La elección municipal del domingo será la tercera con el mecanismo de inscripción automática y voto voluntario. Y las interrogantes sobre la participación ciudadana, especialmente luego de la segunda vuelta presidencial en que 58% de los votantes no participó, es alta.

¿Valoran los chilenos la democracia? Para un 56% es preferible a cualquiera otra forma de gobierno, dice la encuesta "Valores y prácticas ciudadanas: democracia y solidaridad", de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. Andrés Bello (Unab).

Sin embargo, el sondeo presencial, realizado a 902 personas en 34 comunas del Gran Santiago, también refleja que 46% de los encuestados está "muy o bastante" de acuerdo con la afirmación "a menudo las situaciones de crisis política y social deben ser resueltas con mano dura, aunque ello signifique la interrupción de la democracia".

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"Que el 56% de las personas encuestadas digan que prefieren la democracia a cualquier otra forma de gobierno, indica una valoración un poco débil de este sistema", dice Claudia Mora, directora de Investigación de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Unab.

Es decir, al restante grupo de encuestados, o le da lo mismo, o prefiere un sistema autoritario, señala la investigación.

Para Mauro Basaure, director del Doctorado Teoría Crítica y Sociedad Actual de la Unab, el preferir la democracia al autoritarismo, en Chile tenía un bono por muchos años, "pero ese bono, en ésta encuesta y otras, muestran que parece estar mermándose, a propósito de que no funcionan las instituciones. Lo que es preocupante, la gente empieza a decir a lo mejor ésta no es la mejor forma de gobierno".

Un dato interesante es que en el nivel socioeconómico (NSE) alto, un 74% dice valorar la democracia, versus un 47% del NSE bajo.

Más que el NSE, dice Mora, lo determinante es el nivel educacional: "A mayor educación hay mayor adhesión a la democracia".

Para poder decidir hay que estar informado, resalta Octavio Avendaño, cientista político de la U. Alberto Hurtado, "y la población más pobre no se informan o no tienen acceso a canales de información que les permita asumir un juicio más crítico y reflexivo".

Para una mayoría votar es necesario para que la democracia funcione (82%), pero el 26% del NSE bajo considera que es poco o nada importante (10% NSE alto).

Luego del término del gobierno militar y el triunfo del No, dice Mauricio Culagovski, metodólogo y consultor externo del estudio, todas las encuestas mostraban una alta valoración de la democracia. "Pero después la gente le fue asignando atributos de solución a los problemas y que la gente percibe la democracia no es capaz de entregar".

Avendaño aclara que es una tendencia que se viene dando desde la segunda mitad de los 90. "En el 2001 Chile mostraba un apoyo a la democracia de 45%. Cada cierto tiempo se registran opiniones bastante críticas con respecto a las instituciones democráticas".

Discurso y práctica

Hay acuerdo, dice la encuesta, en la relevancia de marchas y manifestaciones (79%). Pero la mayoría de los encuestados no ha apoyado marchas (66%) ni huelgas (75%).

Y si bien un 89% está muy o bastante de acuerdo con que las relaciones democráticas deben vivirse en las relaciones personales y de convivencia diaria, un 71% piensa que una empresa requiere de un jefe con un fuerte don de mando.

Margarita María Errázuriz, decano de la Facultad Humanidades y Ciencias Sociales de la Unab, destaca que esa brecha es propia de nuestra cultura. "Es muy fácil decir que se valoran las cosas y otra cosa es llevarlo a la vida diaria", dice.

Eso obedece a patrones culturales, agrega Avendaño. "Hay una cultura autoritaria que se ha arraigado en sectores populares".

Se requiere valorar la educación cívica y la socialización democrática en la casa y otros ámbitos. La educación cívica es un tema ausente, dice Basaure, pero muy presente, porque se sacó y hoy no se sabe cómo introducirlo. "Si se introduce probablemente se haga en términos librescos, de leer la constitución", dice.

Para Basaure es un tema de prácticas. "Se enseña con la práctica, no con libros". Dice que todos conocen sobre leyes o cómo se vota, pero que en casa los conflictos se resuelven autoritariamente y la enseñanza de la democracia empieza en casa.