El título era el paso que le faltaba dar. Aunque no lo consiguió, Emiliano Astorga confirmó que su carrera ha transcurrido en un ascenso quizás lento, pero constante y sostenido. Como su personalidad. Que no sabe de excentricidades, que no asume poses y que procura seguir siendo el mismo que partió en San Antonio Unido, el equipo de su ciudad natal, como un sobrio y eficiente zaguero central y luego como entrenador, en el mismo club. Pero que refleja la misma constancia y sacrificio que les exige a sus jugadores con un estilo cercano y a veces paternalista, pero también exigente.

De gestualidad mínima, pero siempre mirando a los ojos, Astorga aparenta ser un personaje distante, ensimismado, pero en el plantel explican  que, lejos de eso, siempre demuestra preocupación personal por sus jugadores y participa en las actividades grupales extrafutbolísticas. Sin embargo, todos tienen claros los límites y el técnico cuenta con un ascendiente, una autoridad, legitimados por el respeto y la convicción.

La campaña que logró con Santiago Wanderers, que no pudo traducirse en la corona del Apertura, pero que lo instaló en la liguilla que definirá al último clasificado a la Copa Libertadores, consolida un proceso personal que comenzó hace 11 años en el equipo del otro puerto relevante en la Quinta Región. Un camino que siempre supo de progreso. Le fue bien en Melipilla y en Unión La Calera. Repitió su buena campaña en Palestino. A mediados de año llegó a Valparaíso. En menos de seis meses, metió a los porteños entre los mejores de Chile. También consolidó su imagen y patentó un estilo, que defiende de manera intransable. Y que, íntimamente, le permitió soñar con la consagración.

¿Cómo evalúa esta campaña?

Muy positivamente. Nosotros conformamos un plantel pensando en salir de atrás. La posición en la que estaba Wanderers era muy incómoda. Queríamos salir rápidamente de ahí. Si lo lográbamos, íbamos a poder pelear cosas importantes arriba. Lo logramos. Esa secuencia que se produjo permitió ganar partidos, trabajarlos bien y llegar a pelear por el título.

Wanderers tiene una forma de jugar que suele categorizarse como "el estilo Astorga". ¿Podría definirlo?

Mire. Yo creo que hay mucha gente que opina y que, realmente, no entiende el fútbol. Yo tengo una forma de verlo y de parar los equipos de la manera en que creo que es conveniente. De poder trabajar bien la parte táctica. Para mí, los movimientos dentro de la cancha son muy  importantes. Hago mucho hincapié en eso. Los equipos tienen que saber defender bien y atacar de buena forma. Las estadísticas lo dicen. Las nuestras reflejan un equilibrio entre los goles que hemos hecho y los que hemos recibido. Eso hay que tenerlo. Trabajamos para que no nos hagan goles y también para saber atacar y convertirlos. En el fondo, de eso se trata.

¿Le molesta que lo estigmaticen como un técnico defensivo?

No. Para nada. La gente que me critica parece que sólo ve fútbol de barrio. No ve fútbol de Europa. Yo estoy súper conforme y acá también lo están. Aprecian mucho lo que hemos hecho. Es por la forma de jugar que le hemos dado a Wanderers. Una identidad que nos ha dado resultados y eso debe continuar. No veo otra para enfrentar los partidos con mi equipo. Veo una manera que nos ha servido. Ellos ya saben el libreto, saben cómo pararse. De esa forma, la gente está tranquila y conforme.

¿Qué hace que todos sus equipos entiendan tan bien sus ideas? Hasta ahora, sus escuadras siempre rinden.

No es un libreto difícil. Es súper simple. No soy complicado para mirar el fútbol. Trato de que mis jugadores entiendan rápidamente los movimientos y ser muy simple para eso. Por eso el jugador los entiende fácilmente. No es nada del otro mundo. Es lo normal que se necesita para cubrirse bien, atacar bien y retener el balón en los momentos en que se necesita hacerlo.

¿Cómo hará para levantar anímicamente a sus jugadores de cara a la liguilla?

El objetivo que pelearemos es demasiado importante como para quedarse lamentándonos. Enfrentaremos la liguilla con la misma convicción que mostramos hasta ahora y que nos permitió llegar incluso más allá que lo que pensábamos inicialmente. El golpe duele, pero tenemos la fortaleza para sobreponernos.

En ese sentido, haberle ganado a Colo Colo puede ser una inyección anímica que equlibre el dolor.

Haber ganado el sábado influirá para eso. Yo me siento bien. Quedé contento por el gran rendimiento que mostramos. Será motivante haberle ganado a Colo Colo.

¿Ha pensando en qué necesitaría Wanderers para enfrentar la Copa?

Sin dudas, tenemos que reforzarnos. Necesitamos un plantel más amplio. Pero, antes, debemos clasificar para ese torneo.