Nació y vivió durante 19 años entre las localidades de Gorbea y Vilcún, plena Región de La Araucanía, y hoy una de las zonas rojas del conflicto mapuche. Por ello, siente una cercanía especial con el tema. La senadora por la Región de Los Ríos Ena von Baer, quien creció entre el mundo de agricultores y comunidades autóctonas, sostiene que la violencia en la zona se ha transformado en "una herida que en vez de ir sanando se ha vuelto más profunda". Y agrega que "es necesario un gran acuerdo para lograr la paz social en la zona".
¿Cuál es su diagnóstico sobre lo que ocurre allí actualmente?
Mirando lo que ha ocurrido en La Araucanía, en general, creo que se trata de un problema del Estado. Y es éste el que debe dar una respuesta amplia, creativa y distinta de lo hecho en los últimos años. En ese sentido, yo extraño, en las últimas propuestas de la Presidenta Bachelet y personeros del gobierno, esa mirada que se haga cargo de lo que hoy es una situación dramática. Se debe dar una respuesta nueva y lo que escuchamos es lo mismo que se ha implementado durante los últimos 20 años.
Para usted, ¿es un problema que no tiene solución?
Lo claro es que no está solucionado y hay una tremenda deuda. Dicen que se ha tenido una mirada abierta, con una conciencia social de la existencia de un pluralismo étnico dentro de nuestra sociedad, pero eso no existe, no ha existido y es algo de lo que nos debemos hacer cargo. Se ha avanzado, pero poco. Y, además, decir que la situación en la que estamos actualmente se produce de la nada sería como tapar el sol con un dedo.
En ese sentido, ¿qué propone?
Yo comparto con el intendente Francisco Huenchumilla que esto es un problema político. Creo que hay que buscar acuerdos amplios y no políticas públicas específicas, que son las que han fracasado a través de los años. Hay que elaborar este acuerdo desde la región, incluyendo a todos los sectores, agricultores y a comunidades.
¿La violencia ha mermado la calidad de vida en las zonas rurales?
Hay mucha gente que ha sido víctima de la violencia en distintos momentos de la historia de La Araucanía. Por eso, las heridas son muy profundas. Hay que buscar un futuro en paz, donde todos puedan sentirse parte de la región. Probablemente, este es uno de los problemas más complejos, más profundos y dolorosos que tiene Chile en la actualidad, y así es como lo debemos mirar. Es un tremendo desafío para todos los gobiernos, donde tienen que abrirse a tener una mirada de Estado, más allá del grupo o del partido. Todos estamos llamados a hacer un aporte. Si hay una mirada ideológica se va a fracasar. Y eso sería dramático para todos en la región.
¿Cómo evalúa los primeros meses del intendente Huenchumilla?
Yo estoy en la oposición, pero quiero que al intendente le vaya bien. Quiero que él aporte en una solución grande para la zona, pero para lograrlo el intendente también debe comprender que él es una autoridad de todos los habitantes, tal como la Presidenta Bachelet es de todos los chilenos. En ese sentido, me preocupa cuando lo escucho decir que el problema de la violencia se soluciona con la entrega de tierras, porque eso no es así. Yo comparto con el intendente la meta que tiene, pero estoy en desacuerdo con el mecanismo que cree que hay que aplicar, de solucionar la problemática entre cuatro paredes. Esto se hace escuchando a la ciudadanía. Acá tenemos un problema que no sólo es policial. Acá el Estado tiene un rol que jugar y debe asegurar el respeto al estado de derecho en todo el territorio. Comparto que la solución se tiene que lograr desde el ámbito político, pero yo agregaría también la parte social, porque la solución se construye incluyendo a todos los actores.
¿Y qué opina de la política de tierras?
Cuando el gobierno se centra en dar una respuesta desde la compra de tierra, yo no lo comparto, porque es una política que no ha servido. Si se quiere hacer más de lo mismo, el resultado es igual. No es suficiente. El Estado ha invertido muchísimo, se han traspasado más de 475 mil hectáreas en total, el presupuesto del fondo de tierras y agua de Conadi ha aumentado en un 130% en los últimos 10 años. Y eso no ha permitido avanzar en una solución de fondo. Esto es mucho más complejo.
Esta semana se oficializó la venta de los predios de René Urban. ¿Podrá ser un elemento para descomprimir la tensión en Ercilla?
Hay que ver qué se va a hacer. Si vamos a entregar tierras a cambio de paz social, vamos a entrar en una espiral de violencia, porque si las comunidades que son pacíficas ven que a las comunidades que reivindican la violencia les entregan tierras vamos a entrar en una lógica que ya vivimos durante anteriores gobiernos de la Concertación. Entonces, la pregunta es: ¿Qué queremos hacer como sociedad? ¿Queremos apagar conflictos específicos, para que después prendan en otra parte, o queremos buscar una solución de verdad?
¿Está a favor de que el Estado indemnice a víctimas de violencia?
Hay varios desafíos que en la UDI planteamos. Se debe mirar la problemática completa y ver lo que pasa con las víctimas de la violencia, donde también hay miembros del pueblo mapuche. Hay que tener una compasión con el dolor y el sufrimiento de muchos chilenos, creo que eso también es tarea del Estado. En ese sentido, deberían incluirse compensaciones, independiente de quiénes las reciban.