El Secreto de Cereceda

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El lateral de Palestino vive hoy, a sus 32 años, una segunda juventud en las filas del cuadro árabe. Irremplazable para Córdova dentro de la cancha, el ex Colo Colo, U y UC se ha convertido en un auténtico hombre de negocios fuera de ella. Así son las tardes del Eléctrico.




Hace menos de una hora que concluyó el entrenamiento de Palestino en La Cisterna y Roberto Cereceda ya está en Pudahuel. Resulta fácil entender por qué le llaman el Eléctrico. Son las dos de la tarde y arde el asfalto de la calle José Joaquín Pérez. El calor es asfixiante, pero toca ocuparse de los negocios. Y el futbolista ha puesto en marcha dos este mismo año. El primero de ellos, se encuentra precisamente aquí, en un intencionado escondite del sector norponiente de Santiago. Dos grandes llaves presiden su fachada principal. Un letrero reza: Motel El Secreto.

"Un día empezamos con los amigos y la familia a tirar nombres. Tiramos 200.000 y el que a todos les gustó más fue éste. Por el morbo, quizás, que tiene un motel. Porque tú hablas de un motel y todos piensan que hay alguien portándose mal allí. Entonces, que quede todo en un secreto", explica, de manera introductoria, el jugador, antes de abrir a La Tercera las puertas de su establecimiento.

Un negocio familiar de 16 habitaciones adquirido en propiedad por los Cereceda hace dos años y medio ("mi viejo y yo somos las cabezas de esto", puntualiza), pero que lleva funcionando sólo seis meses. Y que ya ha empezado a dar réditos. "Yo lo veía como un buen negocio, siempre había tenido esa impresión sobre los moteles. Nosotros lo compramos sin saber, porque el rubro no lo conocíamos, pero hicimos un pequeño estudio de mercado y vimos que estuviera bueno o malo el momento del país, siempre se mantenía o iba en alza", asegura el lateral, mientras camina con paso sigiloso por la estrecha terraza que se extiende frente a las habitaciones, a fin de no perturbar a los huéspedes. En la privacidad es donde radica, a fin de cuentas, el secreto del éxito.

Recostado sobre la cama de la pieza número siete del motel, el once de Palestino se mira brevemente en el espejo que domina el habitáculo. Después, reflexiona: "Creo que si esta misma madurez que hoy tengo la hubiera tenido a los 25 años, mi carrera habría cambiado completamente". Y puede que esté en lo cierto.

Nacido hace 32 años en una vulnerable población de Cerro Navia, fue un equipo de colonia, Audax Italiano, el responsable de su debut en el profesionalismo, en el año 2002. Un lustro más tarde, llegó su consolidación definitiva. En Colo Colo, el primero de los tres grandes clubes chilenos a los que terminó defendiendo, de manera encadenada, entre 2007 y 2014. Porque a su salida del cuadro albo siguió su arribo a Universidad Católica; y a su despedida del elenco cruzado ("me arrepiento de haberme marchado", confiesa ahora), su desembarco en la U. Traspasos altamente controvertidos que le valieron un estigma, que todavía le duele, pero del que se defiende aduciendo que "uno siempre tiene que dejar todas la puertas abiertas".

Tras cerrar la de la habitación número siete y regresar al silencioso corredor, llega el momento de recordar las tarifas. "Las tres horas comienzan en 14.900. Las ocho horas están a 24.900 y ya las 12 horas están a 32.000 pesos. Y todo viene con un trago de cortesía", explica sonriente.

Precisamente un trago, pero de té de coca, fue lo que estuvo a punto, en 2010, de echar por tierra su carrera. Cereceda dio positivo por consumo de cocaína en un control antidopaje realizado tras un duelo de Copa Sudamericana ante Universitario de Sucre. Tardaron en creer en su inocencia. "En mi carrera he vivido algunas cosas que la fueron manchando. El doping fue una de ellas, porque tú sales por cocaína y toda la gente te cataloga como un drogadicto. Pero yo demostré que con dos tés de coca, tú vas, te haces los exámenes y sale positivo". Seis meses más tarde, el zurdo regresó a las canchas.

A las 14.45, Cereceda abandona en su automóvil las instalaciones de El Secreto. Recordar episodios traumáticos, mientras maneja, no es una tarea sencilla, pero nada puede hacer que el futbolista pierda su sentido del humor. "Yo siempre les digo a los compañeros que vengan al motel, que les hago un buen descuento. Y hay un par que ya han venido, pero obviamente no puedo dar nombres porque se han portado mal, no han venido con la señora", bromea, antes de soltar una sonora carcajada. El tránsito es ahora fluido y en el 7 de la Avenida Pajaritos le aguarda su otro negocio, el más reciente de todos, la barbería Estilos.

Tras quedarse a las puertas del Mundial de Sudáfrica ("no culpo a Bielsa. NNo estaba en mi mejor momento,  viajaban 23 y yo fui el número 24"), el rendimiento de Cereceda comenzó a tornarse irregular. Las dos Copas Chile conquistadas (con la UC y con la U); y el Apertura 2012, logrado con los azules; no consiguieron retenerlo, y el futbolista partió a probar fortuna al Figueirense brasileño a mediados de 2014. Un año después, volvió para quedarse.

El aspecto de la barbería, que abrió sus puertas al público hace poco más de un mes, es realmente vanguardista. La música procedente de los altoparlantes inunda todo el local. Tras saludar afectuosamente a los miembros del staff, el jugador se pone en manos de uno de los peluqueros. Cualquier momento es bueno para un nuevo cambio.

Tras un breve paso por las filas de Unión La Calera, que se saldó con  descenso, Roberto Cereceda aterrizó en La Cisterna el pasado mes de junio, por petición expresa de Nicolás Córdova: "Él fue el que me convenció para venir a Palestino. Su proyecto me sedujo", precisa. Y en poco más de cuatro meses, el jugador ha vuelto a recuperar su mejor versión, la de aquel lateral izquierdo de largo recorrido que tanto escaseaba en el fútbol chileno, pero que hoy, asegura, cuenta con recambio: "Me gustan mucho Byron Saavedra, de Palestino, Gutiérrez, de Colo Colo y Guillermo Díaz, que salió de Temuco, por citar a algunos", enumera.

A las 15.30, Cereceda luce ya un nuevo corte de pelo. El calor en la calles es todavía sofocante, pero el renovado jugador del cuadro árabe, el propietario del motel El Secreto y el dueño de la barbería Estilos, se siente radiante, feliz. Dice que sueña con volver a la Roja y que de todo se aprende. Y también que si amenazan con enterrarlo, resurgirá otra vez de sus cenizas: "Si yo me hubiese quedado con todas las cosas malas que me pasaron, me habría retirado hace un montón de tiempo, pero yo fui como el Ave Fénix, agarré siempre lo mejor y supe sobreponerme".

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