El resultado de la reciente elección presidencial de Estados Unidos abrió un foco de incertidumbre respecto del rumbo que seguirá la principal economía del mundo y, con ello, se instaló también la incógnita sobre las repercusiones que tendrá en la economía global.

El tono despectivo para referirse a los latinos, la propuesta por una política migratoria estricta y el discurso proteccionista que marcaron la campaña de Trump, a ojos de los inversionistas, no eran buenos augurios para lo que vendría. Aunque la sensación ambiente fue cambiando. Si bien apenas escrutados los votos algunos mercados financieros reaccionaron con alarma, con el pasar de las horas el pánico se calmó e incluso, con los días, logró revertirse. De hecho, el MSCI, indicador que agrupa a los mercados desarrollados, cerró el viernes con un alza de 0,3% desde el día de la elección, mientras que el de Europa avanzó 0,7% desde el martes 8. Sí cayeron los emergentes en 6% y Asia, con un retroceso de 1,8%.

El escenario, sin embargo, no está del todo despejado y ejecutivos y empresarios se mantienen expectantes.

"Es difícil saber cuánto de lo que el candidato Trump dijo durante la campaña terminará efectivamente implementando el Presidente Trump. Por el momento, todos estamos expectantes a cuáles serán sus próximos pasos y cuáles de sus promesas de campaña efectivamente va a tratar de implementar. Afortunadamente, en los últimos días, su tono y discurso han sido bastante más conciliadores que los usados en la campaña", comenta desde Nueva York el chileno Eduardo Weinstein, head of strategy and analytics de Google.

La mirada de los empresarios chilenos que tienen inversiones en Estados Unidos y de quienes vienen haciendo negocios con ese país desde hace mucho es de cautela y en algunos, incluso, de un prudente optimismo.

AquaChile, la mayor compañía salmonera del país, es uno de los principales productores de salmón a nivel mundial y uno de los principales exportadores de tilapia fresca a Estados Unidos, país donde tiene oficina comercial. Durante 2015, AquaChile alcanzó una participación de mercado cercana al 20% en el negocio de exportación de tilapia a EE.UU.

El presidente de la compañía, Víctor Hugo Puchi, está tranquilo y confiado en la conducción económica del gobierno de Trump. "Chile siempre ha sido un socio chico para EE.UU., pero buen socio a fin de cuentas. Como país, somos un ejemplo de políticas económicas y de estabilidad institucional, por lo que creo que siempre vamos a tener una muy buena relación con Estados Unidos", afirma Puchi. El empresario no ve una amenaza para la industria en la que están presentes. "Nuestro negocio, el de alimentos, tal vez es de los rubros donde hay más estabilidad, porque no competimos con sus industrias y, al contrario, ellos sí necesitan importar mucho. Estados Unidos no produce salmón y, por lo tanto, ese país siempre va a querer tener proteínas disponibles. En suma, no veo una amenaza en ese sentido, y si la administración Trump cierra otras áreas de comercio por razones políticas con otros países, capaz que hasta haya un efecto de rebote positivo para Chile", acota.

Como ejemplo, Puchi menciona que el principal mercado importador de tilapia es EE.UU. "El consumo per cápita de tilapia creció un 12% anual entre 2001 y 2013, llevando a esta especie al cuarto lugar en las preferencias del consumidor estadounidense, detrás del camarón, salmón y atún".

Hortifrut, la firma productora y exportadora de berries ligada a Víctor Moller, la familia Swett, Ignacio del Río y Eduardo Elberg, tiene una relación con Estados Unidos que data de 1985, cuando abrió una oficina de distribución y comercialización en ese país. A través de su subsidiaria Hortifrut Imports Inc., la empresa está asociada con tres de los mayores productores de berries: Michigan Blueberry Growers Association, Naturipe Berry Growers y Munger Brothers. Con ella, abastece de mix de berries convencionales y orgánicos a todo Estados Unidos y Canadá durante todo el año. Este 2016, Hortifrut profundizó su vínculo con el país del Norte y suscribió un acuerdo de asociación con Munger Brothers, para desarrollar y expandir el negocio de berries en EE.UU. Las operaciones están ubicadas en los estados de Washington, Oregón y California, y comprenden cerca de 1.200 hectáreas productivas.

