A las 19.00 del pasado domingo, los 17 seminaristas de Villarrica iniciaron su año religioso 2015. "Aquí estamos mejor, más tranquilos, pero igual da impotencia lo que pasa", dijo a La Tercera Roberto Mera (22), mirando con sentimientos encontrados aquel pequeño edificio de calle Gerónimo de Alderete, ubicado junto al obispado de la ciudad del volcán.
No siempre estuvieron allí. Se mudaron en junio de 2014, después de que el inmueble que originalmente albergaba al Seminario Mayor San Fidel, emplazado en la localidad de Licanco, comuna de Padre las Casas, fuera progresivamente ocupado por una comunidad mapuche.
La aprensión de Mera tiene que ver con el largo periplo de este grupo de seminaristas. "El clima era insoportable. Estábamos en las piezas y había encapuchados patrullando por los jardines de nuestra propia casa", recuerda el religioso.
Todo comenzó en agosto de 2012. "Un grupo radicalizado ingresó a nuestras dependencias, expulsando a los seminaristas, sacerdotes, profesores y personal contratado", dice una carta que el obispo de Villarrica, Francisco Javier Stegmeier, le envió -en 2013- al resto de los prelados de la Conferencia Episcopal
En aquella oportunidad, Carabineros desalojó el lugar. Aparentemente, se trataba de miembros de la comunidad Huequeche Ni Aukinko, que reclama derechos ancestrales sobre esos terrenos.
En octubre de 2013 se efectuó un juicio simplificado en contra de cinco miembros de la comunidad, entre ellos Fidel Tranamil, su machi, y Kelv Tranamil, quien después fue vocera del machi Celestino Córdova, condenado por el incendio que causó la muerte al matrimonio Luchsinger-Mackay, en Vilcún.
El fiscal Jaime Pino acusó por usurpación violenta. El Juzgado de Garantía acreditó los hechos, pero los recalificó. Finalmente, el 22 de octubre de 2013, el grupo fue condenado a una multa de 2 UTM por violación de morada. Todos fueron absueltos de los cargos de daños y maltrato de obra a carabineros. En la fiscalía de Temuco se informó que después de este incidente no han existido más denuncias del obispado.
Sin embargo, las cosas no quedaron allí. "A las pocas semanas, estas personas empezaron a aparecer nuevamente por los terrenos e hicieron una casa en un rincón de la propiedad", cuenta el seminarista Cristian Rivera (21).
"En abril de 2014 el grupo volvió a ingresar al predio con la intención, expresada verbalmente, de apropiárselo definitivamente", recuerda el obispo Stegmeier.
"Desde entonces -acota el seminarista Mera- la situación se hizo invivible. Yo soy de la zona, me identifico y apoyo la causa mapuche, pero esto es diferente".
Rivera, oriundo de Toltén, dice que "nunca nos atacaron ni insultaron, pero nos avisaban que nos teníamos que ir".
Juana Paillaleo, dirigente de una comunidad cercana, sostiene que "a nosotros nos han quitado cosas a través de la historia. Lo que las comunidades piden es justo, pero sólo nos escuchan cuando nos movilizamos".
En la Municipalidad de Padre las Casas informan que "no existe una relación formal con esta comunidad, pues no ha establecido ningún registro en el municipio". También se dijo que se trata de un grupo "muy activo".
El 30 de junio del año pasado, el obispado de Villarrica emitió un comunicado haciendo pública su decisión de trasladar el seminario al edificio donde actualmente se ubica, en la Casa de Ejercicios Monseñor Guillermo Hartl.
"La Iglesia de Villarrica, consciente de que la reivindicación de territorios es una demanda justa del pueblo mapuche, comparte con los hermanos de los pueblos originarios el anhelo de vivir en dignidad junto a la comunidad. En consecuencia, ratifica ante la opinión pública su voluntad de ayudar en la resolución de las diferencias territoriales respecto del lugar donde se emplaza el Seminario Mayor San Fidel", se dijo entonces.
"Salimos de madrugada, casi escondidos, porque este grupo ya controlaba la entrada. Sacamos libros y objetos religiosos, pero los muebles y todo lo demás se quedó allí", recuerda el seminarista Roberto Mera.
El terreno del seminario está hoy ocupado por aquel grupo. Son 9,2 hectáreas, de las cuales 5 están construidas. El avalúo, según la Iglesia, bordea los US$ 6 millones. "Nos hemos reunido con el intendente Francisco Huenchumilla y con el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. Todos nos han dicho que lo justo es que el Estado compre el terreno, para que nosotros, como dueños legítimos, seamos compensados por su pérdida", sostiene el obispo Stegmeier.
Agrega que "uno siente que no hay estado de derecho en esta materia. Y hay una especie de impunidad cuando se enarbola la causa mapuche por parte de personas que, creo, no representan a esa causa justa".
El actual estado de los trámites, sin embargo, no es demasiado claro. Consultado el intendente Huenchumilla, señaló que "es un tema que actualmente está en manos de los ministerios del Interior y Bienes Nacionales".
En la Conadi se informa que "el 14 de enero de 2010, la directiva de la Comunidad Indígena Huequeche Ñi Aukinko, ingresó a la subdirección Nacional Sur una carta dando a conocer la demanda territorial, donde se identificaba un total de cinco predios, dentro de los cuales se encuentra el antes individualizado (del obispado) y actualmente ocupado".
En ese momento, la Corporación inició los procesos de aplicabilidad y elaboración de informes sociales. También inició la construcción del relato o historia de la comunidad, en donde ésta debe entregar la información que sustenta su demanda.
"Sin embargo, desde 2010, la comunidad no ha vuelto a ingresar nuevos documentos, pero ha mantenido su demanda y acciones reivindicatorias, vía la ocupación esporádica en los predios demandados", se indicó.
En el Ministerio de Bienes Nacionales, en tanto, se informó que "no se tiene información de esta propiedad".