Hoy es el último día de vida Ramiro Hernández, un ciudadano mexicano que fue condenado a pena de muerte por asesinar a un hombre y violar en reiteradas ocasiones a su mujer en octubre de 1997. Los tribunales del estado de Texas decretaron que a las 19 horas de Chile, el hombre de 44 años, recibirá una inyección letal en la cámara de ejecuciones de Huntsville. Si la sentencia se hace efectiva, éste será el sexto convicto ejecutado en Texas, y el decimosexto en Estados Unidos, en lo que va del año.
Pese a los esfuerzos de su defensa, la sentencia no se ha podido aplazar. De hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores de México trató de ayudar -como lo ha hecho en casos anteriores de condenados de este tipo- argumentando que Texas no cumple con las obligaciones internacionales en lo que respecta al trato de ciudadanos extranjeros detenidos.
A este panorama poco alentador se agrega el hecho de que el protocolo de Texas exige que durante los últimos días de vida los condenados a muerte -en este caso Hernández-, deben ser grabados para registrar todas sus actividades, desde sus reuniones familiares, sus comidas, hasta cuando duermen, consigna El País.com.
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Esta semana el abogado de Hernández había pedido aplazar ejecución, argumentando que el estado tenía que brindar información sobre el proveedor del fármaco para la inyección letal, pero el tribunal de apelaciones estadounidense indicó que el estado de Texas no estaba obligado a revelar el nombre del nuevo proveedor del mortal anestésico.
Su defensa había alegado que al no difundir esta información se podía estar sometiendo a los reos a dolor excesivo, ya que la droga puede producir ese efecto, si no tiene la integridad necesaria, dependiendo de sus componentes. Este argumento fue aceptado en cortes menores.
Por otra parte, el pasado lunes, la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas ratificó la medida, al negar la aplicación de "clemencia" de Hernández, por decisión unánime.
El País.com pudo hablar con Jorge Hernández, hermano del condenado. A horas de enfrentar la ejecución, aseguró que Ramiro está tranquilo y que lamenta lo sucedido. "Antes cuando se encontraba con algún problema era muy miedoso, tenía una reacción distinta, se asustaba, ahora no, está demostrando mucha fortaleza". Antes de la ejecución, el autor del crimen podrá decir sus últimas palabras.