Elegir la hora de entrada y salida de la oficina para hacer las tareas con sus hijos o manejar sus propios tiempos en el trabajo y así poder practicar el deporte que más le gusta, puede sonar ideal. Pero el asunto se vuelve más interesante cuando se sabe que tener un trabajo flexible puede beneficiar la salud. Esa fue la conclusión a la que llegaron 10 estudios realizados por las universidades de Durham y Newcastle, en Inglaterra, y de Montreal, en Canadá, tras investigar por seis meses el estado físico y mental de 16.000 trabajadores en distintos tipos de empleos.
Los resultados, publicados en la revista The Cochrane Library, son alentadores. Esto, porque los empleados que tienen jornadas flexibles presentan mejores condiciones en su presión sanguínea, además de un ritmo cardíaco más estable, una mejor calidad del sueño y menores niveles de cansancio durante el día. ¿Sólo beneficios? Sí, porque los doctores a cargo de la investigación no encontraron ningún efecto negativo.
La explicación, según la sicóloga de la Clínica Ciudad del Mar, Nerea de Ugarte, se centra en la reducción del estrés: "Las personas, al manejar sus propios tiempos, generalmente lo hacen de manera más efectiva. Esto se traduce en una reducción de la tensión laboral, lo que permite una mejor calidad del sueño, menor cansancio diurno y la reutilización del tiempo en actividades deportivas, familiares o de recreación personal que potencian un mejor estado de ánimo, y un estilo de vida más saludable, lo que puede llevar a una mayor productividad".
Tan positiva ha resultado ser esta opción, que varios países están adoptando el trabajo flexible como modalidad recurrente. Claro que las naciones de Europa son las que llevan la delantera. En Holanda, más del 30% de los hombres y el 60% de las mujeres trabaja bajo modalidad flexible o de tiempo parcial. Y el gobierno inglés ya adoptó una política pública para flexibilizar los horarios de los trabajadores que sean padres de menores de 16 años. En EE.UU., la situación no es muy diferente, y como resultado de la reciente crisis económica, casi un tercio de los empleos son flexibles.
En Chile, la situación es distinta. Según un estudio de Trabajando.com, el 96,6% de los encuestados tiene trabajo de jornada completa. Mientras que apenas el 2% se desempeña en uno de media jornada y un ínfimo 1,4% como part-time. Pero aunque la idea de un empleo flexible suene atractiva, no siempre funciona para todos. Así lo explica Ugarte: "Un trabajo flexible debe ser relativo a la personalidad del trabajador". En otras palabras, algunas personas más ansiosas necesitan un orden externo para organizarse. De otro modo, podría resultar poco productivo en términos laborales y presentar cuadros de angustias.