Para la chilena, el reciente triunfo de Trump está lejos de inquietarla. "Estados Unidos es un país que se reinventa permanentemente y que siempre ha sabido salir adelante. La economía americana está sólida y continuará sólida. Estados Unidos es un país con mucha estructura política, que sabe equilibrar las propuestas de cada presidente de turno. El bipartidismo funciona", subraya el presidente de Hortifrut, Víctor Moller.

La familia de Alfonso Swett, a través del holding Costanera, tiene una fuerte relación de negocios con Estados Unidos. Es dueña de la empresa Olisur, que posee una filial en el país del Norte llamada Olisur Inc., que vende casi un millón de litros de aceite de oliva en el mercado norteamericano con la marca Olive. Esta se comercializa en la cadena Walmart y en los principales supermercados de Norteamérica. Costanera también participa en la propiedad de Elecmetal, compañía que tiene fundiciones en el país del Norte, y también posee el 10,6% de Hortifrut, compañía que hace poco compró una empresa y campos en Estados Unidos. También tienen un área inmobiliaria en Fort Myers. Y con Forus, la familia Swett representa marcas de empresas norteamericanas.

El miércoles, al día siguiente del triunfo de Trump, hubo directorio de Olisur Inc. "Ellos están con prudencia, porque hay que ir viendo cómo se van desencadenando las cosas. Pero prudencia con un dejo de optimismo, por lo que es Estados Unidos, lo que son sus instituciones", comenta Alfonso Swett Opazo, gerente general del holding Costanera. Para el empresario, la reciente elección de Trump "hay que mirarla en el mismo contexto de un Brexit, o de lo que ocurrió en Colombia cuando, tras un importante acuerdo, la sociedad dijo que no. Aquí hay un abismo entre la ciudadanía y quienes ostentan distintos poderes, económicos, políticos. Eso va mucho más allá de la elección y hay que mirarlo con mucha apertura. La mayor polarización social no es efecto del triunfo de Trump, sino que de cómo se dio la discusión en la elección americana", añade.

A juicio del empresario, Trump tuvo un discurso para ganar la elección y tendrá otro para gobernar. "Los mercados no se derrumbaron, lo tomaron con tranquilidad. Si había una palabra que marcó la campaña de Trump fue la incertidumbre, y una vez triunfador, él se ha dedicado a generar certidumbres. Su forma de gobernar va a ser mucho más prudente y la institucionalidad americana es lo suficientemente potente como para actuar con prudencia y racionalidad".

A Swett, no obstante, también hay aspectos que le preocupan y reconoce que dentro de las propuestas de Trump el proteccionismo es una mala noticia. "Efectivamente, hay riesgos, pero este tema del proteccionismo es algo similar a lo que pasó en Inglaterra. Hay que darse cuenta de que hay una parte importante del mundo en que la globalización es algo que le está metiendo ruido. Trump está proponiendo 35% de aranceles a los mexicanos, 45% para los productos chinos, revisión del Nafta. Lo que más me preocupa es el proteccionismo y la situación fiscal de Estados Unidos", apunta el empresario, y agrega. "Quiere invertir un trillón de dólares en infraestructura y quiere bajar los impuestos. Hay que ver cómo lo va a solucionar".

La constructora que José Antonio Guzmán fundó en 1980 junto a su socio Juan Larraín tiene presencia en Estados Unidos desde inicios de los 2000. Guzmán&Larraín ha edificado variados proyectos habitacionales y edificios de oficinas en la ciudad de Miami. Es un mercado que el empresario y ex presidente de la CPC conoce bien.

"Pienso que ni el propio Trump se había puesto en la situación de ganar. Ahora tendrá que pensar antes de hacer lo que anunció", dice Guzmán, quien no tiene dudas de que el futuro gobierno "dificultará las relaciones comerciales con China y sus vecinos, vía medidas no arancelarias". Tampoco, añade, duda de que dificultará la inmigración, aunque no veo deportaciones, "porque necesita la mano de obra que representa".

