Lo suyo es el fútbol, dice. Pero en el fútbol también se vuela y son pocos los que pueden hacerlo. Lo suyo es driblear, asistir y anotar goles, pero basta que tome la pelota con ventaja para que su tranco veloz deje un surco en la cancha. Lo sufrió Universidad Católica en la quinta fecha, con ese carrerón inalcanzable que terminó con el único gol del triunfo de Santiago Wanderers, en San Carlos de Apoquindo.

Es Jorge Luna, de seguro uno de los más rápidos del Apertura. El argentino fue citado a una prueba por La Tercera a la pista del Sporting Club de Viña del Mar. El desafío, completar 50 metros a toda velocidad. Y el cronómetro se paró en siete segundos con cuarenta y siete centésimas. Según Usain Bolt, un futbolista veloz podría "ser competencia en los primeros 50 metros", pero claro, el jamaiquino recorre esa distancia en 6"01, sin siquiera transpirar.

Aún así, Luna es un jugador singular. Ha sido pieza clave del buen momento de los wanderinos. Y sabe que una de sus grandes ventajas es correr, con y sin pelota en los pies. Trabaja para superarse semana a semana en esta faceta del juego, de hecho. "Me preocupo de mejorar mi velocidad, porque sé que esto marca diferencias con los demás y quiero hacer las cosas bien", confiesa el volante. Para él lo más importante es ser un aporte para el equipo y así "los reconocimientos llegarán solos", dice.

Luna no se marea con su buen inicio en el campeonato y se toma las cosas con calma. Sabe que por ser extranjero, tiene que hacer un doble esfuerzo. Pero su aceleración y rapidez mental en la cancha han provocado que se robe la atención del medio futbolístico. Pese a medir 1,68, se las arregla para destacar. Su baja estatura la aprovecha para eludir rivales. Se crea los espacios necesarios para ir al ataque sin marca y rematar al arco.

Más allá de los números, lo de Luna es talento y trabajo. Desde que llegó a Valparaíso se propuso ser distinto al resto. Para esto, trabaja de forma diferenciada. El día anterior a cada partido entrena, con la asesoría del preparador físico porteño: velocidad, cambios de ritmo y de direcciones son parte de su rutina. Tiene claro que esto le dará un sello en el medio local y lo quiere potenciar.

"Tiene una técnica pulcra, distinta y eso marca una diferencia notable, por eso se ve tan bien en velocidades y cambios de ritmo. Es superior a sus rivales en la parte técnica y cognitiva", destaca Andrés Toro, PF de Santiago Wanderers. "Es mentalmente superior al resto. Resuelve la jugada antes que el rival. Va un paso delante  de sus oponentes. Esto lo aprovecha para verse más rápido", agrega.

Esto le entrega agilidad a la hora de tomar decisiones. Algo muy cotizado en las canchas. "Apura la jugada con la pelota en los pies. Piensa antes lo que va a hacer y saca ventajas considerables. Lo aprovecha para verse vistoso y rápido", sentencia Toro.

Con los pies en la tierra

La idea principal de Luna es aprovechar el presente y hacer una buena campaña en Valparaíso. "Estoy centrado en Wanderers, en hacer bien las cosas y responde", asegura.

Si bien le gustan que le hablen de su velocidad, se ríe cuando le preguntan si le hubiese gustado ser atleta. Lo suyo es el fútbol. Si se tiene que comparar con alguien, prefiere hacerlo con un colega.

"Me encanta lo que hago. Es lo que siempre quise y trabajo para mejorar día a día", apunta. También reconoce que no le gusta correr y menos sin una pelota en los pies. "Lo mío es el fútbol. No podría hacer otra cosa", expresa con una sonrisa tímida, pero voz firme.

Ya suma cuatro goles. Dos de ellos fabricados con velocidad y despliegue físico. El último fue el que le anotó a la UC y que se llevó todos los aplausos al superar sin problemas a la defensa y anotar de forma exquisita. La suma de goles y velocidad le dan a Luna un plus  que escasea en el fútbol criollo. "Para mí fue muy importante llegar a Santiago Wanderers. Las cosas se dieron rápido (no podía ser de otra forma) y lo acepté, porque sabía que es un club importante, con historia", finaliza el 10 caturro.

Su nueva vida en Chile

Jorge Luna lleva casi dos meses en Chile y ya se adaptó a su nueva vida. Acostumbrado a cambiar de ciudad y de equipo, este es el quinto en su carrera. Reconoce que no le costó adaptarse. "Desde que llegué a Valparaíso me sentí muy cómodo. Me gusta la ciudad, porque es bastante tranquila", confiesa.

El Semilla decidió arrendar un departamento en Concón, por la cercanía con Mantagua, lugar de entrenamiento de Wanderers. Se describe  tranquilo y que disfruta más en su casa. Ha disfrutado de la gastronomía marina y probó suerte en el casino de la ciudad. "Me fue bastante bien", cuenta, sin ocultar una sonrisa.