El elefante africano ha sufrido la mayor caída de población de los últimos veinticinco años, debido a la caza furtiva, según datos del Informe sobre la Situación del Elefante Africano, que fue presentado hoy en Johannesburgo.
El número total de ejemplares de esta especie en el continente era en 2015 de 415.000, unos 111.000 menos de los que se contabilizaron en 2006.
El informe ha sido elaborado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y se dio a conocer en la décimo séptima reunión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), que comenzó ayer en la ciudad sudafricana.
La destrucción del hábitat en el que viven estos animales es otro de los factores que ha llevado al descenso de la población en el continente, que padece los niveles más altos de caza furtiva desde la década de 1980.
"Estos nuevos números revelan la alarmante situación del majestuoso elefante", declaró Inger Andersen, directora general de UICN.
África Oriental, que alberga alrededor de un veinte por ciento de la población del continente, es la región más afectada por la caza ilegal para extraer a los animales el preciado marfil de sus colmillos.
El número de elefantes en esta zona ha disminuido en los últimos diez años en un cincuenta por ciento. Con una pérdida de más del 60 por ciento de sus ejemplares, es el país más diezmado, mientras que Ruanda, Kenia y Uganda han conseguido estabilizar o hacer crecer sus poblaciones.
El setenta por ciento de los elefantes africanos se concentran en el sur del continente, donde Namibia, Sudáfrica, Zimbabue y Botsuana mantienen con éxito la buena salud de sus poblaciones pese al aumento de la caza en algunos puntos de Zimbabue y en Mozambique.
La legalización del comercio de marfil es una de las cuestiones centrales de la reunión de la CITES, en la que delegados de los 182 países firmantes votarán un total de 62 propuestas para cambiar las regulaciones existentes sobre otras tantas especies amenazadas.
Zimbabue y Namibia -que poseen el veintidós por ciento de la población de elefante africano- piden que se les permita vender en el mercado internacional sus reservas de marfil e incluso los colmillos de algunos de sus ejemplares vivos, una propuesta a la que se oponen los grandes grupos conservacionistas.
Otra propuesta, presentada por más de diez países africanos y también rechazada por ONGs como WWF, plantea prohibir por completo el comercio de marfil.
Los partidarios de más flexibilidad argumentan que contribuiría a saciar la demanda de esta materia prima y disminuiría así la caza furtiva y el comercio ilegal.
Sus detractores, en cambio, creen que la legalización disparará la demanda y permitirá a las mafias vender como legales colmillos obtenidos clandestinamente.