Durante casi tres años, entre 2003 y 2006, Jorge Sampaoli salía de su discreto departamento de Tacna y corría hasta su lugar de trabajo, el centro de entrenamiento que Coronel Bolognesi tiene en las afueras de la ciudad. Este ejercicio cotidiano era visto por quienes trabajaban con él como una necesidad, una fórmula con la cual el técnico argentino manejaba su hiperactividad. Tanto en los entrenamientos como en los partidos, nunca se le veía sentado, y se paseaba incansablemente. A sus jugadores les llamaba la atención esa ansiedad y ciertas manías imposibles de ocultar, como masticar tapas de bebidas o comer el pasto de la cancha.

En las prácticas, ensayaba jugadas de pelota parada hasta que salieran a la perfección, como un director de cine insatisfecho con una toma. Esas agotadoras sesiones se repetían dos veces al día, al menos tres ocasiones por semana.  El plantel soportaba el castigo gracias a su juventud, con un promedio de edad de 21 años. "De ese equipo salieron cinco seleccionados peruanos. Hicimos un aporte al fútbol nacional con esa generación y un aporte al fútbol sudamericano apostando por Sampaoli", comenta Fernando Martorell, presidente del club tacneño en aquella época.

A diferencia de su mentor, Marcelo Bielsa, el entrenador casildense todavía se mostraba cercano a sus pupilos en esa época. "Era como un niño grande. Se iba a las manos con algunos compañeros, a modo de vacilón", recuerda el ex defensor de Sport Boys Omar Zegarra. También los motivaba con dinero. "Algunas veces ofrecía 100 dólares a quien fuera capaz de pegarle al palo desde cierta distancia", relata el estadístico Ricardo Figueroa, uno de los encargados de grabar videos para el equipo técnico de Bolognesi, también integrado por el ayudante Sebastián Beccacece y el preparador físico Jorge Desio. "Les entregaba datos de penales, tiros libres y lesionados de sus rivales, además de los compactos de sus cinco últimos partidos", agrega.

El trabajo continuaba incluso de noche. Era habitual que Sampaoli citara en su departamento a tres o cuatro futbolistas que jugaran en el mismo sector del campo para mostrarles videos individuales de los adversarios. "Trabajábamos cada partido con dos meses de anticipación para tener los videos. Creo que él dormía muy poco. Era muy perfeccionista", opina Martorell.

Pese a que los primeros resultados fueron negativos y a que Sampaoli puso su cargo a disposición de la directiva, Bolognesi terminó siendo su proceso más exitoso en Perú: 51% de efectividad en 117 partidos. Además, fue subcampeón y llevó al club a su primer torneo internacional, la Copa Sudamericana 2006, donde fue eliminado a duras penas por el Colo Colo de Claudio Borghi, al mismo técnico que hoy reemplaza en la selección chilena.

Fue allí, en Tacna, donde el ex técnico de la "U" conoció la gloria como profesional, que posteriormente le daría su primera chance en un equipo grande. El precio, sin embargo, lo pagó a nivel personal en su matrimonio de 20 años con Analía Sampaolese, con quien tuvo dos hijos: Sabrina y Alejandro. "Estaba demasiado ocupado con su carrera y tuvo que dejar a su esposa. Lo que pasa es que está casado con el fútbol, sólo ahí se entrega totalmente", indica el vicepresidente de Bolognesi en esos años, Claudio Pizarro, quien también es padre del delantero peruano que Sampaoli intentará anular este viernes.

Nace el "Hombrecito"

Cuando tomó la decisión de arriesgarse y partir a Perú, en enero de 2002, el técnico dejó Casilda sólo con un bolso. "Firmó el contrato y se fue con lo puesto, con una mano atrás y otra adelante", afirma su amigo Sergio Abdala, dirigente de Alumni, el club de toda su vida. La madre de Sampaoli, Odila Moya, también recuerda la incertidumbre de esos días, cuando su hijo todavía era empleado del Registro Civil de un pueblito cercano llamado Los Molinos: "Tuvo mucha valentía y sacrificio. Nadie sabía cómo iba a terminar todo eso, pero él siempre tuvo confianza y eso lo llevó al éxito".