A su vez, Guzmán es de los que piensan que Trump "hará una reducción simbólica de impuestos, pero menor si decide impulsar la infraestructura". En su opinión, a Trump se le hará difícil volver atrás en la globalización y en la apertura comercial, "porque las restricciones comerciales tienen dos caras y mucha industria americana vive de su comercio exterior".

Trump, agrega Guzmán, puede revisar los acuerdos comerciales, pero, dice, "no veo grandes cambios". Sí ve un impulso en infraestructura en los estados del centro, que puede generar empleo interno y ayudar a los precios de algunos commodities, como el cobre.

"Mientras dure la incertidumbre, sin duda habrá un impacto negativo en el crecimiento mundial, pero si la economía americana se fortalece, esa tendencia se revertirá", asegura.

K+S Chile, ex Sociedad Punta de Lobos, la mayor productora de sal del país, produce 7,7 millones de toneladas de sal al año. Este 2016, tres millones fueron destinados a las ciudades de Nueva York y Nueva Jersey, cifra relevante, aunque menos que en 2015, cuando enviaron cinco millones de toneladas de sal. "Este año el clima fue más temperado", precisa Matthias Mohr, gerente general de K+S Chile. Como sea, Estados Unidos es un mercado importante para la compañía.

"El mercado es demandante y la sal que vendemos es barata y de mejor calidad. En los últimos 15 años, la compra de sal ha crecido mucho desde la Costa Este de Estados Unidos", acota el ejecutivo, para quien la reciente elección presidencial no tendrá efecto negativo en las ventas de la empresa .

"En este momento, no vemos un impacto en los envíos de sal hacia la Costa Este de Estados Unidos y no creo que el flujo en el envío de los productos cambie más adelante. Hay un dicho en alemán: 'No se come la papa tan caliente como se ha cocinado'. Creo que hay que esperar un poco, porque todo va a volver a tomar un ritmo más calmado. No veo que el clima de negocio y de trabajo cambie drásticamente con el nuevo presidente", señala.

Mohr tampoco prevé cambios en las reglas del juego. De hecho, dice, "hay una propuesta de rebajar la tasa de impuesto (de 35% a 15% a las empresas) y de terminar con algunas reglamentaciones, eso sería bueno, porque en los últimos años se han creado muchas reglas nuevas que hacen todo más demoroso".

La administradora de fondos de inversión Independencia administra activos inmobiliarios por unos US$ 1.300 millones en Estados Unidos. En la firma aseguran que no les sorprendió el resultado de la elección norteamericana, aunque dicen que sus clientes sí están mirando con atención la evolución del mercado.

"Los clientes naturalmente están atentos a cómo evoluciona este cambio de orientación en Estados Unidos y quieren conocer nuestra visión, pero no he notado especial preocupación", sostiene Fernando Sánchez Chaigneau, el presidente de la firma.

A juicio del ejecutivo, sí habrá un cambio en la política comercial de Estados Unidos, aunque no "al punto de llegar a una guerra comercial desatada con China, pues Estados Unidos requiere mantener flujos de capital que son su contraparte y la estabilidad en los mercados es esencial".

Sánchez cree que el discurso proteccionista de Trump puede provocar efectos dañinos en la economía a nivel global, "pero si es pragmático, la mayoría republicana y restricciones económicas harán que del discurso a la práctica haya una saludable diferencia. No se ve posible que aborde tantos frentes a la vez y deberá priorizar, partiendo por controlar gastos excesivos y mejorar el sistema tributario".

De hecho, asegura que si la administración Trump logra mejorar y simplificar el sistema tributario, "es una buena noticia para los inversionistas, especialmente, si en forma simultánea reduce tamaño del Estado, controla el gasto de gobierno y no deteriora la recaudación".

Con todo, anticipa, EE.UU. seguirá siendo un buen socio comercial para Chile, "especialmente si logra implementar un plan de inversiones en infraestructura, puede estimular demanda de cobre y otros productos. La demanda de productos forestales y agropecuarios, al ser estacional, no deberían sufrir mayores efectos. Chile, al tener déficit comercial con EE.UU., no debería ser tema de preocupación especial y hay margen para incrementar nuestro intercambio".