El informe sobre gastos en enfermedades de parte de los prestadores de salud refleja que las enfermedades mentales llegan solo al 1% del desembolso en comparación con otros países, donde estos gastos tienen un promedio de 8,2%.
"En cualquier caso, debe considerarse que las altas tasas de suicidio observadas en el país, en un contexto de baja cobertura de camas para hospitalización y escaso gasto hospitalario, resulta un escenario a evaluar cuidadosamente", detalla el informe.
Según datos del Minsal, se calcula que el 22% de la población ha presentado alguna enfermedad mental diagnosticable en los últimos meses. Por lo mismo, este año se lanzará el Plan Nacional de Salud Mental, y en el Congreso se discute una ley que tiene como objetivo proteger a los pacientes.
"Es un gasto muy bajo que tiene relación a que, pese a una alta demanda, hay poca cobertura. Hay poca oferta de servicios de salud mental, afortunadamente entraron patologías al Auge, pero eso es algo nuevo, en esto se ve que queda trabajo por hacer", dice Víctor Zárate, decano de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián.
Además, el bajo desembolso podría estar relacionado con un tema de rentabilidad: "Hay una alta demanda y disposición a pagar por servicios clínicos, sin embargo, el metro cuadrado que rinde un espacio para salud mental es más bajo que el que brinde el resto de la medicina, porque no hay tantos procedimientos, no es tan intensivo", asegura Jorge Ochoa, psiquiatra de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián, quien añade que "desde el punto de vista de un modelo de negocios, es poco rentable la salud mental".