La mañana del sábado pasado, Marco Antonio Figueroa decidió la conformación de dos equipos para hacer una práctica de fútbol antes del duelo contra Audax Italiano. Lo sorprendente para quienes eran testigos, y también para los propios protagonistas del particular partido, fue que  entre los dos futbolistas que quedaron marginados del entrenamiento, siendo enviados a trotar alrededor de la cancha, estaba José Rojas, el capitán del equipo.

Posteriormente, el zaguero se enteraría, por la hoja de citación, que no estaba incluido entre los concentrados para el compromiso frente a los itálicos, junto a Osvaldo González y Johnny Herrera. Su bajo rendimiento le pasaba la cuenta frente a los ojos del DT, un hecho que han padecido casi todos los que futbolistas del plantel en este semestre.

"Jamás le dirigió la palabra el día sábado. Menos le explicó por qué lo marginaba. Pero más allá de eso, es que si así es el trato con el capitán del equipo, qué puede esperar un juvenil o un jugador sin mucho recorrido"

, sostiene un compañero de Rojas, sorprendido por lo sucedido con el seleccionado chileno, quien aguarda estar entre los citados para el partido de revancha ante Lanús.

Lo ocurrido con Rojas es uno de los tantos capítulos que han ido mermando la confianza del plantel de Universidad de Chile en torno a la figura de Marco Antonio Figueroa. Pese a que alaban en público y en privado su trabajo, la mayoría no está cómodo con las decisiones futbolísticas que toma semana tras semana, sin importar si el equipo gana o pierde un partido.

"Llaman la atención los cambios, pero también llama la atención que Civelli es titular en un partido y después no es citado. Si él toma esas decisiones y le va bien, está bien", afirmó Juan Ignacio Sills, uno de los pocos que no ha perdido la confianza del DT en estos dos meses.

No pueden decir lo mismo Ezequiel Videla, César Cortés, Ramón Fernández y Juan Ignacio Duma.

Con el primero perdió la paciencia luego de la seguidilla de errores cometidos en el inicio del torneo. Al segundo, lo usa cada tres semanas y siempre es su primer cambio. Del volante de salida, su jugador más alabado cuando llegó, apenas se ven algunos minutos en la cancha, porque ya no le tiene confianza. Y al joven delantero argentino hasta lo mandó a jugar un fin de semana con los juveniles para "remecerlo"

. Ninguno de ellos tuvo algún cruce de palabra con el técnico en todo este tiempo.

Los cambios, entonces, son constantes y muchas veces sin explicación lógica. Sin ir más lejos, en los 17 duelos que ha dirigido el "Fantasma" en la "U", en ninguno ha repetido la formación. Lesiones, suspensiones, y sobre todo decisiones técnicas, han marcado esta etapa del técnico, al que sus dirigidos todavía no han logrado comprender.

"Lo que hizo en Argentina no tenía explicación. Hizo jugar a tres hombres en el fondo (González, Acevedo y Rojas), que entre todos no sumaban un partido en septiembre. Pero lejos de asumir su error y darles confianza al partido siguiente, no sólo los saca, sino que además a dos de ellos los 'borra'. De algún modo los culpa por la derrota. Y de su parte ni siquiera escuchamos una autocrítica, salvo que hubo ocho minutos desastrozos", explica un jugador, quien, como no actúa regularmente, no está autorizado a hablar en público por pedido expreso de Figueroa.

No sólo los que no juegan tienen restricción de hablar con la prensa. Los menores de 21 años también recibieron la recomendación del entrenador de no hablar con los medios de comunicación. Curiosamente, salvo Valber Huerta, el resto apenas vio acción con Figueroa, a excepción de  este último fin de semana, cuando utilizó por primera vez como titulares a Igor Lichnovsky y Sebastián Martínez.

Por ahora, el gran respaldo de Figueroa en la "U" viene desde el directorio, donde José Yuraszeck no se cansa de elogiar su forma de trabajo. Sin embargo, aquello no parece suficiente al lado de las miradas de desconfianza que vienen desde el camarín a partir de sus decisiones. Algo que no parece dispuesto a cambiar del todo el técnico en lo inmediato.