O'Higgins y Universidad de Concepción tenían necesidades distintas. Los rancagüinos, sin Cristián Arán en la banca, buscaban puntos para acercarse a los primeros puestos, una costumbre que han adquirido en las últimas temporadas. El Campanil, en cambio, necesitaba esas unidades para escalar en la tabla acumulada, el mecanismo que definirá el descenso al término de la temporada.

Por esas razones, ninguno quiso regalarle nada al rival. Si hubo algún obsequio en El Teniente, corrió por cuenta del juez Piero Maza, quien sancionó un penal inexistente en favor de los sureños, en los 3'. El uruguayo Gonzalo Barreto exageró en una caída cuando el arquero celeste, Miguel Pinto, salió a su encuentro. No hubo contacto, pero el árbitro no vaciló en la decisión. Fernando Manríquez capitalizó el regalo y abrió el marcador.

La escuadra que ayer dirigió Víctor Fuentes presionó hasta que logró el empate, mediante un derechazo de Cristián Insaurralde, en los 23'. Una compensación justa para los locales, que, al margen de la injusta decisión referil de la que fueron víctimas, intentaron protagonizar el juego.

Esas incidencias sentenciaron el empate 1-1, que poco les sirvió poco a ambos, pero que grafica de buena forma un partido parejo y bien planteado por ambos técnicos en función de sus necesidades.

Los anfitriones asumieron la iniciativa, basados en el poderío que les otorga el trío ofensivo compuesto por Arancibia (el que más intentó), Calandria e Insaurralde, pero tampoco fueron demasiado superiores.

El cuadro de Francisco Bozán, en cambio, apostó a cerrarle espacios al local, un dispositivo que fue fortaleciendo de que el partido avanzaba. Y terminó refugiándose más aún en los últimos minutos, cuando la expulsión de Waldo Ponce, por un destemplado reclamo, lo obligó a asegurar lo poco que habían conseguido en su paso por Rancagua.