Es sin duda el hallazgo artístico del siglo, pero hasta ahora no se conocía ninguna imagen. Una colección de 1.400 obras (en principio se habló de 1.500) de artistas como Marc Chagall, Pablo Picasso y Henri Matisse fueron encontradas por agentes de aduana en el departamento de un anciano en Munich, Cornelio Gurlitt, hijo del art dealer Hildebrand Gurlitt, quien colaboró con Hitler en el proyecto de un museo de arte.

La revelación de la revista alemana Focus, publicada el domingo, se esparció como pólvora y puso en aprietos a la policía alemana, que desde 2012 llevaba, en estricto secreto, una investigación sobre el origen de las piezas. Todo apunta directamente al robo o confiscación de obras de coleccionistas judíos por parte del régimen nazi.

Frente a la presión de los propios familiares de judíos y artistas perseguidos, la policía alemana exhibió ayer, en una conferencia de prensa en Ausburgo, las primeras imágenes de las obras encontradas, que van del siglo XVI al XX. La mayoría son desconocidas y entre ellas está el retrato de una mujer atribuido a Henri Matisse, que data de mediados de los años 20; un dibujo del italiano Canaletto, una pintura de Marc Chagall, también inédita, además de un óleo del expresionista alemán Franz Marc. "Todas las obras están en buenas condiciones. Por supuesto, son de un valor muy alto para los historiadores del arte", dijo la experta berlinesa a cargo de la investigación, Meike Hoffmann.

Dentro del "botín nazi", que incluye óleos, acuarelas, dibujos y litografías -120 enmarcadas y otras 1.285 sin marco-, habría obras de Picasso, Renoir, Henri de Toulouse-Lautrec y los alemanes Max Beckman, Max Liebermann, Ernst Ludwig Kirchner y Carl Spitzweg. De ellas no se han difundido fotos ni mayor información, para resguardar la investigación, según la policía.

Ayer, el fiscal jefe de Ausburgo, Reinhard Nemetz, se ofuscó ante las constantes preguntas sobre por qué las autoridades demoraron tanto en dar a conocer el descubrimiento: "Es contraproducente para las pesquisas que se conozca el caso públicamente. En ningún caso queremos quedarnos con las obras ni las íbamos a colgar en mi despacho", ironizó. El fiscal también rechazó la posibilidad de hacer pública la lista de obras halladas. "Preferimos que las personas se acerquen a nuestras oficinas a tener más de 10 solicitantes por cada imagen", expresó Nemetz.

El acceso a la información ha sido uno de los puntos más polémicos del hallazgo. "¿Cómo se supone que sabremos si las obras pertenecen a algunos de nuestros clientes si no se publica una lista?", expresó Fritz Enderline, abogado de uno de los herederos de Robert Graetz, coleccionista judío asesinado en Auschwitz.

Misma postura tiene Anne Weeber, cofundadora de la Comisión de Arte Robado en Europa: "Representamos a cientos de familias en todo el mundo y buscamos miles de pinturas. Queremos ver una lista de ellas de inmediato".

En tanto, Reinhard Nemetz dijo desconocer el paradero actual de Cornelio Gurlitt, quien tras colaborar con la policía fue puesto en libertad. El hombre, de 80 años, que tiene pasaporte austríaco, fue inicialmente investigado por el Departamento de Aduanas bávaro por evasión fiscal. Hasta que, en febrero de 2012, se hallaron las obras heredadas de su padre, en su departamento, lo que provocó un vuelco en el caso. Según la revista Focus, el anciano se mostró apático ante el destino de las obras, mantenía su casa de Munich siempre con las cortinas cerradas y "era un total desconocido para las autoridades alemanas".