Llueve sin parar en Chillán. Cielo tapado por nubes grises y una derrota, 2-1 ante Ñublense, que no logra opacar su sonrisa. Una mirada atenta y concentración absoluta. Emilio Rentería sabe que el fútbol sí da revancha y que en San Marcos de Arica tiene su gran oportunidad de brillar. Sus buenas actuaciones ante Colo Colo y Ñublense, también en la Copa Chile contra Iquique, con carreras, habilidad y goles, lo perfilan como una de las sensaciones del comienzo de temporada. Hoy, este venezolano de 29 años, es la gran amenaza de uno de los actuales líderes del Apertura, Unión Española.
Rentería estaba en Caracas mirando el Mundial este verano cuando una llamada cambió su destino: "Mi representante me habló de una posibilidad de llegar a Chile. En San Marcos, Fernando Díaz buscaba un delantero y acepté venir", confiesa a La Tercera un trotamundos del fútbol que además de en su país, selección vinotinto incluida, ha jugado en España ("en el Levante no jugué mucho, pero fue una experiencia de vida"), en Uruguay (con el Defensor Sporting) y en Estados Unidos ("lo mejor de mi carrera"). Allí jugó en el Colombus, 116 encuentros y 22 goles entre 2009 y 2013, y conoció a dos chilenos que se volvieron sus compañeros y amigos: Sebastián Miranda y Milovan Mirosevic (con el que se reencuentra hoy). "Con Seba fuimos compañeros dos años y con el Milo compartí un año. Eran muy bromistas conmigo, se portaron muy bien. Como éramos sudamericanos, más otros dos, íbamos juntos para todos lados. Les enseñé a comer bandejita paisa, plato típico del norte de Colombia". Uno de los otros dos sudamericanos es Guillermo Barros Schelotto ("era el mediapunta y yo el delantero; hice más de diez goles en la primera temporada gracias a sus asistencias. Siempre llevo conmigo un video con esas jugadas y las repaso. Me enseñó mucho, porque además de buen jugador y líder, es una gran persona".
A Rentería se le conoce como el Venado. "De niño corría por todos lados. Un amigo me lo puso por eso y desde ahí, en los países que he jugado siempre me lo han dicho", cuenta mientras se apura para aclarar que conoce el peligroso doble sentido de la palabra: "En mi país, si te dicen venado es porque te montan los cuernos al igual que en Chile. No tengo problema; lo asumo como algo normal".
Este verano, decidió poner un nuevo timbre en su pasaporte. "La situación en Venezuela está muy difícil. Lo viví en carne propia el año pasado. Hay que andar con cuidado, no puedes andar con el celular hablando en la calle", se justifica para explicar por qué de su llegada "a un fútbol más rápido, que te obliga a tocarla antes y a estar siempre atento".
No lo está haciendo mal por ahora: "De a poco me voy adaptando al equipo y a un fútbol que me encanta. Quiero lograr cosas importantes, destacar, dejar a San Marcos alto y lograr revancha, volver a la selección". Con Noel Sanvicente, el actual seleccionador de Venezuela, quedó campeón con el Caracas en 2009. Y se vende: "Sé cómo trabaja. Volver a la selección es una oportunidad innegable, aprovechando que la Copa América se jugará acá y conoceré Chile".