La semana pasada, algunos integrantes de la directiva que encabeza Ernesto Silva, socializaron internamente una estrategia comunicacional ideada para enfrentar el golpe mediático que provocaría el levantamiento del secreto de los expedientes del caso Penta, ocurrido el miércoles 31 de diciembre: hacer un mea culpa institucional de la UDI y pedir disculpas públicas a nombre del partido.
Según explican conocedores de esas conversaciones, la directiva debió enfrentar tensas recriminaciones privadas de parte de algunas figuras del colectivo que no están involucrados en el caso y que resentían una estrategia donde el partido tuviera que asumir una responsabilidad institucional.
Ese diseño, explican, quedó desactivado. Y Silva se limitó a afirmar públicamente que el partido asumía que en sus campañas se incurrió en "errores".
Pero las críticas internas se evidenciaron ayer, luego de que el senador por Los Angeles, Víctor Pérez, el alcalde de La Florida Rodolfo Carter y el senador Iván Moreira, plantearan puntos de vistas divergentes a la estrategia hasta ahora adoptada por la mesa.
Pérez señaló al diario El Sur de Concepción, que le "hubiera gustado más que la UDI hubiera planteado desde un comienzo que esto no es algo que atañe al partido como tal, sino a personas". Y agregó: "Aquí hay personas involucradas que son amigos nuestros y muy queridos, pero que no son la UDI", dijo.
Según explican parlamentarios, en los últimos días han surgido reproches desde algunos sectores por percibir que Silva ha preferido concentrar las vocerías del caso, en virtud de su amistad con Jovino Novoa, uno de los políticos investigados por la fiscalía, sin medir la exposición institucional del colectivo.
El senador Iván Moreira también expuso discrepancias con el manejo de Silva a la hora de hacer su declaración pública ayer. "No soy de aquellos que para evadir sus responsabilidades optan por culpar a otros o se escudan en el argumento de que se trata de prácticas generalizadas. Cuando uno se equivoca no cabe la teoría del empate", dijo.
Sus palabras aludieron a lo que él y la directiva hicieron al comienzo: cuestionar el financiamiento de campañas de, por ejemplo, la Mandataria Michelle Bachelet. Estas incluso llevaron a aprobar en la Cámara de Diputados una comisión investigadora para indagar el financiamiento de todas las campañas recientes. El propio Silva aseguró el 6 de octubre en la sede de la UDI que "las filtraciones ilícitas que ha habido, han puesto el foco en un partido, cuando puede haber problemas que puedan ser parte de muchos".
A su vez, el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, resintió que el partido trate de esquivar el problema. "No podemos tratar de esquivar lo que ha ocurrido, es lo mismo cuando a una persona la sorprenden manejando a exceso de velocidad, puede que el conductor de al lado haga lo mismo, o peor, pero a uno lo pillaron", señaló a ADN.
Pese a las críticas, al interior del partido reconocen que a esta directiva -que representa una nueva generación política-, le tocó un áspero proceso de iniciación tras el estallido del caso. Y mientras algunos defienden el control de la situación que han realizado Silva -la mayoría de los diputados gremialistas apoyan las decisiones tomadas por su compañero de bancada-, en el partido están conscientes de que, lo que hasta ahora era una discrepancia privada, a partir de ayer, se convirtió en un asunto público.
"Estuve en la comisión política el lunes donde se le dio todo el apoyo a la directiva respecto de cómo estaba la situación. Eso independiente de que puedan haber visiones particulares distintas", describe el senador Alejandro García-Huidobro.