Líderes empresariales impulsan un plan para resolver rápidamente la crisis política en Honduras, el cual propone restituir por unas horas al depuesto Presidente Manuel Zelaya y el envío de 3.000 soldados de las Naciones Unidas para garantizar la paz.

"Sólo tratamos de que la paz retorne al país", dijo el martes el presidente de la Asociación de Industriales, Adolfo Facussé. "Intentamos lograr un pacto entre las partes en conflicto que han expresado su disposición al diálogo, pero no lo llevan a cabo". 

La iniciativa surgió luego de intensas discusiones de un grupo de líderes empresariales "que queremos a Honduras", según Facussé, y está enmarcado en el Acuerdo de San José alcanzado en julio con el Presidente costarricense Oscar Arias.

Para los empresarios, Zelaya deberá reasumir el cargo para entregar de inmediato el poder a las fuerzas armadas y un consejo de ministros de Estado, mientras que el Presidente de facto Roberto Micheletti regresaría a su lugar en el Congreso.

"Micheletti no sería un diputado más, se le designaría congresista vitalicio, lo cual es inédito y no lo prohibe la ley", dijo Facussé. Micheletti era el Presidente del poder legislativo cuando ocurrió el golpe de Estado el 28 de junio.

Zelaya se sometería a la justicia que lo ha encausado por cuatro delitos: atentar contra el sistema democrático de gobierno, traición a la patria, usurpar funciones públicas y abuso de autoridad.

SALIDAS A LA CRISIS
En una entrevista al canal 11 de televisión Zelaya consideró como "una buena señal" el hecho que "sectores conservadores del país estén analizando una propuesta".

"Haremos el análisis respectivo", dijo el mandatario a la televisora vía telefónica con relación al plan. "Esperaremos entrar en diálogo con los que están haciendo esta propuesta en la próximas horas".

El gobierno de facto ha impulsado las elecciones generales del 29 de noviembre, pero el mandatario depuesto se opone a la realización de los comicios.

Arias advirtió el martes que otros gobiernos no reconocerán los resultados de las elecciones a menos que el gobierno golpista cumpla las condiciones del acuerdo de San José, que establece restaurar a Zelaya, lo que Micheletti no acepta.

Al hablar en la Conferencia de las Américas, un foro de política y negocios en la Florida, Arias lamentó que Micheletti no haya cedido "ni una pulgada" en las negociaciones para devolver al cargo a Zelaya con poderes limitados.

En Brasilia, el canciller Celso Amorim defendió el martes la acogida de Zelaya en la embajada brasileña en Tegucigalpa, donde se refugió hace ocho días tras arribar sorpresivamente a Tegucigalpa, y advirtió que en la crisis está en juego la democracia de América Central.

Amorim dijo a miembros de la comisión de relaciones exteriores del Senado que si no se alcanza una salida al problema desatado por el derrocamiento de Zelaya ello podría incentivar otros movimientos golpistas en Centroamérica.

"Lo que está en juego no es sólo un pequeño país centroamericano, sino el destino de la democracia al menos en América Central, donde la tolerancia a un golpe de Estado podría inspirar otros golpes de Estado", declaró Amorim sin citar otros países que enfrentarían esa amenaza.

El ministro respondió así a cuestionamientos a la autorización para que Zelaya permanezca en la sede diplomática.

Aseguró que Brasil acogió al mandatario derrocado por razones humanitarias y que con ello ha creado condiciones más favorables al diálogo en Honduras de las que existían antes de su regreso a Tegucigalpa.