"El compromiso con la supervivencia infantil: Una promesa renovada", es el esperanzador informe de Unicef sobre mortalidad infantil publicado ayer. Tras revisar cifras entre 1990 a 2013, el documento concluye que la cantidad de niños menores de cinco años que muere en el mundo se redujo a la mitad. Mientras en 1990, 12,7 millones menores fallecieron, en 2013 la cifra fue de 6,2 millones.
En línea con el informe -y aunque los índices ya eran buenos- Chile también redujo la mortalidad en 57% en esos 23 años. La tasa de fallecidos antes de los cinco años pasó de 19 casos por cada mil nacidos vivos en 1990 a ocho en 2013 (ver infografía). Incluso, entre los menores de un mes, Chile posee la tasa de mortalidad más baja de Sudamérica (cinco por cada mil nacidos) y considerando todo el continente, sólo es superado por Cuba y Canadá (3) y EE.UU. (4 ).
Para Hernán Sepúlveda, presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría, los buenos resultados del país se deben a políticas públicas como el acceso y cobertura de atención de servicios de salud, planes de nutrición complementaria y el programa de vacunación. "Hoy los niños que mueren es por malformaciones o cardiopatías congénitas. Cuando son un poco más grandes, se suman accidentes traumáticos, envenenamientos, inmersión y otras enfermedades crónicas, como cardiopatías congénitas que han sobrevivido y que por su evolución fallecen más tarde. La mortalidad por cuadros infectocontagiosos respiratorios se ha reducido. Chile tiene indicadores similares a los países desarrollados en términos de mortalidad infantil".
Primer mes
Una de las etapas más críticas en el desarrollo del menor son los primeros 28 días (neonato). Al año, 2,8 millones de bebés mueren en esta etapa en el mundo. Un millón ni siquiera llega al segundo día.
En Chile, dos tercios de los niños que mueren antes del año son prematuros extremos, es decir, nacieron antes de las 32 semanas de gestación y para quienes los primeros meses son complicados. La neonatóloga y académica de la UC, Ivonne D'Apremondt, dice que casi la mitad de la mortalidad infantil se produce antes de los 28 días. Agrega que debido a que en Chile ya se manejan buenos indicadores, "los esfuerzos futuros no tendrán el mismo impacto que en décadas anteriores".
Los niños prematuros que hoy sobreviven, y que cada vez son más, requieren de cuidados posteriores. Desde el 2000 en el país existe un programa nacional de seguimiento al niño prematuro que ha mostrado que tras el alta, tras dos o tres meses de hospitalización, las consecuencias más habituales son las neurológicas, dificultades motoras o de lenguaje, hipoacusia (dificultades de audición), problemas de agudeza visual y afecciones broncopulmonares. "Hoy conseguimos que viva el 75% de los niños que nace de menos de 32 semanas y dos tercios de ellos lo hacen en condiciones normales", explica D'Apremondt.
Mejoras en otras partes
A nivel mundial, Malawi, Bangladesh, Liberia, Tanzania y Etiopía redujeron la mortalidad en dos tercios. La tasa más alta del mundo la tiene Angola con 167 muertes por cada mil nacidos. Un niño nacido ahí tiene 84 veces más probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que uno nacido en Luxemburgo, donde la tasa es dos por cada mil.