El 22 de julio, Universidad Católica oficalizó el fichaje más importante que ha realizado en el último tiempo. La lista de refuerzos que había pedido Mario Salas era precisa. Incluía un volante ofensivo de renombre y priorizaba a uno: el argentino Diego Buonanotte. Después de una larga espera, en esa nublada jornada se disiparon las dudas. El Enano, quien tiene 28 años y mide 1,61 metros, ya estaba en Santiago.
Sobre el volante formado en River Plate y quien, en rigor, nunca pudo pudo consolidar las condiciones que mostró en sus inicios en sus pasos por Málaga, Granada, Pachuca, Quilmes, AEK Atenas y las selecciones menores de Argentina, pesaba ahora la responsabilidad de responder al cartel del extranjero más connotado del Campeonato de Apertura.
La experiencia no partió bien. El 5 de agosto debutó con el equipo de la franja en la igualdad ante O'Higgins. Estuvo apenas ocho minutos en la cancha. Había ingresado en los 76', en reemplazo de Carlos Espinosa y fue expulsado por una dura falta contra Pedro Muñoz.
Los primeros aplausos aparecerían en su retorno, ante Santiago Wanderers, duelo en el que marcó su primer gol. Y se transformaron en ovación en el clásico frente a Universidad de Chile. En ese duelo, que terminó con una victoria por 0-3 para los de la franja, el Enano fue mágico: guió a su equipo, marcó un gol y, además, provocó la expulsión de Gonzalo Jara. Nació el romance con la hinchada de la UC.
Con el impulso de su actuación ante el rival más tradicional del club de Las Condes, comenzó su consolidación: nunca más dejó de ser titular, anotó seis goles más y logró un entendimiento pleno con Nicolás Castillo, al punto de que en San Carlos de Apoquindo comenzaron las comparaciones con la dupla más exitosa que han tenido los cruzados en el último tiempo: la que conformaban Néstor Gorosito y Alberto Federico Acosta.