Nació en una familia humilde, pero creció y murió bajo el fulgor rutilante de una de las mayores celebridades del siglo XX. Elvis Presley vio la luz justo hace 80 años, el 8 de enero de 1935, en el seno de una casa abatida por las carencias económicas y los problemas domésticos , en Tupelo, Mississippi. De hecho, sus padres, Vernon y Gladys, registraban trabajos esporádicos como camionero y costurera.
Casi como una huella de lo que sería su leyenda y el puñado de misterios que merodearon toda su vida, hasta su llegada al mundo guardó un hito particular: el cantante tuvo un hermano gemelo, pero que nació muerto. De hecho, Presley apareció 30 minutos después, bajo una energía que su madre -con el tiempo y a la luz del fenómeno cultural encabezado por su retoño- siempre calificó de "impresionante".
Como fuere, ese vigor se mantiene hasta hoy, ocho décadas después de ese momento: junto a Michael Jackson, el hombre de Suspicious Minds es la figura fallecida que genera más ganancias.
Como parte de ese estatus, una serie de celebraciones rememorarán su natalicio. Por ejemplo, el sitio www.graceland.com ofrece cada 8 de enero una serie de tours que contemplan la visita a lugares que marcaron la vida del artista, tales como Tupelo, Memphis (donde saltó al estrellato) y, por supuesto, su mansión de Graceland, además de incluir shows con bandas tributo y meet and greet con quienes lo conocieron.
En Australia, los miles de fans organizan distintas actividades conmemorativas a cargo de Paul Fenech, imitador del intérprete y quien posee uno de los tributos más reputados en el planeta.
Por su parte, su ex mujer, Priscilla Presley, es la anfitriona de aquellos fans que por su propia cuenta llegan a las afueras de la residencia a escuchar su música, repasar sus películas o bailar al ritmo de los sencillos inmortales del Rey.