Un diente ajeno incrustado en la mandíbula de un dinosaurio es la prueba encontrada por el paleontólogo canadiense Phil Bell que probaría que el canibalismo efectivamente existió entre esta especie.

La historia comenzó en el año 1996, cuando en Alberta, una provincia sureña de Canadá, fue hallada esta mandíbula de hace unos 70 millones de años que pertenece posiblemente a un Gorgosaurus, una especie más pequeña que el Tyrannosaurus rex.

La pieza se encontraba en el Museo Royal Tyrrell en Drumheller, hasta que Bell, un estudiante de postgrado, analizó en detalle la presencia de este diente.

"La herida no mostraba signos de haberse curado, por lo que el dinosaurio murió poco después de que ser dañado", aclaró Bell.

Frente a este descubrimiento, el investigador tiene dos posibles teorías: "O el atacante luchó, mató y se comió este dinosaurio, o la víctima ya había muerto".

"Entender el comportamiento de un animal que se extinguió hace más de 70 millones de años no es una tarea fácil" por lo que se depende de descubrimientos como éste, para conocer más sobre esta especie, puntualizó el investigador.

La evidencia de canibalismo entre dinosaurios ha sido difícil de encontrar. De hecho, existe un sólo caso probado hasta el momento, el de un dinosaurio descubierto en Madagascar en 2007.