En medio de una nueva fase de antagonismo entre Rusia y Occidente, se ha publicado por primera vez en ruso "El Hijo Rojo", legendario cómic donde el camarada Superman es un fiel servidor de la causa comunista y que se ha convertido en un éxito de ventas.

En lugar de la S, que significa Esperanza en el planeta Kryptón, Superman lleva orgullosamente en el pecho una hoz y un martillo, símbolo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, una de tantas travesuras del guionista Mark Millar.

Y es que la nave del superhéroe más famoso de la historia no cayó en el corazón de Estados Unidos, como en la versión original, sino, paradójicamente, cerca de una granja colectiva en Ucrania, antaño granero electoral del paraíso comunista.

Aunque el libro es en realidad una sátira sobre la Guerra Fría, que colocó al planeta Tierra al borde de la destrucción, la presencia de Superman en el bando estalinista inclina aparentemente la balanza en favor del Kremlin.

Otras sorpresas que incluye la historieta es que la famosa reportera Lois Lane, amor platónico de Supermán, es esposa del científico Lex Luthor, quien sigue invariablemente obsesionado con acabar con el extraterrestre con aspecto humano y poderes sobrenaturales.

"Está siendo un gran éxito de ventas, aunque para mí no ha sino una sorpresa, ya que los aficionados a los cómics en nuestro país llevaban años esperando su publicación en ruso", aseguró a Efe Alexandr Zhikaréntsev, director de la editorial Ázbuka.

De hecho, la editorial de San Petersburgo ya ha decidido lanzar otra tirada de 10.000 ejemplares en febrero, ya que la primera se agotó en apenas unas semanas.

"Una de las razones que nos animó a publicar la historia es que es muy respetuosa con Rusia. Millard no se limitó a la balalaika y a los osos polares vagabundeando por las calles. Además, no es sólo una aventura, es una historia con argumento", comentó.

La historia de 140 páginas, más larga de lo habitual en el género, ha cautivado a rusos de todas las edades, justo cuando el cómic vive un boom en este país, proceso que comenzó en la Pestroika (1985).

"Durante la Unión Soviética nadie leía a Superman, aunque sí había gente que lo conocía. Rusia vive ahora un cambio generacional y los nuevos lectores buscan un género alternativo a la literatura clásica, ya que el cómic ya no es exclusivamente infantil", apuntó el editor.

En realidad, más que un cómic al uso parece más un libro gráfico repleto de fantasía y ciencia ficción al estilo de Isaak Asimov, en el que queda claro el sinsentido de la destrucción mutua asegurada que atenazó al mundo durante medio siglo.

La historieta comienza con una rueda de prensa del presidente estadounidense, Dwight Eisenhower, en la que reconoce que la URSS dispone de un arma más poderosa que la bomba de hidrógeno, lo que desata el pánico entre los norteamericanos.

"Superman es el orgullo de los Soviet. Símbolo de nuestro potencial militar. Que tiemble el enemigo. Ya sólo hay una superpotencia", reza la televisión soviética.

El héroe de la clase trabajadora incluso preside junto a Stalin, que prefiere a Superman antes que a su propio hijo, Piotr, una parada militar en la Plaza Roja desde el mismísimo estrado del Mausoleo de Lenin.

La propaganda soviética presenta al hombre de acero como un adalid de la utopía comunista, defensor del estalinismo y del proletariado mundial, y abanderado de la expansión del Pacto de Varsovia.

No obstante, la historia no es ni mucho menos lineal, ya que Superman evita que un extraviado cohete soviético se estrelle contra Nueva York, paradigma del modo de vida capitalista, y se niega con todas sus fuerzas a lanzar un ataque contra EE.UU.

"Me llamaban soldado, pero nunca lo fui. Un soldado obedece órdenes. Un soldado conoce y odia a su enemigo. Un soldado lucha y muere sólo por su pueblo. Yo lucho en el bando del bien", confiesa Superman.

Tras la muerte de Stalin, aunque contra su voluntad, Superman se convertirá en dirigente soviético, lo que significa, de hecho, en líder mundial, ya que en el mundo habrá casi seis mil millones de comunistas, un mundo feliz en el que un empobrecido EEUU será el único reducto capitalista en todo el planeta.

Con todo, deberá enfrentarse a no pocos peligros, entre los que figuran un malvado Batman, caracterizado como un terrorista con gorro de nieve, y Linterna Verde, y los diferentes engendros ideados por Luthor.

En un giro inesperado, Supermán se ve obligado a abandonar la Tierra para evitar su destrucción y, aparentemente, es derrotado por Luthor, quien se convierte en líder de los estados unidos del planeta, que incluyen a la antigua URSS.

No obstante, nuestro héroe únicamente se ausenta, ya que comprende que la Tierra no necesita ni a un superhombre ni a un gran hermano y, de hecho, finalmente los seres humanos se convierten, sin su ayuda, "en la especie más desarrollada del universo".