Lo ganó rápido Brasil. No fue, necesariamente, por knock out. Tampoco fue una demolición ni una contundente demostración de fútbol. Pero se puso rápido en ventaja y, a partir de ello, los locales se instalaron en semifinales de la Copa del Mundo, ganando por 2-1 a Colombia, en un partido que controlaron con solvencia desde el principio, y que terminó con mayor suspenso que lo esperable ante la mejor versión del anfitrión que se ha visto hasta el momento en el torneo.
Le vino bien el partido en Fortaleza al Scratch. Se puso en ventaja inesperadamente, y de ahí en más controló el juego.
Una desatención en un córner desde la izquierda ejecutado por Neymar, encontró a Thiago Silva solo en el segundo palo, mientras su marcador, Sánchez, se quedaba viendo cómo el servicio sobraba a todos en el corazón del área chica. Eso fue a los siete minutos. Con eso, a Brasil le sobró para controlar el primer tiempo. Y el resto del juego.
Los dirigidos por José Pekerman no le encontraron nunca la vuelta al partido. Sin logar urdir juego colectivo, se enredaron en un insistente mano a mano, en el que perdieron permanentemente.
Más encima, James Rodríguez no lograba aparecer. Y, de pasada, los brasileños cada tanto se encargaban de bajarlo con algún foul fuerte, que bien pudo valer alguna tarjeta amarilla que nunca apareció.
Pese a que se veían, en partidos anteriores, más maduros como equipo para enfrentar este desafío, Colombia no logró poner en riesgo a los brasileños, terminando por no estar a la altura del desafío de superar la ronda de ocho equipos.
En todo caso, los hombres de Scolari mostraron una versión muy mejorada respecto de lo que venían exhibiendo hasta ahora. De hecho, en el primer tiempo, bien pudieron irse con una ventaja mayor, pues en los córners tuvieron alguna opción más. Y con un Hulk bastante más afinado que en encuentros anteriores -aunque aún peleado con el gol-, lograron convertir a David Ospina en la figura de los colombianos.
Al entretiempo, las buenas noticias para los técnicos se resumían en que los "canarinhos" estaban rindiendo muy por sobre los cuatro partidos anteriores, mientras que para los "cafeteros" todo se resumía en que la desventaja era mínima.
Sin embargo, en el segundo tiempo poco cambió, pese a que Pekerman mandó al delantero Adrían Ramos a la cancha, buscando la profundidad que el volante Víctor Ibarbo nunca aportó. Pero el curso no se enmendaba.
En el segundo tiempo, Colombia empujaba, trataba de llegar. Pero el bloque defensivo brasileño, sobre todo su línea de cuatro zagueros, que en esta ocasión contó con Maicon en reemplazo de Dani Alves desde el arranque, se mostró sólida como pocas veces.
Y si algo falataba para sellar la historia del paso de Brasil a semifinales, eso fue el tiro libre de David Luiz a los 68 minutos. Desde unos 30 metros, frontal al arco de Ospina, y tras una falta instascendente de James Rodríguez en tres cuartos de cancha y que le valió amarilla para el desaparecido talento "cafetero", el pelilargo defensor clavó en el ángulo izquierdo del portero un derechazo seco, recto e inatajable.
La incertidumbre en el partido sólo llegó a diez minutos del final, cuando un pase filtrado al área chica de James encontró a Carlos Bacca penetrando de derecha a izquierda. Julio César achicó, pero con falta, y el propio Rodríguez recortó las cifras y puso suspenso con la impecable ejecución del penal que realizó el creativo del Mónaco.
Y pese a que el local se replegó, y Colombia intentó forzar el alargue, no hubo caso. Nunca estuvo realmente cerca el empate que, en rigor, hasta medio injusto resultaba ante el partido más correcto jugado por los de Scolari.
Brasil, como era esperable, se metió en semifinales, para medirse ante Alemania. Tras cinco partidos, el fantasma de un "Maracanazo" se ve algo más difuso.