Un documento dado a conocer ayer por la Organización Mundial de la Salud en el marco del Día Mundial del Adulto Mayor, señala que en 2050, el 22% de los habitantes del planeta tendrá sobre 60 años y que 400 millones de personas tendrán sobre los 80 años.
La expansión de este rango etario en el globo también es un fenómeno que se replica en Chile. Según cifras del INE, el próximo año el llamado Indice de Adultos Mayores, que mide cuántas personas de 60 o más años hay por cada 100 menores de 15 años llegará a 73, cifra que aumentará a 87,8 en 2020. Incluso, en la Región de Valparaíso, el índice llegará a los 103 en 2020 (ver infografía).
Daniela Thumala, sicóloga del Observatorio Social del Envejecimiento y la Vejez de la U. de Chile, explica que el proceso de envejecimiento en los países desarrollados fue paulatino y les permitió adecuarse a esta nueva realidad. En Chile está a la vuelta de la esquina y no queda mucho tiempo para prepararse. "Esto nos plantea desafíos a todo nivel. En políticas públicas, por ejemplo, se debe asegurar que los adultos mayores se mantengan integrados en distintos niveles a la sociedad con acceso a la salud, educación, participación política y justicia", señala.
Precisamente, para la OMS, el rápido envejecimiento de la población presenta desafíos especiales y no sólo en salud, sino también en el desarrollo de servicios y ambientes amigables con los mayores. Contar con entornos físicos y sociales más amigables y reinventar las suposiciones que se tiene de la vejez para que las sociedades fomenten su participación y visibilidad.
Thumala comparte la mirada. Según ella, no todos los adultos mayores son dependientes, sino que en su mayoría son autónomos, pero en Chile todavía existe el concepto de que vejez es sinónimo de achaque y deterioro y por lo mismo se discrimina, "sin tomar en cuenta que en algún momento todos llegaremos a ser adultos mayores". La proyección del INE señala que para el 2020 la esperanza de vida de los chilenos en promedio será de 79,7 años: 77,3 para los hombres y 82,1 años para las mujeres.
PREPARACIÓN
Otro índice del INE, llamado de Dependencia Demográfica, y que representa la cantidad de personas dependientes económicamente menores de 15 años y mayores de 60 por cada cien individuos entre 15 y 59 años, muestra que para el año 2020 habrá 58,8 menores de 15 y mayores de 60 por cada cien personas entre los 15 y 59 años.
Thumala dice que la cantidad de personas que se podrían dedicar a atender a los adultos mayores con dependencia son cada vez menos. "La familia está cambiando, es más pequeña y la mujer ya no se queda en casa cuidando a los hijos, padres o suegros. Ella trabaja fuera de casa y es difícil atender a los mayores en caso de que se vuelvan dependientes. La familia por sí misma no podrá cumplir con el aseguramiento de la calidad de vida de los adultos mayores", dice.
Ante eso, la clave, agrega, es la preparación individual y familiar. "Hay que comenzar a pensar desde ya qué haremos cuando seamos mayores, después de jubilar. Hay que tomar medidas de autocuidado, hay enfermedades que son crónicas a esa edad que se pueden prevenir, prepararnos para tener buenas habilidades sociales, establecer relaciones sociales que sean significativas en esa etapa".
A juicio de Herminia Gonzálvez, del Programa Interdisciplinario de Investigación sobre Cuidados, Familia y Bienestar de la U. Alberto Hurtado, el aspecto sanitario de alguna manera se está cubriendo, pero falta todavía una mirada más sociocultural de los cuidados de este grupo en la que se considere no sólo la dependencia de los adultos mayores, sino también sus tradicione y costumbres. "La mirada sociosanitaria es un reto y tiene que ver con un concepto de 'cuidadanía' que es autorreconocerse en una sociedad que pone la vida en el centro, en un sistema que todos somos dependientes en un mayor o menor grado de otros", señala. En esa visión, dice Gonzálvez, el Estado debe ayudar a proveer esos recursos de cuidado cuando la familia no puede entregarlos.