Antes sincronizaron sus voces en torno a himnos militantes o canciones que exploraban la existencia humana. Hoy lo hacen en torno a hechos contingentes que retratan batallas internas y proyectos futuros. Desde fines de la semana pasada, el nombre de Quilapayún ha vuelto a la primera plana y sus distintos miembros -disgregados en dos facciones que desde Chile y Francia se han enfrentado por el nombre de la agrupación- han tropezado con algunos de sus días más convulsionados de los últimos años.

El pasado viernes 21, la versión del conjunto radicada en Santiago y que encabeza uno de sus fundadores, Eduardo Carrasco, anunció que finalmente la Corte Suprema anulaba de manera definitiva la oposición establecida por Rodolfo Parada, cabecilla de la facción europea, a la inscripción de la marca Quilapayún en el país.

El veredicto fue emitido el 4 de este mes y, según puntualiza el anuncio, deja la ruta despejada para que Carrasco y los suyos se hagan propietarios del nombre en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial, lo que prohibiría cualquier otra réplica de la agrupación, sellando un conflicto que estalló en 2002 y que asoma como uno de los más cruentos del cancionero local. En términos simples, Parada y sus músicos ya no podrían presentarse nunca más como Quilapayún. 

Además, la victoria ensalzada por la facción chilena coincidía con el estreno anoche, en el festival Sanfic, del esperado documental Quilapayún, más allá de la canción, del realizador Jorge Leiva, el que aborda la gloria y las heridas del emblema de la Nueva Canción Chilena, pero sin entrevistar ni aludir a Parada, y sin mencionar el largo enfrentamiento judicial.

Todo mientras el ala francesa se alista para iniciar hoy una seguidilla de tres fechas en el Teatro Caupolicán, las que se extenderán hasta este sábado 29 y que pretenden festejar los 50 años de Quilapayún, en recitales que registran una generosa venta de boletos. Además, los espectáculos incluyen a Inti-Illimani e Illapu, los que, de alguna manera, han tomado partido por la opción de Parada.

“Pero nosotros estamos tranquilos: esta debería ser la última vez que ellos toquen en Chile bajo esa marca. Además, en Francia ya están prohibidos, porque perdieron un juicio parecido, entonces allá no tienen mayor actividad. No tocan. Por lo que cada cierto tiempo inventan esto de que regresan a Chile, pero es un bluf, no es un conjunto activo”, califica Carrasco, aludiendo al proceso de 2009 en que la Corte de casación francesa le quitó el dominio de la marca a Parada y se lo entregó de manera exclusiva para ese país al bando chileno.

Luego vinieron una serie de intentos del músico por recuperar el nombre en Chile, pero sus maniobras fueron continuamente descartadas por los tribunales, hasta que se produjo la anulación de oposición que confirmó la Corte Suprema a principios de mes. "Todo esto sólo lo hizo para ganar tiempo, para poder seguir tocando acá. El sabía que estaba perdido, porque su petición es individual y Quilapayún pertenece aun colectivo", dice Carrasco.

En torno al apoyo de Inti-Illimani e Illapu, el artista aclara: "No tenemos nada que ver con ellos, nunca tuvimos un vínculo. Que los especialistas en música encuentren ese lazo, pero yo no lo siento así. Nosotros en los 80 rompimos con el Partido Comunista, entidad que apoya a estos grupos de forma casi institucional. Ahí hay oportunismo. Además, estos shows no tienen ningún cariño con el Quila, porque los cierra Illapu, casi como si fueran el alma de la fiesta, cuando la celebración es de Quilapayún".

El realizador Jorge Leiva es menos vehemente y aclara que decidió no incluir esta batalla en su documental por una razón casi editorial: “Los conflictos de la historia del Quila no pasan por un enfrentamiento entre facciones, sino que por cosas mucho más profundas y que me parecen mucho más determinantes”. Por lo demás, el también periodista defiende su opción de hacer foco sólo en la versión de Carrasco: “En los documentales no hay historias objetivas. Si uno mira las fotos del Quila de los 70, del exilio, de Francia, etc., el emblema siempre es Carrasco. Además, los músicos se definen por sus creaciones y me parece que Parada, en el último tiempo, no es relevante en esos términos”.

Contactado por La Tercera, Parada desistió, por ahora, de entregar su versión del tema, argumentando que no deseaba mezclar sus conciertos con declaraciones en torno a la coyuntura judicial. 

Eso sí, sus abogados emitieron un comunicado durante esta semana donde califican los esfuerzos de Carrasco, y la última resolución penal, como “irresponsable” y que busca “publicidad a su favor, como ocurre cada vez que los músicos radicados en Francia vienen a Chile”. Por otro lado, el documento aclara que la Corte Suprema sólo declaró inadmisible un recurso de casación presentado por los representantes de Parada, por lo que sólo se trata de un tema procesal que en ningún caso entrega a sus rivales el control de la marca.

Conocedores del asunto cuentan que el equipo de Parada planea una acción judicial contra Carrasco por el concepto de jactancia, vale decir, cuando una persona se manifiesta como propietaria de un derecho que no está gozando. El productor José Antonio Aravena es el gestor de los shows que empiezan hoy y asegura: "Parada es parte de la historia del Quila y tienen tantos derechos como otros. El está en los discos y en las canciones, por lo que debería poder interpretarlas y presentarlas como tal sin mayores cuestionamientos. Para estos tres conciertos no tuvimos ningún problema y él está muy tranquilo".