Apenas puso un pie en el césped del Arena Kazán, Marc-André ter Stegen se dio cuenta de que enfrentaba a Chile. No sólo a la Selección, sino a un país completo. Los fanáticos nacionales que a esa hora estaban en las tribunas le hicieron entender cómo serían las cosas durante el partido. El gallito con Bravo, aunque lo ganó el alemán, no se olvida en el país de su ex compañero del Barcelona.
Esto pasó durante el calentamiento. Los porteros germanos fueron los primeros en saltar a la cancha. Luego vinieron los chilenos. Bravo y Ter Stegen ni se miraron en esa instancia. De hecho, no lo hicieron nunca hasta después de que el árbitro iraní, Alireza Faghani, decretara el final del partido. Y fue el rubio quien salió detrás del capitán de la Roja para brindarle un abrazo. Poco antes, el teutón ya había sellado con Johnny el intercambio de vestimenta, la que se concretó en el túnel de salida del estadio.
Ter Stegen fue de los puntos altos del partido. Quizás el mejor de los alemanes. Cortó varios centros, le atajó un disparo rasante y difícil a Alexis, se estiró resignado en el travesaño de Vargas y, además, tuvo mucha participación con los pies, habilitado por sus compañeros de defensa. Y era ahí, en las jugadas que ejecutaba con los pies, cuando los hinchas de la Roja aprovechaban de sacar el reproche y la silbatina.
En un momento, de hecho, específicamente en el minuto 37, el meta del Barça se dio vuelta hacia una esquina de las graderías. Ahí donde había unos 200 fanáticos vestidos con motivo patrios, gritando ¡Chile, Chile!... Desde ahí también provenían varias de las pifias cada vez que entraba en juego. Fue una fracción de segundo de distracción, el juego estaba lejos del arco Mannschaft. Quizás Marc-Andre quería conoce a su otro rival de la noche rusa.
Quizás aburridos de no encontrar ninguna reacción, los fanáticos frenaron su hostigamiento en la segunda mitad. Lo cierto es que nunca le afectó al guardavallas. Siguió trabajando y siguió atajando. Dejó en claro por qué es el titular del Barça.
Lo único que sacó a Ter Stegen de la compostura alemana fue una jugada que ni siquiera terminó bien Chile. Ya en la parte final del partido, cuando Sánchez filtró un pase al área para Isla, pero muy largo para el lateral derecho. La pelota salió por la línea de fondo y el portero germano reprochó a sus compañeros por una jugada que pudo ser gol.
Ya a la salida de camarines, el meta de 25 años se tomó varios minutos para atender a los medios de idioma español. Muy tranquilo, como se le ve en la cancha, casi sin gesticular, se refirió a su reencuentro con Bravo después de la guerra interna que lidiaron por el arco completo del conjunto catalán: "Estuvo muy bien. Hace mucho que no nos veíamos. Y claro, Claudio está lesionado todavía, por lo que espero que se recupere pronto".
Según sus palabras, eso sí, hubiera proferido tocarse con Bravo en la cancha, jugando. "Ha sido una pena no verlo en el campo. Uno siempre quiere aprovechar la oportunidad de enfrentar a un ex compañero. Espero que pronto nos podamos ver dentro del campo", dijo. ¿Toparse en una final, por ejemplo? "Chile es un equipo que sabe bastante jugar con el balón. Se generan ocasiones muy fácil. Es muy complicado jugar contra ellos, por la rapidez que tienen", fue el mayor elogio que le lanzó Ter Stegen al combinado nacional.
Quizás se cumple el deseo de Marc-André. Quizás el encuentro con Bravo en un partido se dé el próximo domingo 2 de julio, en la final de la Copa Confederaciones. Para eso, sin embargo, Chile y Alemania primero tienen que asegurar su clasificación en el Grupo B.