El Vaticano desmintió hoy que el terrorista turco Mehmet Ali Agca, que disparó en 1981 contra Juan Pablo II, informara personalmente al fallecido Pontífice de que el inductor del atentado era el ayatolá iraní Alí Jamenei  y negó también que la Santa Sede considere "posible" una pista islámica.

Con estos desmentidos, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, salió hoy al paso de lo manifestado por Agca en su libro biografía "Me prometieron el paraíso. Mi vida y la verdad sobre el atentado al Papa", que acaba de salir en las librerías italianas.

En el libro, el ex miembro del grupo terrorista turco de extrema derecha "Lobos grises" cuenta que durante la visita que le hizo Juan Pablo II, tras recuperarse del atentado, en la cárcel romana de Rebbibia el 27 de diciembre de 1983, le confesó que el cerebro del atentado había sido el ayatolá Alí Jamenei y que le pidió al Pontífice que guardase el secreto.

Juan Pablo II, según Agca, que de nuevo cambia su versión sobre los hechos, le preguntó quién lo había mandado a matar y que ante el recelo que él mostró le dijo: "te doy mi palabra de honor de que lo que me digas quedará entre nosotros".

Agca, según cuenta, le respondió: "Ha sido Jamenei y el gobierno iraní los que me han ordenado que te mate".

En otra parte del libro, el Agca asegura que Juan Pablo II le animó a convertirse al cristianismo y que el actual Pontífice, el por entonces cardenal Joseph Ratzinger, le escribió varias cartas en las que le decía que rezaba por su conversión.

Lombardi, una vez leído el libro, aseguró hoy que ha preguntado al que fuera durante medio siglo secretario de Juan Pablo II y actual cardenal de Cracovia (Polonia), Stanislaw Dziwisz, "que tiene una gran memoria", sobre los coloquios del papa Wojtyla con Agca, a los que asistió, aunque a una distancia prudente del Pontífice.

Dziwisz confirmó que el Papa y Agca hablaron del secreto de Fátima (el atentado ocurrido el 13 de mayo, festividad de la Virgen de Fátima) y de lo inexplicable de que el papa sobreviviera al atentado.

El cardenal Dziwisz, según Lombardi, "niega" que hablaran de inductores, de Jamenei  y niega que el papa Wojtyla le escribiera después una carta insistiendo en la conversión.

Dziwisz también negó, según Lombardi, que el Vaticano tomara en cuenta una supuesta "pista islámica" detrás del atentado.