El miércoles, por última vez, Claudio Orrego llegó hasta las dependencias de su comando presidencial, en Vicuña Mackenna. Visiblemente afectado aún, según relatan quienes compartieron con él, empacó sus efectos personales -fotos familiares, una fuente con mandarinas y una cruz que el ex edil mantenía en su escritorio, entre otras cosas- y abandonó el lugar. Lo propio hicieron sus colaboradores, debido a que el inmueble fue arrendado hasta los primeros días de julio.
Durante los días previos a la elección, el ex alcalde repetía esperanzado cada vez que era consultado sobre un pronóstico: "Vamos a dar una sorpresa". Por ello, el tercer lugar -con un 8% de la votación- detrás de Andrés Velasco, se transformó en uno de los golpes más duros en lo que va de su carrera política.
Su equipo afirma que, durante la tarde del domingo, los pronósticos comenzaron a tornarse sombríos. La inesperada cantidad de votantes que llegó a sufragar a la primaria de la Nueva Mayoría -más de 2 millones de personas, por encima de las 800 mil que estaban proyectadas- indicaba que el peor escenario se había producido: los seguidores de la opción del economista sí habían concurrido a votar.
La primera autocrítica que Orrego ha compartido con sus más cercanos es que su campaña -incluido su discurso, tildado de "conservador"- siempre apuntó a conquistar el voto de los militantes DC. Y si bien consiguió ese primer piso -190 mil personas optaron por respaldarlo-, su candidatura no logró congregar a simpatizantes o adherentes, quienes, según el ex alcalde, terminaron votando por Velasco y, en su gran mayoría, por Michelle Bachelet.
Tras una rápida revisión de los resultados, junto a la mesa, miembros de su comando y figuras históricas de la DC en la sede del partido, Orrego salió a reconocer el triunfo de Bachelet y su magra votación.
Esa misma noche, además de acudir al Hotel Plaza San Francisco para felicitar a la abanderada de la Nueva Mayoría, el ex alcalde llamó por teléfono a Andrés Velasco, para felicitarlo por el resultado. Lo mismo hizo con José Antonio Gómez y con el candidato RN, Andrés Allamand. Con el único que no se pudo comunicar fue con Pablo Longueira.
Tras revisar cientos de mensajes de apoyo, el hasta ese día candidato presidencial DC, que en varios pasajes no pudo contener su emoción, apagó su celular.
COMUNA POR COMUNA
Los días posteriores a la primaria, Orrego mantuvo algunas conversaciones y encuentros privados con su círculo más cercano, incluida una cena de camaradería en el restaurante Danoi. Su equipo afirma que el ex edil revisó en detalle, comuna por comuna, la votación obtenida en cada uno de los distritos y circunscripciones.
En especial, aquellos lugares que cuentan con la representación de dirigentes democratacristianos, que se ubican en la disidencia de la colectividad.
Si bien no ha querido intervenir en la crisis de la falange, su círculo asegura que el ex alcalde está particularmente molesto con algunos dirigentes.
De hecho, recuerdan, por ejemplo, que Orrego debió pasar por dos juntas nacionales, una elección interna y con la negativa del sector de Aldo Cornejo para integrar la mesa DC. Hasta el 19 de mayo, dos meses después del triunfo de Ignacio Walker, los dos puestos que correspondían a la lista derrotada no habían sido ocupados.
El viernes, el ex alcalde y su familia salieron de vacaciones. Lo único que confirmó antes de pasar a un "espacio de reflexión" es que, a la vuelta, trabajará activamente por las candidaturas más jóvenes de la DC al Parlamento.
Eso sí -en forma personal y no con un cargo partidario- desde su corporación Nuevos Imposibles, que lanzó en marzo de 2012.
Sobre un posible rol en la candidatura de Bachelet, Orrego confidenció a sus cercanos que lo ve como "poco probable", debido a que los otros dos contrincantes -Velasco y Gómez- optaron por trabajar a distancia por la opción de la ex mandataria.
La visita a Macul, el martes pasado junto a la ex presidenta, pretende ser la única actividad pública de campaña "en un tiempo".