"Marchand Drapier", una firma francesa familiar, y otra defensora de una moda sostenible y ecológica, la austríaca "House of the very island", pusieron ayer punto final en París a las jornadas de moda masculina para la Primavera-Verano 2010.

Heredera del imperio textil asentado en Toulouse (sur), "Marchand Drapier" entró en el calendario de las grandes marcas internacionales como un desafío, para proponer una moda elegante y construida sobre una materia prima de excelente calidad.

Modisto y heredero de la ilustre estructura comercial que ayer dio un nuevo giro, Benoit Carpentier explicó que esta "pequeña" empresa quiere acercarse a todo tipo de clientes, incluidos "los de 60 años o más", amantes de una elegancia atípica.

MARCHAND DRAPIER
Una moda "no sólo para los jóvenes, como los que la lucen sobre la pasarela ni tampoco para "Fashion's Victims" (víctimas de la moda), resaltó Carpentier, poco después de haber recibido, junto a su esposa y principal colaboradora, Emilie, los aplausos y ovaciones del público.

La treintena de conjuntos presentados, del más deportivo al más elegante, fueron defendidos, eso sí, por jóvenes maniquíes, que los combinaron siempre con exquisitos ramos de flores entre sus manos.

El detalle floreado aportó un encanto especial al "dandy" de "Marchand Drapier", cuya silueta aspira a adaptar al siglo XXI los mejores códigos de la sastrería del siglo XX.

Como muchos de sus colegas internacionales, Benoit y Emilie Carpentier crearon prendas para todos los gustos y ocasiones, del "short" al traje, pasando por pantalones de talle bajo, o alto, ajustados, holgados o vaqueros, cazadoras de cuero y camisas con pequeños dibujos que se llevaran con o sin corbata.

Sobre tejidos que se quisieron particularmente refrescantes, el corte fue siempre impecable y los colores claros y estivales, a menudo pastel, salvo raras excepciones en rojo y azul.

La materia prima principal de la colección fue el ligerísimo algodón egipcio, destacó Benoit Carpentier.

"Somos una pequeña estructura, trabajamos con el corazón y lo que queremos es hacer ropa hermosa, ropa de verdad", elegante y atípica a la vez, resumió el heredero de cinco generaciones de negociantes del tejido.

HOUSE OF THE VERY ISLAND
Por su parte, "House of the very Island", firma de los diseñadores austríacos Karin Krapfenbauer y Markus Hausleitner, promovió una moda sostenible, reconciliable con la salud del planeta.

El desfile tuvo lugar en una pequeña sala, ante casi más fotógrafos que público, y puso el broche ecologista a estas jornadas de exaltación textil que ofrecieron al hombre del verano que viene las máximas libertades indumentarias.

Las propuestas por estos dos artistas vieneses, siempre sobre materias primas de producción sostenible, recurrieron a la comodidad de pantalones bombachos por debajo de las rodillas o anchos hasta los tobillos, negros o beige.

Las camisas, teñidas con tintes naturales o a cuadros, se llevarán por fuera, en ocasiones bajo una chaqueta con capucha.

La buscada deconstrucción de códigos condujo a pantalones con bolsillos exteriores, asimétricos, situados sólo en un lado; a decorar con motivos de rayas rojas los bajos de unos pantalones beige o a sugerir túnicas bicolores hasta las rodillas.

Prenda símbolo del carácter mixto de los diseños, aptos para todos los sexos, por voluntad de sus creadores, deseosos de deshacerse de todo tipo de estereotipos.

"House of the very Island" hubiera sido la última firma en presentar sus diseños en París de no ser porque en el último momento se unió a la lista final Smalto, quien anoche mostró sus ideas en el restaurante Fouquet's Barrière, en plena avenida de los Campos Elíseos.