El dirigente que le dio la oportunidad de ser entrenador profesional fue Juan José Salazar, presidente de Juan Aurich, de Chiclayo, al norte de Perú. Lo conoció por intermedio de un empresario del fútbol local que le estaba buscando refuerzos en el ascenso argentino y le terminó recomendando un entrenador. Los recursos eran escasísimos y el club sólo le pudo ofertar un sueldo de mil dólares mensuales. No había pelotas suficientes y tampoco conos para marcar el campo y realizar los ejercicios. "Se las arreglaba con lo que tenía, con pedazos de madera o sogas", asegura Abdala.

Después de ocho partidos y sólo un triunfo, Magaly Aurich, de la familia dueña del club, destituyó a Salazar de la presidencia y Sampaoli renunció como muestra de lealtad.  El entrenador regresó decepcionado a Casilda, pero pronto recibió un nuevo llamado desde Perú, esta vez de Lima. "Conocíamos la escuela de Bielsa y quisimos imprimirle ese estilo a nuestros jugadores. Apostamos por él", sostiene Miguel Monteverde, timonel de Sport Boys, de Callao.

Esta vez, el trato era por dos mil dólares mensuales e incluía a un ayudante técnico. Al recibir el llamado, Beccacece hizo el viaje en bus desde Rosario a Lima. Las incomodidades para entrenar eran las mismas, pues el club del puerto pasaba por dificultades económicas. Fue entonces cuando la prensa limeña lo bautizó como el "Hombrecito" y publicó historias de precariedad, como cuando supuestamente Sampaoli alojó en un cuartel de la compañía de bomberos. "Es falso, porque nunca le faltó nada ni le quedamos debiendo plata. Vivió en La Punta y después en San Isidro y le teníamos un taxi que lo llevaba a todos lados", arguye Monteverde.

Sus números mejoraron en Lima. Con Sport Boys dirigió 59 partidos y tuvo 49% de efectividad en 2003. Esa temporada, una huelga de futbolistas dejó inconcluso el torneo, que fue completado con juveniles. El equipo de Sampaoli hubiera ido a Copa Libertadores de no ser porque la Federación Peruana de Fútbol decidió anular las fechas disputadas sin profesionales.

Esa campaña llamó la atención de Sporting Cristal, pero el casildense tomó la oferta de Bolognesi, donde estuvo hasta 2006. Ese año, tuvo la chance de ir por la definición por el título ante Alianza Lima, pero perdió en la última fecha contra Universidad de San Martín, entonces dirigida por Juan Antonio Pizzi. El casildense se tomaría revancha un lustro después en Chile, arrebatándole al santafesino el bicampeonato con la UC.

En 2007, Sampaoli tuvo su primera oportunidad en un equipo grande y arribó a Cristal. Su estadía con los "cerveceros" fue breve, pues los malos resultados lo derribaron. De 17 partidos, sólo ganó cuatro, muy poco para un equipo que aspiraba a campeonar.

"Su propuesta era adecuada, pero no funcionó por un error de la dirigencia al conformar el plantel", reconoce el ex gerente general Diego Rebagliati, quien luego recomendó al técnico a Emelec, su parada previa a Universidad de Chile. "Fue algo muy frustrante para todos, pero creo que aprendió más y reforzó sus convicciones", añade uno de los cercanos al DT en su última etapa peruana.

En opinión de Rebagliati, "Sampaoli es un técnico peruano", por lo que puede causar mucho daño este viernes en el Nacional de Lima. Odila, su madre, lo ve desde otro punto de vista: "Será lindo para Jorge visitar sus raíces".