El informe Maternidad en la niñez: enfrentar el reto del embarazo adolescente, realizado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa, sus siglas en inglés), publicado en noviembre, dio a conocer un hecho preocupante: América Latina fue la única región del mundo que aumentó la cantidad de adolescentes embarazadas, ubicándose ahora en el segundo lugar por debajo de Africa. Lo peor, es que esperan que la tendencia al alza siga hasta 2030.

El 95% de los partos de adolescentes, dice el informe, ocurren en países en desarrollo. Cada año, 7,3 millones de menores de 18 años se convierten en madres.

Sin embargo, a diferencia de la región, Chile ha venido disminuyendo lentamente este indicador. Según cifras del Ministerio de Salud, el embarazo adolescente alcanzó en 2012 (último año medido) el porcentaje más bajo de los últimos 15 años. Si en 1998, del total de mujeres que dieron a luz en el país, el 16,15% eran adolescentes (entre 10 y 19 años), en 2012 el porcentaje fue 14,42%. En términos de tasa (número de alumbramientos de jóvenes por cada mil nacimiento en el país), este pasó de 31 a 26 en el mismo período (ver infografía).

Paz Robledo, jefa del Departamento de Ciclo Vital del Ministerio de Salud, dice que era una cifra históricamente en ascenso. Hoy, dice, hay un aplanamiento de la curva ascendente. "La baja es mayoritariamente en las adolescentes entre 15 y 19 años y un poco menos entre las niñas de 10 a 14, pero por años, este ítem no había disminuido nunca y esa es una buena noticia", dice.

En este último tramo etario, explica, el embarazo se asocia a un inicio precoz de la sexualidad, pero también a abuso sexual. "Esos embarazos ahora son alrededor de 800, 200 menos y esa disminución ha sido sostenida en el tiempo", agrega.

Para Ramiro Molina, académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, la tendencia a la baja aunque leve, es positiva, sobre todo paras las menores de 15 años, porque en ellas no se había observado una disminución.

Razones

Según el informe de la Unfpa, las niñas rurales empobrecidas y con una educación deficiente son más proclives a quedar embarazadas que las niñas urbanas, más ricas y educadas. "El embarazo adolescente es uno de los factores preponderantes de la falta de oportunidades laborales y educacionales de las jóvenes", dice Nicolás Preuss, director del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv).

La directora del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente (Cemera), Adela Montero, reconoce que existe una disminución, pero insuficiente. El embarazo adolescente, opina "refleja la inequidad existente, es más frecuente en las comunas de menores ingresos".

Por ello, dice José Olavarría, sociólogo del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (Cedem) la baja se puede asociar a la mayor escolaridad de las jóvenes y la ampliación de la jornada escolar. "Esta demostrado que la mayor escolaridad tiene relación directa con la disminución del embarazo. La escolaridad viene a suplir, en parte, la ausencia o escasa calidad de la educación sexual", dice.

Según Robledo, las políticas sanitarias a partir de 2007 están entre las razones. "Ese año se hizo un levantamiento de información y diagnóstico de realidad. Al año siguiente, después de un período de sensibilización entre los trabajadores de la salud, se iniciaron acciones que se mantuvieron hasta 2010 y siguieron después, aunque solo en algunas de las comunas con mayor tasa de embarazo adolescente", indica.

Esta información permitió que, por ejemplo, se crearan los llamados Espacios Amigables en la Atención de Adolescentes, en que un cuerpo multidisciplinario de profesionales -matronas, enfermeras, psicólogos y asistentes sociales- atienden los requerimientos de los jóvenes en materia sexual. "Parte del diagnóstico era que los adolescentes no estaban accediendo al consultorio por el horario, porque de 8.30 a 16.00, están en el colegio", dice Robledo. La solución fue extender el horario hasta las 20 horas, donde los profesionales no solo esperaban en el consultorio, sino que también salían a terreno para encontrarse con los jóvenes.

Al comienzo fueron 54 centros en la misma cantidad de comunas, las con mayor cantidad de embarazos adolescentes. Hoy son 112.

"Píldora del día después"

Otro factor, dice Olavarría, es el amplio debate sobre anticoncepción de emergencia y educación sexual que se dio entre 2009 y 2010, en plena campaña electoral y la aprobación de una ley al respecto. "Ese debate sensibilizó al conjunto de la población y las autoridades de salud y educación sobre la salud sexual y reproductiva de los menores de 20 años, y las autoridades debieron implementar programas a partir de la ley aprobada, especialmente de educación sexual en establecimientos educacionales".

Según Juan Carlos Oyanedel, director del Centro de Estudios Cuantitativos y Opinión Pública de la U. de Santiago las políticas sociales reproductivas están dando resultados, pero lo que ocurrió durante este debate influyó en la disminución: "Se pusieron temas en el tapete, como la "píldora del día después", que permitió una toma de conciencia de la sociedad del problema".

Robledo también reconoce la importancia de esta píldora, que hoy se exige porque se sabe que todos tienen acceso a ella, incluso las menores de 14 años.

Doble protección

Al igual que en la población adulta, es la adolescente la que asume la responsabilidad de una práctica sexual segura. En 2011, los espacios amigables recibieron 20.032 jóvenes. De ellos, 11,4% fueron hombres y 88,6% mujeres. Según Robledo, las adolescentes piden pastillas. "Sólo el 3,8% de los menores de 15 años usa condones, y el 6% de los mayores de 15, lo que muestra que son las mujeres las que mayoritariamente se cuidan".

Sin embargo, Robledo dice que la atención primaria busca que los adolescentes utilicen doble método anticonceptivo: pastilla y condón. También está disponible el implante subdérmico, que implantado bajo la piel, libera hormonas para evitar la ovulación. La experta dice que este último es recomendado para sectores de mayor riesgo "porque en ellos cuesta un poco más que sigan los controles".

Lo que sí descarta Ramiro Molina, es que la disminución tenga relación con un aumento del aborto terapéutico o ilegal. "El aborto no es un tema de adolescentes, por lo que una aprobación de una ley de aborto terapéutico no afecta en nada su situación", explica. Con las pocas cifras oficiales que existen sobre esta materia en el país, no se puede inferir ningún dato entre abortos y adolescentes, dice. "Las adolescente no abortan, al menos en Latinoamérica".