actividades básicas y al tiempo libre es igual a 15, los daneses poseen 16,3 horas. En cuando a las horas de trabajo al año, el país nórdico suma 1.563. Es decir, 176 menos que el promedio de la Ocde (1.739).