Enfermería, agronomía y sicología: las carreras que más contribuyen al ascenso social

En estos programas, 4 de cada 10 alumnos provienen de hogares con ingresos menores a $ 300 mil al mes, según una investigación realizada por la U. Católica de Valparaíso.




En la casa de Alejandra Llanos, la educación nunca fue un tema. "Es difícil hablar de eso cuando ninguno de tus padres es profesional y el factor dinero influye de forma importante". El padre es conductor de un colectivo y la madre, manipuladora de alimentos en una escuela. Pero la estudiante desafió todos los pronósticos y hoy cursa el primer año de Psicología en la U. Católica de Valparaíso.

Según estimaciones, el 70% de los universitarios hoy proviene de los sectores más vulnerables. Sin embargo, así como hay planteles que agrupan a estudiantes de determinados grupos socioeconómicos, también hay diferencia entre el alumnado que compone las carreras.

En el caso de Sicología, cerca del 40% de los jóvenes seleccionados en las universidades del Consejo de Rectores tiene un perfil similar al de Alejandra: sus familias reciben ingresos brutos inferiores a 288 mil pesos al mes, según datos del Departamento de Análisis Institucional de la U. Católica de Valparaíso, en base al total de alumnos seleccionados en los planteles del Consejo de Rectores en 2008.

Una situación similar ocurre con Agronomía y Enfermería. En Medicina, sin embargo, la carrera de más estatus, la situación es a la inversa: sólo uno de cada cinco seleccionados viene del sector de bajos ingresos. En cambio, en las Pedagogías, ocho de cada 10 alumnos vienen de familias de bajos recursos.

EL ASCENSO SOCIAL
Pero la diferencia entre las Pedagogía y Agronomía o Sicología son las expectativas laborales. "El acceso a la educación universitaria contribuye a la movilidad social. Porque un egresado de enseñanza media, gana sólo unos $ 200 mil. Pero, hay carreras que lideran el ascenso social porque tienen un ingreso de alumnos más equitativo y permiten a sus titulados percibir sueldos altos", afirma Harald Beyer, director académico del Centro de Estudios Públicos.

En ese sentido, Agronomía, Sicología y Enfermería son las que contribuyen con más énfasis al ascenso social. Los alumnos de Enfermería tienen empleo asegurado al egresar y perciben sueldos de más de $ 730 mil al primer año de titulados, según  Futuro Laboral.

En Sicología, aunque es una profesión saturada, los sueldos al primer año promedian los $ 523 mil; y en Agronomía, bordean los $ 580 mil. "Los egresados de esas carreras enfrentan un cambio cualitativo y cuantitativo que les permite romper el círculo de la pobreza", dice Claudia Concha, de la U. Católica del Maule.

Un panorama similar enfrenta la carrera de contador auditor. El 62% de los seleccionados pertenece a familias cuyo ingreso bruto familiar es inferior a $ 288 mil al mes. En contraste, su remuneración al quinto año de egresados llega a los $ 951 mil.

El caso de Ingeniería Comercial es especial: es uno de los programas con más participación de los grupos de altos ingresos (cerca del 22%), pero a la vez el 38% de sus seleccionados proviene del sector más vulnerable.

EL FACTOR PSU
Para los expertos, las diferencias de composición social de las carreras se explican, principalmente, por el puntaje en la PSU, lo que está en directa relación con el colegio al que asisten. En la reciente PSU de matemáticas y lenguaje, el puntaje promedio de los estudiantes de nivel alto fue de 618 puntos, mientras que el de los alumnos de clase media-baja y baja llegó a 476.

Ello explica, en parte, el alto número de alumnos de escasos recursos estudiando Pedagogía y Trabajo Social, las carreras con menos exigencias de puntaje. Otro factor importante en la elección de carreras es el contexto familiar. "Para un estudiante que accede, como primera generación a la universidad, los modelos profesionales son los profesores, los asistentes sociales o el contador que lleva las cuentas del negocio familiar", agrega Concha.

Sin embargo, los que egresan de Pedagogía o Trabajo Social se enfrentan a un mercado de bajos sueldos: rentas de $ 400 mil en el caso de profesores básicos y trabajadores sociales, y de $ 358 mil en el de las parvularias.

De allí que si bien éstas carreras promueven mejoras entre quienes las estudian, éstas no son sustantivas. Como explica Concha, más bien se trata de cambios en las condiciones de vida o un cambio de estrato en la misma clase.

LAS CARRERAS DE LA ELITE
El 6,3% de quienes rinden la PSU proviene de hogares con ingreso familiar por sobre $ 1,1 millón al mes. Sin embargo, en la práctica, ellos tienen más oportunidades de estudiar en las carreras de más estatus. Casi un tercio de los alumnos que quedaron seleccionados en Medicina en las universidades del Consejo de Rectores pertenece a ese grupo social.

Algo similar pasa con Derecho: el 22% de los seleccionados tiene ingresos familiares superiores al millón de pesos. "Son carreras que todavía son especies de gueto: tienen más estatus, mejores salarios y a ellas ingresan, en mayor proporción, los alumnos de más ingresos", dice Harald Beyer, director académico del CEP.

"Son carreras que podrían ser descritas como más bien de élite, donde el grado de concentración de los estudiantes de tramos superiores de ingreso familiar es notoriamente mayor", agrega Lynda Contreras, del Departamento de Análisis Institucional de la UCV. Fenómenos que están estrechamente relacionados con los puntajes de la PSU.

Aún así, el número de alumnos de bajos ingresos que accede a estas carreras de elite no es despreciable. En Arquitectura, el 33% de los alumnos seleccionados proviene de este grupo social y en Derecho, la cifra llega al tercio. Mientras que en Medicina llega al 19%, la más baja dentro de las 10 carreras analizadas. En este último programa, el 17% de los seleccionados viene de colegios municipales, un tercio de los cuales son establecimientos de alta excelencia académica: el Instituto Nacional, Liceo Abate Molina, de Talca; y Carmela Carvajal de Prat.

Pero deberían ser muchos más, considerando que los alumnos de bajos ingresos representan el 60% del total de jóvenes que rinden la PSU.

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