La amenaza de ser mandada al "destierro" fue suficiente para que Adriana Barrientos colapsara en 1910. Porque a raíz de que el concursante Ernesto Lavín la nominara para pasar 24 horas en una gélida habitación sin ninguna comodidad y alejada de todos, conocida en el programa como destierro, la modelo sufrió una crisis nerviosa aguda que obligó a internarla en la sede San Carlos de Apoquindo del Hospital Clínico de la Universidad Católica.

Barrientos fue trasladada al centro asistencial desde donde fue dada de alta una vez que los médicos le diagnosticaran la crisis nerviosa aguda.

Todo el enredo le sirvió, al menos, para librarse del castigo televisivo. Porque las órdenes del médico son reposo y por lo tanto, una vez que se instale nuevamente en la hacienda de Pirque, la modelo no irá al "destierro", sino que permanecerá en las habitaciones normales.