En su larga exploración de los modos de ser mujer, Elena Poniatowska se ha detenido en algunas de las más alejadas de los estereotipos y las imposiciones sociales. Nacida en París en 1932, con sólo nueve años se trasladó a México: su mirada y su literatura son de allí. Autora de notables libros de crónicas y reportajes, también ha dedicado novelas a excepcionales mexicanas o mujeres vinculadas con México, como la fotógrafa Tina Modotti o la escritora Leonora Carrington, en Tinísima (1993) y Leonora (2011). Ahora, en Dos veces única, cuenta la vida de Guadalupe Marín, Lupe, personalidad irresistible y contradictoria, y central en la escena cultural mexicana posterior a la Revolución.
Lupe Marín fue la segunda esposa del pintor y muralista Diego Rivera. A su primera mujer, Angelina Beloff, él la abandonó en París con un hijo -relación novelada por Poniatowska en Querido Diego, te abraza Quiela (1978)-. La tercera fue Frida Kahlo. A Lupe, la "Prieta mula", como la llamaba Rivera, la pintó varias veces. Era a un tiempo seductora y violenta, egocéntrica y generosa. Siguió unida a Rivera incluso después de que él se casara con Frida Kahlo. En la boda de ambos, Lupe, consumida por la envidia, se lanzó hacia la novia, levantó las faldas a la poliomielítica Frida y gritó ante todos los invitados: "Miren, por este par de piernas me cambió Diego Rivera".
En ese México de los años 30 y 40 los muralistas conviven con los contemporáneos, el nacionalismo con el cosmopolitismo: aparecen Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta. De hecho, el segundo matrimonio de Lupe Marín fue con el poeta, crítico y químico Jorge Cuesta, una pasión que termina en desprecio y la locura del escritor, quien terminará suicidándose en un manicomio.
Tina Modotti, Leonora Carrington, Lupe Marín. ¿Cómo las eligió?
Ellas me eligieron a mí, salvo Tina Modotti de quien no sabía yo nada. El camarógrafo Gabriel Figueroa pensó hacer una película sobre Tina Modotti después de la de Carlos Saura de Antonieta Rivas Mercado. Como la película no se hizo, decidí convertirla en novela para no defraudar a todos los que entrevisté y me dieron su testimonio.
Tres estuvieron casadas con Rivera. ¿Alguna razón?
No, es una coincidencia.
Lupe Marín tuvo fama de mujer difícil, pero dulce. ¿Era así?
Sí, yo la traté ya grande y era un encanto y muy atenta a lo que le sucedía a los demás y a su país. Sobre todo se preocupaba por sus nietos. Fue una excelente abuela.
Su libro se basa en muchas entrevistas. ¿En qué puntos se separan realidad y ficción?
Mis libros se basan en la realidad, soy periodista desde 1953, intento ser lo más verídica posible pero, obviamente, escenas de amor o diálogos o descripciones son de mi cosecha. Ninguno de los títulos de los que hablamos antes son biografías. Le abren la puerta a una biografía profesional. La única biografía que he escrito es la de Guillermo Haro, El Universo o nada. Biografía del estrellero Guillermo Haro, en la que trabajó la doctora en letras, de la UNAM, Sonia Peña y, por lo tanto, es exacta.
¿Por qué Rivera, comunista y ateo, se casó por la Iglesia con Lupe?
Supongo que porque ella se lo pidió.
Jorge Cuesta parece una figura trágica...
Sí y es uno de los grandes críticos de la literatura mexicana y un pensador de primera.
¿Es cierto o leyenda lo de levantarle a Frida el vestido en su boda?
Yo no estuve ahí, pero es lo que todos cuentan.
Le gusta el México del pasado, ¿cómo ve el del presente?
También me gusta el del presente y alguna vez escribiré sobre el presente. Vivo el presente en todas las entrevistas y los artículos que escribo.