El surrealismo más oscuro se expone en una completa muestra en Berlín
Pintura, dibujos, literatura y cine se dan cita en Mundos surreales, una colección privada con obras de Klee, Magritte, Dalí y Poe, que se exhibe en el remozado edificio Stülerbau de la capital germana.

"Un cuarto oscuro a la modernidad", es la definición que sus organizadores hacen a la muestra Surreal Worlds (mundos surreales) que la colección Scharf-Gerstenberg exhibirá desde mañana en Berlín en el edificio Stülerbau, que alojaba antes al Museo Egipcio de Berlín.
Se trata de más de 250 obras que apuntan a un surrealismo menos conocido y más oscuro, que permiten vislumbrar los abismos anímicos que están impresos en la memoria del siglo XX. Las obras son propiedad de la familia del empresario Otto Gerstenberg, quien comenzó a comprar estas obras a comienzos del siglo XX, y han sido administradas y ampliadas por sus nietos Dieter y Walter Scharf.
El nuevo museo alberga desde obras precursoras del surrealismo como las Prisiones de Giovanni Battista Piranesi, o el Sueño de la razón de Francisco De Goya, del siglo XVIII, hasta piezas de los grandes representantes del movimiento en el siglo XX, como Paul Klee, Salvador Dalí y René Magritte.
La colección Mundos surreales, que los descendientes de Scharf y Gerstenberg cedieron por diez años para su exhibición pública, contrasta con el optimismo que late en el Museum Berggruen, ubicado al otro lado de la calle, donde obras sobre todo de Pablo Picasso, hacen brillar el lado más luminoso de la modernidad.
Con ambas casas ubicadas en los edificios Stülerbau oriental y occidental, más el Museo Bröhan de arquitectura modernista art-nouveau, todos cerca del palacio de Charlottenburg, ahora ha surgido en Berlín "distrito de la modernidad clásica", según lo definió el director general de los Museos Estatales de Berlín, Peter-Klaus Schuster, al presentar esta colección.
En el mismo lugar que se ubica la Colección Scharf-Gerstenberg, se ubicó antes el Museo Egipcio, donde el busto de la reina Nefertiti era la atracción principal.
Las quimeras de Goya -mitad animal, mitad persona-, las excursiones de Eduard Manet en el mundo de las pesadillas, o piezas literarias como El cuervo, de Edgar Allan Poe y Fantasía sobre un guante encontrado, de Max Klinger, muestran un "psicograma de la Modernidad", como lo define el programa.
Las obras honran el famoso Manifiesto Surrealista de André Breton, según el cual la parte esencial del arte es lo inconsciente, lo oscuro y lo reprimido. Con el Manifiesto escrito en 1924, en el que Breton definió al surrealismo como "puro automatismo psíquico, sin ningún tipo de control por parte de la razón", el poeta dio un fundamento teórico al movimiento.
Con la técnica del collage, como puede vérse por ejemplo en las figuras humanas y máscaras de Jan Debuffet, las formas flotantes de Odilon Redon o los fragmentos de objetos de Giorgio de Chirico, la realidad se descompone y las partes se reintegran en un cosmos nuevo.
La colección obliga al espectador a percibir de manera extrañada el mundo. También el cine fue objeto de las obras surrealistas. Por iniciativa del curador Dieter Scholz, clásicos como Un perro andaluz de Luis Buñuel se proyectan en la sala de cine del museo.
En la remodelación del edificio Stülerbau se invirtieron 10 millones de euros (unos 15 millones de dólares).
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